sábado, 25 de octubre de 2014

Universidad de Córdoba deroga convenio con Monsanto


En Córdoba Argentina, Monsanto, continúa generando el rechazo de la población. La Facultad de Ciencias Agropecuarias de esa provincia, acaba de dejar sin efecto un convenio de cooperación, con esta empresa estadounidense, por presión de los estudiantes. Lo que se suma a otras acciones, en una batalla por el control de los alimentos.

Ha pasado más de un año desde el inicio de las protestas que lograron interrumpir la construcción de una planta, para almacenar maíz transgénico de la empresa estadounidense Monsanto, en la localidad de Malvinas Argentinas, en la provincia de Córdoba. Aunque todavía el debate de fondo sobre la utilización o no, de los productos transgénicos, no se ha dado.

Pero estas medidas tomadas por activistas y pobladores, tuvieron graves consecuencias, a través de la represión de la policía cordobesa, al servicio de los intereses de Monsanto. Los comunicadores populares e independientes, lo cuentan en primera persona.

Actualmente Monsanto intensifica su presencia en las cercanías de la planta, para convencer a los pobladores, a través de propuestas de trabajo y actividades sociales sobre los supuestos beneficios que miles de toneladas de maíz transgénico venteando en el aire, produciría en su sistema respiratorio.

http://periodismo-alternativo.com/2014/10/24/universidad-de-cordoba-deroga-convenio-con-monsanto/#more-82309


Agricultores de Brasil rechazan los cobros de Monsanto por semillas de soja transgénica

Los exportadores brasileños de la planta se resisten a la presión proveniente de la empresa Monsanto, la cual busca cobrarles una cuota por la reutilización que hagan de las semillas de soja Intacta RR2 Pro que se encuentra bajo su registro.

El acuerdo entre los productores y Monsanto, cuya firma se esperaba para finales de este mes, ha sido nuevamente suspendido tras meses de negociación. El problema de fondo radica en que los exportadores de soja en Brasil siguen resistiéndose a aceptar los términos establecidos por la empresa estadounidense. Esta pretende cobrar una cuota cuando se reutilice la semilla de soja Intacta RR2 Pro –patentada por la firma– ya que en EE.UU., a diferencia de Brasil, los agricultores deben pagar año tras año por la utilización de las semillas, mientras que en el país sudamericano no hay tal restricción permitiendo escapar de los cobros que busca aplicar Monsanto, informa Reuters.

El nivel de confrontación es tal que para la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales existe la posibilidad de llegar a un escenario en el cual el gigante agrícola opte por establecer un bloqueo marítimo contra las embarcaciones que contengan soja brasileña en caso de que se prolongue el estancamiento en las negociaciones y aumente la tensión en torno a las cuotas. “Hay el riesgo de que Monsanto busque perturbar a la industria de la soja en Brasil, buscando destruir e impedir que las empresas reciban esa soja”, explicó la asociación en un comunicado.

Por su parte, el gigante estadounidense afirma contar con el respaldo de 500 firmas de productores ubicados en distintas partes del país, los cuales están dispuestos a pagar la cuota por los derechos de autor cuando se reutilice la soja transgénica. La importancia de la disputa aumenta debido a que los productores han sustituido paulatinamente el uso de otro tipo de semillas por la Intacta RR2 Pro, la cual ahora representa el 20 por ciento del total de las cosechas de soja en Brasil.

Cabe destacar que esta no es la primera ocasión que Monsanto mantiene una disputa legal con los productores del país sudamericano. En 2012, alrededor de cinco millones de agricultores entablaron un juicio contra la compañía con el argumento de que Monsanto estaba cobrando cuotas por derechos de autor a semillas que supuestamente estaban bajo su patente. Los agricultores ganaron el juicio y obtuvieron una compensación que alcanzó los 2 billones de dólares, a pesar de que la transnacional amenazó con apelar, para después retractarse y alcanzar finalmente un acuerdo con los productores.

Asimismo, el pasado verano productores de maíz de la región de Mato Grosso demandaron a Monsanto ya que usaron un pesticida que resultó ser un fracaso a la hora de detener la propagación de plagas en sus cultivos. La compañía respondió que los agricultores habían sido los responsables pues no utilizaron semillas transgénicas las cuales, afirma Monsanto, hubieran hecho efectivo el uso del pesticida y logrado evitar que la plaga se hiciera más resistente.


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