martes, 13 de agosto de 2019

La crisis climática nos obliga a cambiar nuestra dieta y el modo de producir alimentos

Notamos los efectos de la crisis climática como nunca. 

Unas de las industrias o actividades más contaminantes y por lo tanto productoras de impactos climáticos son la agricultura y la ganadería industrializadas, es decir la base de nuestro modo de alimentarnos. 

Es necesario hacer cambios profundos y la idea es sencilla: reducir la ingesta de carne a la mitad y duplicar el consumo de alimentos vegetales (lo más ecológicos posible).

Los científicos de la ONU han lanzado el mensaje: la humanidad necesita otra forma de alimentarse y producir su comida para frenar el cambio climático

Sólo las actividades agrícolas suponen el 12% de las emisiones españolas y crecieron en 2017 un 3,1% y en todo el mundo sigue así, aumentando. 

Puede parecer que cultivar plantas sea «ecológico» pero no. Hace falta mucha energía (que no suele ser limpia) para mover las máquinas agrícolas, para producir los fertilizantes y pesticidas y para transformar y distribuir por un mundo «globalizado» tal cantidad de producción.

Cositas ricas de mi huerto.

Dos tercios de las emisiones de gases que han provocado la actual crisis climática los emite la actividad ganadera que también está aumentando sobre todo porque cada vez hay más vacas y cerdo blanco estabulados.





En España hoy hay más cerdos que humanos y están impulsándose numerosos proyectos de macrogranjasque provocan enormes impactos ambientales, climáticos y son fuente de maltrato animal.

Los especialistas nos cuentan que es necesario que los productos de origen animal provengan de sistemas más ecológicos pero está «enfrentado» al modelo actual, tan industrializado. La realidad además nos dice que existe un gran consumo de carne y que ello conduce a una gran producción para satisfacer esa demanda.

Nuestra dieta, por lo general, saturada en proteínas animales, alimentada por una industria intensiva y «low cost» de carne y pescado, tiene profundos impactos sobre el planeta, nuestra salud, otros países y el bienestar animal.

El informe de Equo Comer bien para vivir mejor: Reduzcamos nuestro consumo de carne que aboga por comer menos carne, en concreto reducir nuestra ingesta a la mitad de lo que tomamos ahora.

Los datos son claros: si queremos que nuestra dieta sea saludable y sostenible desde el punto de vista ecológico, no debemos superar los 20 kg de carne al año. Es decir, teniendo en cuenta que una persona en España consume de media 50 kg anuales, significa que debemos reducir a más de la mitad nuestro consumo.

Pues para que la dieta sea así como explico hay un informe que reseña El País que dice que hay que
reducir el consumo mundial de carnes rojas y azúcar; duplicar la ingesta de frutas, verduras y legumbres; que el sector agrícola y ganadero deje de emitir dióxido de carbono y reduzca drásticamente la contaminación por nitrógeno y fósforo; limitar el empleo de agua y no aumentar más el uso de tierras; reducir un 50% el desperdicio alimenticio…»

Estas son algunas de las recetas que se necesitan para preservar la «salud planetaria». Un panel internacional de 37 expertos de 16 países ha trabajado durante tres años para elaborar un modelo de dieta saludable para el ser humano y para el planeta.





Se necesita urgentemente una transformación radical del sistema alimentario global», argumentan.

La comisión plantea una dieta ideal basada en 2.500 kilocalorías diarias y sugiere que sólo 30 de ellas procedan de carnes distintas de las aves, lo que equivaldría, por ejemplo, a consumir una hamburguesa de ternera pequeña a la semana.

El objetivo global es doblar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres y frutos secos y reducir a la mitad el de carne roja y el azúcar.

En definitiva, la idea es bien sencilla, potenciar todos lo que sean alimentos del mundo vegetal (insisto siempre en que sean lo más ecológicos, locales y de temporada posible) y reservar la carne para ocasiones especiales.


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