lunes, 17 de noviembre de 2014

Dos litros de agua al día: ¿Un hábito saludable o mera publicidad?

© AFP Kirill Kudryavtsev

La idea de que resulta beneficioso tomar al menos dos litros de agua al día carecería de base científica y a menudo es promovida por empresas que venden agua dulce, estiman algunos expertos.

El impacto positivo derivado del consumo del agua dulce es indudable: 

No solo tiene un efecto desintoxicante, sino que puede reducir problemas de riñón o, sencillamente, nos ayuda a tener mejor aspecto. Al mismo tiempo se sabe que los seres vivos no pueden aguantar mucho tiempo sin agua. Pero, ¿por qué se volvió universal la idea que tenemos que tomar obligatoriamente dos litros de agua diarios?

Que la abundancia de agua en el organismo debe ser necesariamente algo bueno, en tanto en cuanto su carencia es mala, es una idea que carece de lógica, escribe el doctor Chris van Tulleken, del Hospital de la Universidad Colegio de Londres, para BBC. En realidad no existen pruebas científicas de que dos litros de agua diarios sean necesarios. En cambio, dicha idea es promovida activamente por empresas que venden agua, afirma el doctor. De la misma forma, recuerda, dichas empresas patrocinan estudios científicos que afirman lo contrario.

Lo que si es cierto es que si es necesario consumir dos litros de líquido al día, no solo se trata de agua potable, sino de todos los líquidos que se consumen, ya que los alimentos contienen mucho líquido, así como el café o el té, e incluso el alcohol, explica el doctor. Al menos así es para las personas que viven en países con clima moderado y que no hacen demasiado ejercicio físico. Aunque, según un estudio llevado acabo por científicos australianos, la deshidratación no afecta de manera negativa al rendimiento deportivo.

De la misma forma, tampoco se puede decir que dos litros adicionales de agua al día pueden resultar dañinos.

El mecanismo de consumo de agua por parte del organismo es similar al mecanismo de consumo de oxígeno, explica van Tulleken. Una persona no puede empezar a respirar más aire o menos aire solo porque alguien le diga que tiene que hacerlo, y lo mismo pasa con el agua. Si una persona toma demasiada, entonces va al baño más a menudo. Si toma menos, tiene sed y va con menos frecuencia al baño.

De hecho, la deshidratación puede tener consecuencias tan negativas como la hiperhidratación, también conocida como intoxicación por agua, recuerda el doctor.

Así, pues, la receta parece simple y evidente: si tiene sed, tome agua, y no la tome si no quiere. Y también le hará bien la comida sana que por sí contiene líquidos.

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