martes, 12 de febrero de 2013

Los Cinco Mitos Más Repetidos por los Médicos (IV)

Los Cinco Mitos Más Repetidos por los Médicos,

que de momento no tienen intención de abandonar, parte IV
Mito número 4: Los exámenes y tratamientos médicos previenen muertes
A pesar de que la comunidad médica aboga por revisiones periódicas para personas enfermas, estas pueden traer pocos beneficios y de hecho, pueden perjudicar su salud. Evidentemente no estamos hablando de un “diga 33″ o un “respire hondo miestras le ausculto”, si no que nos referimos a casi todos los tipos de exámenes médicos que se aplican el cáncer y otras enfermedades. Un “reconocimiento médico” conlleva un riesgo enorme en sí mismo, no sólo por el daño infligido por las técnicas de detección en el cuerpo humano, sino por la naturaleza misma de los protocolos de seguimiento médico.
Estos protocolos suelen animar a los pacientes a utilizar más aún todo tipo de técnicas invasivas, paralizando aún más el sistema inmunitario y dar lugar a un porcentaje muy alto de muertes.
Y eso que “solo” estamos hablando de exámenes médicos. Veamos algunos ejemplos:
  • Mamografías: En un estudio sueco donde se estudió a 60.000 mujeres, el 70% de los tumores detectados mediante mamografía resultó no serlo. Estos “falsos positivos” además de ser muy caros -emocionalmente hablando- pueden llevar a muchas biopsias innecesarias e invasivas. De hecho, entre el 70% y el 80% de todas las mamografías positivas no garantizan nada hasta la realización de la biopsia. Y el trauma que en ese momento les produce el médico con su sentencia de posible muerte -CANCER- provoca que una gran parte de mujeres desarrollen metástasis en pocos años.
  • PSA: El test de sangre de la próstata (PSA) busca un antígeno prostático específico, una proteína determinada producida por la glándula prostática. Se supone que altos niveles de esa proteína corresponden a un cáncer de próstata. El problema es que ese “supuesto” no es siempre acertado y cuando lo es, el cáncer de próstata no conduce necesariamente a la muerte, (solo un 3% de hombres fallecen de cáncer de próstata), pero en cambio se producirá un “sobrediagnóstico” y la prueba del PSA será la causante de provocar -como efectos secundarios- incontinencia urinaria e impotencia sexual. De hecho si existe cáncer, biopsias repetidas pueden extender las células cancerosas de forma desastrosa, diseminándolas en el torrente sanguíneo o incluso al sistema linfático. Sobre el PSA encontrarás abundante información en la web de Discovery DSalud.
  • Etiqueta del test VIH “Elisa”
    SIDA: Tan solo voy a repetir lo que el propio fabricante pone en las instrucciones del test para saber si uno es seropositivo (tanto el ELISA como el Western blot):

    “Hasta la fecha no hay un estándar reconocido para establecer la presencia o ausencia de los anticuerpos para el VIH-1 y el VIH-2 en la sangre humana”.

    Los criterios para evaluar si eres portador del VIH (y por lo tanto si tienes SIDA) llegan hasta el absurdo, puesto que si eres una persona sexualmente activa, una persona amoral, le pones los cuernos a tu pareja o vives en África tendrás todas las papeletas para ser declarado seropositivo si un día tienes fiebre o diarrea. Tal como lo oyes. Tu moralidad o el vivir en un país o en otro inclinan la balanza en un sentido o en otro. Virus que jamás se ha aislado ni secuenciado para demostrar su existencia. Si deseas más información sobre el SIDA y el VIH te recomiendo este interesantísimo artículo.
Una cosa muy importante para que os déis cuenta de como os manipulan: Cuando se cubre determinada enfermedad en las noticias, es habitual enfocarse mucho más en el tratamiento que en la prevención, induciendo en la población la falsa creencia que todo se puede resolver con tecnología y pastillas, ignorando el riesgo que todo esto supone para su salud.

Es por ello que médicos y laboratorios farmacéuticos se centran mucho más en el tratamiento que en la prevención (esto último no produce beneficios), tendencia que de continuar así podría resultar fatal para las personas que no saben cómo cuidar de su salud.
En los medios usualmente escuchamos historias acerca de lo eficaz que puede ser un “nuevo y prometedor tratamiento”, cuando lo cierto es que tenemos que reconocer que no nos agrada escuchar una historia sobre personas que hacen ejercicio, se cuidan y se alimentan bien. Preferimos escuchar cosas sobre curaciones milagrosas mediante tratamientos carísimos.
De continuar en esa misma línea, en un futuro no muy lejano las generaciones venideras mirarán en sus libros de historia lo que hoy consideramos medicina moderna y se preguntarán cosas como ¿Es posible que realmente fueran tan primitivos en el siglo XXI?

¿Qué tipo de gobernantes fueron los que permitieron a las industrias farmacéuticas que se engañara a los ciudadanos con falsas creencias e ideas, sólo para obtener mayores rendimientos económicos?

 ¿Por qué ningún Gobierno detuvo este engaño?

¿Quienes eran los responsables de la protección de los ciudadanos?
La educación preventiva demanda un incremento de las inversiones en nutrición, actividad física, comportamientos sociales, ambientales, psicológicos y la prevención de enfermedades crónicas (que en realidad no existen, ya lo explicaremos en otro momento).
Los niños actuales que luego se convertirán en adolescentes y más tarde en adultos, necesitan adquirir desde ahora más responsabilidad sobre su propia salud, tomando decisiones conscientes y sabiendo que están motivadas por las adecuadas motivaciones prácticas y teóricas.

Es necesario que sepan que los tratamientos y fármacos existentes no podrán mantener su salud en un futuro, siendo asimismo imperativo que exista algún tipo de control sobre los órganos de gobierno actuales en el ámbito de la Salud y la Educación.

 No podemos seguir dejando nuestra salud en manos de compañías multinacionales cuya única meta sea aumentar sus ingresos por cualquier medio admisible. El fracaso o cualquier dilación en resolver estas cuestiones en la próxima década, sólo conducirán a un mayor deterioro de la salud y los sistemas sanitarios.
Una toma de decisiones adecuadas por nuestra parte y una comunicación eficaz por parte de los gobiernos o entidades sanitarias sobre estas medidas preventivas, pueden revertir o al menos modificar, esas tendencias y por consiguiente cambiar esta forma de pensar para promover, en última instancia, un envejecimiento sano de la población.
RELACIONADO (en inglés):
 http://genteconconciencia.es/blog/?p=8101

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