MADRID.- Hace pocas semanas, la agencia estadounidense del medicamento detectaba restos de ADN de cerdo en una vacuna contra el rotavirus empleada en niños, Rotarix (del laboratorio GlaxoSmithKline). Aunque no existía ningún riesgo para la salud, recomendaba cambiar a otra vacuna del mismo tipo, Rotateq (ésta de Merck, y comercializada en España por Sanofi Pasteur MSD). Ahora, reconoce que también en ésta se ha detectado material genético porcino que no debería estar ahí.
De momento, este organismo se ha reunido con ambas compañías, y de momento, según informa el diario 'The Wall Street Journal', sigue sin saberse cómo se contaminaron las vacunas con el ADN de cerdos. Tampoco se sabe, por ejemplo, si las vacunas infantiles contienen el virus completo o únicamente una parte del patógeno.
En Europa, Rotarix se aprobó en febrero de 2006. Según datos de la EMEA, no suele incluirse en el calendario vacunal, pero está disponible en todos los países de la UE. Su uso (que requiere administrar dos dosis) sí está más extendido en otras zonas y forma parte de algunos de los programas de vacunación de la OMS. Hasta la fecha, se han distribuido alrededor de 68 millones de vacunas en el mundo. RotaTeq, por su parte, está indicado para la inmunización activa de niños a partir de las seis semanas de edad y sus tres deben administrarse antes de las 26 semanas de vida del pequeño.
Lo poco que se conoce por el momento es que ni el virus PCV-1 (siglas de circovirus porcino), hallado en ambas vacunas; ni el PCV-2, detectado esta vez en Rotateq, son peligrosos para la salud humana. De hecho, estos patógenos se encuentran sobre todo en algunos productos cárnicos, sin que haya constancia de que su consumo provoque ninguna enfermedad en humanos.
En un comunicado, MSD ha confirmado la detección de "cantidades muy bajas" del virus de origen porcino y ha remarcado que no hay evidencias de que esta contaminación sea perjudicial para la salud. "Seguimos confiando en el perfil de seguridad y la calidad de Rotateq", expone la compañía.
Por su parte, según han transmitido a ELMUNDO.es fuentes del Ministerio de Sanidad, la Agencia Española del Medicamento ya está al tanto de lo sucedido con Rotateq, en relación a la presencia de virus porcino en esta vacuna, que, "por lo que sabemos en estos momentos, es muy inferior a lo detectado en el caso de Rotarix y, como en este caso, sin que esto afecte a la seguridad de la vacuna". En cualquier caso, añaden, "la situación está siendo estudiada por las agencias europeas" que informarán de ello cuando tomen alguna decisión al respecto.
Estas controvertidas vacunas, que se administran por vía oral para proteger del patógeno causante de la mayoría de diarreas infantiles, acumulan tras de sí un largo historial de problemas. Ya en 1999 tuvo que ser retirada otra inmunización (Rotashield de Wyeth), después de que se relacionase su empleo con la aparición de trastornos de obstrucción intestinal.Ambas vacunas se administran para proteger a los niños de las gastroenteritis producidas por una infección por rotavirus. Según datos de la OMS, este patógeno es responsable de 527.000 muertes cada año, un 85% de las cuales tienen lugar en países subdesarrollados de África y Asia. Por eso, existen muchas voces contrarias a su uso en países desarrollados, y de hecho no están incluidas en el calendario vacunal de ninguna comunidad autónoma española (aunque la Asociación Española de Pediatría sí la recomienda).
En Europa, Rotarix se aprobó en febrero de 2006. Según datos de la EMEA, no suele incluirse en el calendario vacunal, pero está disponible en todos los países de la UE. Su uso (que requiere administrar dos dosis) sí está más extendido en otras zonas y forma parte de algunos de los programas de vacunación de la OMS. Hasta la fecha, se han distribuido alrededor de 68 millones de vacunas en el mundo. RotaTeq, por su parte, está indicado para la inmunización activa de niños a partir de las seis semanas de edad y sus tres deben administrarse antes de las 26 semanas de vida del pequeño.