viernes, 21 de septiembre de 2018

Caso Cochcrane: Las industrias dan un paso más hacia el fin de la disidencia científica

Una de las actividades de la industria farmacéutica (así, en general, aunque no todos los laboratorios son iguales, claro) es intentar acabar con la disidencia científica. 

Las presiones han resultado efecto y el fundador de una de las instituciones científicas más influyentes, Cochcrane Collaboration, el exfundador de la misma Peter Gotzsche, ha sido expulsado. 

De fondo, sus críticas sobre la vacuna del papiloma y el haber documentado numerosos pelotazos a costa de la salud pública.

Recuerdo hace ya unos cuantos años que el principal lobby de la patronal de las farmacéuticas en España insistió en invitar a una periodista a un congreso sobre información de salud financiado por ellos. 

La periodista, mosca ya por tanta insistencia, preguntó si esa invitación tenía que ver con que había publicado algunas informaciones críticas con la vacuna del papiloma basándose en datos míos. La respuesta fue que sí. Y ella rechazó asistir a ese “congreso para periodistas de salud”.

Desde que comenzó a comercializarse esa vacuna mantengo que es un pelotazo económico disfrazado de ciencia. Y quienes se han opuesto o han manifestado posturas críticas con el mismo han sido ninguneados cuando no reprimidos. Y ha vuelto a suceder.

En este caso, el que ha “caído” es médico e investigador danés Peter Gotzsche que trabajó en las industria farmacéutica y después se ha convertido en uno de los adalides de la llamada Medicina Basada en la Evidencia (MBE) como miembro muy activo de la Colaboración Cochcrane.





Dicha organización es una especie de cooperativa en la que trabajan miles de investigadores médicos y científicos de todo el mundo haciendo, sobre todo, revisiones sistemáticas de la literatura científica publicada para obtener informes de gran calidad con los que luego poder basarnos en pruebas cuando hemos de tomar decisiones sobre nuestra salud.

Pues bien a Gotzsche le han expulsado de esta iniciativa, de gran impacto, de la que es uno de sus fundadores. La historia es la siguiente. A comienzos de este verano se difunde una revisión Cochcrane que concluye que la vacuna del papiloma es eficaz y segura. En concreto y según ese post de la Asociación Española de Pediatría (AEP) -que mantiene claros conflictos de interés con los fabricantes de la vacuna del papiloma-:

Hay evidencia de certeza alta de que las vacunas contra el VPH protegen contra las lesiones premalignas de cuello uterino en las niñas adolescentes y las mujeres que se vacunan entre los 15 y 26 años de edad. La protección es menor cuando una parte de la población ya está infectada por el VPH. Se necesita un seguimiento a más largo plazo para evaluar la repercusión sobre el cáncer de cuello uterino.

Las vacunas no aumentan el riesgo de eventos adversos graves, abortos espontáneos ni terminación del embarazo. Hay datos limitados a partir de los ensayos del efecto de las vacunas sobre las muertes, los mortinatos y los recién nacidos con malformaciones”.

Como bien explica la AEP en ese mismo enlace, el pasado 27 de julio se publica una severa crítica a la revisión Cochrane comentada en el British Medical Journal (BMJ). Entre los autores está Gotzsche, del Centro Cochcrane Nórdico. 

Estos aseguran que la revisión no cumple con los estándares de calidad de la institución, ya que adolece de sesgos importantes al haber omitido casi la mitad de los estudios elegibles del conjunto de estudios publicados.

También critican el haber considerado como placebo en muchos ensayos clínicos productos activos por sí mismos lo que ayuda a manipular los resultados en favor de la vacuna.

Hace unos días la Junta Directiva de la institución investigadora decide expulsar a Gotzsche por mostrarse crítico con la deriva de la entidad y acusar a la misma de conflictos de intereses, trato de favor a la industria farmacéutica y manipulación de datos. Por decir la verdad, vaya. Y sin muchos miramientos ni explicaciones.

Yo conocí a Peter cuando hace cuatro años la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) acogió la presentación del libro del médico danés Medicamentos que matan y crimen organizado. Cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud

Tras la presentación oficial algunas personas nos quedamos en petit comite con el autor del libro y tuvimos una entrevista informal. Sus respuestas, llenas de sinceridad, son como agujas para quienes no terminan de creerse el grado de corrupción que hemos alcanzado en los sistemas sanitarios.

Recordé que la MBE es la corriente hegemónica en la medicina moderna y me parece valiosa pero, añadí ¿no está siendo utilizado, manipulado el concepto por las industrias para hacer marketing de numerosos productos ineficaces y peligrosos?





Es la pregunta del millón de dólares -contestó entre sonrisas-. La industria farmacéutica ha secuestrado los ensayos clínicos y da lustre con ellos a medicamentos que no podían tenerlo de otra manera. 

La MBE es muy buena pero a ella también se deben las guías clínicas manipuladas, hechas en base a estudios clínicos manipulados y redactadas por médicos con conflictos de interés con los laboratorios. (…) En un principio la MBE era buena y ahora es correa de transmisión de la industria“.

Dos años después publicó otro libro de título bien claro: Psicofármacos que matan y denegación organizada. Volvía a escribir sobre “los cantos de sirena de una industria farmacéutica delictiva que ha ganado miles de millones gracias a las mentiras y la muerte de millones de pacientes”, según el autor.

Así que su expulsión seguro que estaba marcada en rojo en las agendas de quienes “sufren comercialmente” sus críticas.

Pero esta postura crítica con según qué métodos es lo que había hecho de Cochrane, hasta ahora, una referencia en el mundo médico. 

Al irse este superespecialista cuatro dirigentes más han dimitido de la institución, lo que sin duda pone de relieve la crisis de reputación de la misma y por extensión del sistema de investigación científica.

Como indica el también médico y amigo de Goztsche, Juan Gérvas:

La discrepancia es esencial en Ciencia (…) la Ciencia no suele avanzar con el consenso”. Al censurarlo, como han hecho, se estaría “matando la disidencia científica”.

El propio expulsado ha manifestado:

Como la mayoría de la gente sabe, gran parte de mi trabajo no es muy favorable a los intereses financieros de la industria farmacéutica. Debido a esto, Cochrane se ha enfrentado a presiones, críticas y quejas. Mi expulsión es el resultado de estas campañas”.





Hoy se debate sobre cómo salvar Cochcrane, su prestigio pero aún ha de ser de mayor calado el debate sobre cómo salvar la Ciencia de las industrias predadoras que sólo la quieren como marketing de sus productos.

Por Miguel Jara  20 de septiembre de 2018
http://www.migueljara.com/2018/09/20/caso-cochcrane-las-industrias-dan-un-paso-mas-hacia-el-fin-de-la-disidencia-cientifica/


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