martes, 22 de noviembre de 2016

El lobby de los peligrosos fármacos anticoagulantes contra científicos independientes

Llevamos unos años advirtiendo que los nuevos medicamentos anticoagulantes, comoXarelto (rivaroxaban), de Bayer, están provocando graves daños a la salud y están relacionados con muchas muertes. Las pruebas se acumulan y una de las claves está en que los ensayos clínicos que se hicieron para documentar la supuesta eficacia y seguridad de estos fármacos presentan muchas “deficiencias”. Pero nada parece parar al lobby que los impulsa.

Así os lo he contado hace poco tiempo en el post Juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena con el medicamento superventas Xarelto (y otros). Pese a las pruebas de que pueden estos tratamientos ofrecen un riesgo mayor de accidentes cerebrovasculares que otros existentes sus ventas no paran de crecer.

Y lo hacen porque los laboratorios que los venden han desplegado todo su arsenal de estrategias de lobby y marketing.

Juan Erviti es un experto farmacólogo independiente responsable de la edición de uno de las mejores publicaciones de información sobre fármacos que hay en nuestro país (y en el mundo), el Boletín de Información Terapéutica (Bit) de Navarra. Hace poco han publicado otro gran trabajo titulado Incertidumbres sobre los nuevos anticoagulantes orales en fibrilación auricular. Irregularidades y lagunas en su autorización.

Las conclusiones son claras… y molestas para quienes tienen intereses comerciales en estos productos:

los ensayos clínicos pivotales que dieron pie a la comercialización de dabigatrán [Pradaxa], rivaroxabán, apixabán [Eliquis] y edoxabán [Lixiana] en fibrilación auricular cuentan con numerosas irregularidades, incluidas la ocultación yfalsificación de datos.

Las agencias reguladoras han mostrado tener una falta de rigor preocupante al aprobar estos medicamentos, haciendo caso omiso a distintasdeficiencias graves en los ensayos pivotales, detectadas por las propias agencias reguladoras.

No tenemos información fiablede la relación beneficio-riesgo de estos fármacos frente a warfarina en fibrilación auricular. Las agencias reguladoras deberían hacer públicos los datos completos de los ensayos clínicos para garantizar la transparencia y así ofrecer información veraz. De este modo se podrá facilitar a los pacientes el mejor tratamiento para su enfermedad”.

La publicación del Bit es muy leída por los profesionales sanitarios pues, sufragada con dinero público (quien paga es la Sanidad pública navarra) sus responsables NO tienen conflictos de interés con los laboratorios cuyos medicamentos analizan para el bien de la población. Esto, como cuento, molesta y mucho. ¿A quién? Pues sobre todo a los laboratorios titulares de la patente de esos fármacos: Bayer, Boehringer, Daiichi Sankyo y Bristol-Myers Squibb.

¿Y qué hacen cuando leen algo como el Bit mencionado? ¿Intenta ofrecer explicaciones,corregir su actitud de ocultación de datos clave para la seguridad de la población consumidora de sus tratamientos?

No, lo que intentan es presionar para que la verdad no se conozca y que el negocio continúe. Pero no lo hacen de cara, directamente, no. Para eso entra en juego un actor fundamental para defender sus intereses, las sociedades “científicas”, de médicos o de profesionales del ramo.

En este caso concreto, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI); de Farmacología Clínica (SEFC); de Neurología (SEN); de Trombosis y Hemostasia (SETH); y de Cardiología (SEC).

Éstas han enviado una carta al consejero de Salud del Gobierno de Navarra, Fernando Domínguez, titulada La transparencia en los procesos de evaluación de medicamentos a raíz del caso de los anticoagulantes de acción directa y en ella cuestionan el trabajo de Juan Erviti. Tras esa misiva podéis leer también, por cierto, la respuesta del profesional aludido.

Los presidentes de esas sociedades se quejan de que se ponga en cuestión a la Agencia Española de Medicamentos (Aemps), su rigor a la hora de analizar datos (que le presentan los laboratorios); aseguran que este ente público en transparente; se arrogan el conocimiento de la “realidad clínica” y las “necesidades de los pacientes”; y justifican algunas de la irregularidades detectadas en los ensayos clínicos con ese grupo de medicamentos.

Con categoría y calidad profesional Erviti contesta uno por uno los puntos de queja de estas asociaciones de profesionales convertidas en cabeza visible del lobby pro nuevos medicamentos anticoagulantes (una parte muy resumida también podéis leerla en Acta sanitaria).

Y en una de sus respuestas encontramos claves para entender porqué esa transmutación de estos profesionales:

Según se puede leer en las páginas web de las compañías que comercializan los nuevos anticoagulantes orales, las sociedades científicas que firman la carta contra el Bit Navarra recibieron en tan sólo un año (2015) casi un millón de euros para su funcionamiento“.

Eso es lo que llega a la sede central de esas asociaciones, habría que ver lo que también reciben sus delegaciones regionales. Las sociedades que dicen que tienen como fines las labores científicas y médicas, se han ido convirtiendo en mamporreros sistémicos de laboratorios e instituciones que los tienen como clientes (caso de la Aemps, que cobra ingentes tasas a las farmacéuticas para la revisión de sus medicamentos -y vemos con qué resultados-).

Es necesario pues reformar el modo de financiación de esos organismos, sociedades y agencias reguladoras. Y tomar medidas para que medicamentos peligrosos no lleguen la mercado (o de tener que hacerlo que sea de manera muy controlada y advertida).

Cristina Avendaño.

No quiero terminar sin destacar la presencia en esta historia de uno de los personajes más oscuros del ámbito sanitario corporativo español.

Me refiero a Cristina Avendaño, en quien los firmantes de la carta de las sociedades depositan toda su confianza para que el consejero de Salud navarro resuelva sus dudas como presidenta de la SEFC que es.

Avendaño fue directora de la Agencia de Medicamentos y como cuento en mi primer libro, Traficantes de salud, que en breve cumplirá ya diez años, puso mucho de su parte para que un producto que quería competir con los de los grandes laboratorios (Bio bac) nunca fuese aprobado como medicamento.

Merece la pena que leáis el modus operandi de esta persona al frente de la mayor institución en el control de los productos sanitarios de un país. Bajo el mandato de Avendaño, la Agencia también calló mucho durante el escándalo por el medicamento Agreal y su silencio benefició a Sanofi, laboratorio fabricante (que a su vez ocultó los graves daños que causaba).

http://www.migueljara.com/2016/11/22/el-lobby-de-los-peligrosos-farmacos-anticoagulantes-contra-cientificos-independientes/

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