lunes, 6 de mayo de 2013

La exposición continuada a la luz LED daña a la Retina


La luz LED, que crece de forma exponencial tanto en la iluminación ambiente como en los dispositivos domésticos (móviles, televisión…), daña a las células de la retina, un tejido sensible en el fondo del ojo que nunca se regenera.


“Se nace y muere con la misma retina”, subraya en una entrevista con EFE la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, Celia Sánchez Ramos, que ha dirigido un estudio sobre daños oculares causados por dispositivos LED.

El problema de estas fuentes de iluminación que emiten luz blanca reside en su alto contenido de radiaciones de la banda del azul, “muy energéticas”, añade la primera española en ganar el premio a la mejor inventora en la 38 Exposición de Inventos de Ginebra (por un sistema de autentificación de personas a través de la córnea).

El ser humano, con una esperanza de vida cada vez mayor, mantiene los ojos abiertos unas 6.000 horas al año, muchas inmersas en luz artificial. Una de las recomendaciones más fáciles para cuidar la retina es cerrar los ojos “a menudo” para atenuar el impacto.

Sánchez Ramos, candidata a los Premios Príncipe de Asturias a la Investigación Científica 2009, es partidaria de que la iluminación LED “tenga un filtro o protección que elimine la parte del azul”.

“Las fuentes LED son fantásticas siempre que haya protección”, ha añadido la profesora de la Escuela Universitaria de Óptica de la UCM, que recuerda que la luz está compuesta por todas las longitudes de onda del arco iris, pero “quiero quitarle un poco de azul para vivir”.

“El objetivo es que las personas, igual que protegen su piel o sus dientes, lo hagan con sus ojos”.
Para ello, la doctora plantea el uso de filtros o lentes que impidan su paso, igual que se utiliza crema solar o hidratante; y elegir una dieta variada, sana y rica en vitamina A.

Los alimentos con vitamina A (espinacas, pimientos…) poseen una gran concentración de pigmentos visuales (maculares), responsables de absorber la parte “mala” de la luz (longitudes de onda corta como el azul y el violeta).

Y la capacidad de almacenamiento de estos pigmentos disminuye con la edad.

Además de comer mejor, la investigadora recomienda el uso de filtros protectores, un campo en el que tiene varias patentes.

La última, que sale este mes a la venta en farmacias y ópticas, lleva el nombre de Certificado de Seguridad Retinaria (CSR).

Según Sánchez Ramos, el problema va a ir a más, no sólo porque vivimos más años, sino porque los jóvenes y niños utilizan cada vez menos papel para estudiar, sustituyéndole por dispositivos electrónicos.

“Los ojos no están hechos para ver o mirar la luz, están hechos para mirar con luz”, ha concluido Sánchez Ramos, cuya investigación sobre daños oculares causados por los LED ha sido financiada por la Fundación Mapfre.

El estudio está firmado también por Eva Chamorro, Cristina Bonnin, Luis Lucio Bonato, Juan José Navarro Valls, Guillermo Ramírez y Carolina Navarro. EFE


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