"En otras palabras, durante el primer encuentro entre los dos animales, las áreas del cerebro distintas trabajaron intensamente y con un alto nivel de coordinación. Es casi como si el cerebro estuviera trabajando bajo un protocolo de comunicación específico para coordinar las diferentes áreas y decirles exactamente cuándo operar. Cuando los dos animales llegaron a conocerse, la actividad rítmica se redujo en fuerza y coordinación entre las diferentes partes de la red, que se apagó", explicó Wagner.