Las bolas arcilla con semillas es un método para la siembra, en el que encerrarnos la semilla a sembrar dentro de una en una mezcla protectora de arcilla y humus.
Es un método tradicionalmente utilizado por diferentes tribus indígenas de Norteamérica, que más recientemente, fue reinventado por el apóstol de la agricultura natural,
Masanobu Fukuoka, que lo ha aplicado durante años con éxito, así como otros seguidores de su obra.
Fukuoka es un divulgador de la agricultura natural, muerto recientemente, que con seguridad, que es el más extremista de los divulgadoreds de la ecoagricultura. Propugna dejar de aplicar las labores de labranza de la tierra y dedicar todos nuestros esfuerzos a reestablecer el ciclo natural de la naturaleza.
Él observa que en los bosques no cultivados por el hombre, situados generalmente en los terrenos más pobres desde un punto de vista agrícola, que por esa razón se dejaron para bosque, en cada temporada generan mucha más biomasa, que la misma superficie dedicada a campo de cultivo, pese a que los primeros no reciben, ni labores agrícolas, ni se les añaden productos químicos, como abonos o productos fitosanitarios.
De esta reflexión, propugna una agricultura basada en cuidar el ciclo natural de la vida, de modo que sin labores agrícolas ni de abonos químicos, mejoremos la producción de la tierra, procurando retirar de esa produccion, solo una pequeña fracción de material biológico para nuestro consumo, dejando intacto sobre el terreno el máximo de materia biológica para que siga su ciclo natural.
Mediante las bolas de arcilla se modifica el mínimo imprescindible el ambiente natural, mientras que inducimos el crecimiento dentro de este entorno, de las plantas que no son beneficiosas, aunque conservemos el equilibrio biológico con el crecimiento de otras muchas plantas, que a nosotros los hombres, nos son indiferentes y que el agricultor moderno extirpa considerándolas “malas hierbas”.
Al hacer eso rompe el ciclo natural y traumatiza la tierra, reduciendo a la larga la productividad del terreno, con lo que el agricultor se vuelve esclavo de un terreno, que para dar fruto, cada vez exige más y más costosos trabajos agrícolas y más gasto en abonos y productos fitosanitarios, llegándose actualmente al calmen, en el cultivo en invernadero, donde todo es falso y cuesta esfuerzo y dinero y donde la energía contenida en los productos obtenidos por este método de cultivo, es una mínima fracción de la energía gastada en su obtención.
Las bolas de semillas se dispersan directa en el terreno, no se plantan ni se entierran, ni necesitan preparación previa del terreno, tanto da que el suelo esté suelto o compactado, no se necesita que el suelo esté previamente húmedo ni tenemos que tener en cuenta que en la fecha de siembra, la temperatura sean las adecuadas.
La bola de arcilla es un contenedor de las semillas que impide que se esterilicen con la radiación solar, o que sean arrastradas por el viento y el agua, esperando ahí donde cayeron, hasta que se den las condiciones adecuadas para la germinación de la planta, manteniéndolas mientras tanto protegidas de los insectos, pájaros y roedores. Son especialmente útiles, en las zonas secas y áridas, de climatología adversa donde la lluvia es impredecible y las semillas tiene que esperar largos periodos para germinar.
Cuando la temperatura del terreno sea la adecuada y la humedad suficiente, las semillas despertarán de su letargo encontrándose situadas en medio de un terreno fértil y fácil de enraizar, por lo tanto favorable a su crecimiento, en la fase más delicada del desarrollo de la planta. Crecerán inicialmente con el suficiente alimento para superar esta primera fase, en la que la semilla pasa de un débil brote a una planta vigorosa.
A partir de ese momento, si el terreno y el clima, es adecuado a la planta germinada, esta tendrá el suficiente vigor para afrontar las dificultades que la naturaleza le imponga. Como vemos, este método exige una fracción del tiempo y coste que otros métodos de siembra y es adecuado por igual para cubrir grandes áreas de terreno o áreas reducidas.
Por todas estas consideraciones el Método de las Bolas de Arcilla de Fukoaka, es muy adecuado para la recuperación de terrenos baldíos, despoblados de vegetación y atacados por la erosión, donde las semillas que llegan por los medios naturales de dispersión, encuentran serias dificultades para enraizar. Si en nuestro entorno hay algún terreno baldío como solares abandonados o atacados por la erosión, o bien teniendo solo una vegetación rala, deseamos repoblarla de arbusto o árboles de más porte, podemos por muy poco dinero y escasa inversión de trabajo, contribuir a su reforestación haciendo una siembra mediante bolas de arcilla, con especies elegidas por ser adecuadas para el crecimiento espontáneo en ese terreno.
El éxito de la empresa estará en función de lo acertado de la selección de semillas que hagamos para el terreno donde esparzamos las bolas de arcilla. Este método puede dar muchas alegrías a aquellos que no tiene la suerte de poseer un terreno donde cultivar, pues aparte de tener la satisfacción de combatir la creciente desertización y erosión del terreno, podrán tener la satisfaccion de ver como árboles sembrados con su esfuerzo crecen en sitios antes yermos.
Confección de las bolas de semillas
Ingredientes
Arcilla.- Deberemos tener arcilla seca, molida en un mortero y tamizada por un colador, de modo que quede exenta de piedras o de trozos de arcilla compactada. Es posible encontrar arcilla en lagos y pantanos, en la zona del lecho dejado por el retroceso de las aguas. Se reconoce porque el terreno seco aparece cuarteado al sol, también son terrenos arcillosos los lugares donde se obtiene u obtuvieron tierras para los tejares o alfares de la zona.
También suelen vender sacos de arcilla los suministradores de substratos para jardinería y por último, ya que en principio vamos a utilizar cantidades reducidas, si todo falla, podemos comprar arcilla en las tiendas de artículos de bellas artes donde se vende como material para el modelado y cerámica.
Compost orgánico.- Debe ser compost muy curado, puesto que ha de comenzar inmediatamente a suministrar sales minerales que alimenten a las semillas. Si no tenemos compost de producción propia, se puede comprar en los proveedores habituales de substratos.
Semillas. Elegiremos las semillas adecuadas a la función que queremos conseguir. Pueden ser semillas de flores o hortalizas. Si lo que queremos es repoblar terrenos baldíos, Fukoaka aconseja mezclar como mínimo cinco semillas de distinto tipo de plantas autóctonas y silvestres.
Es difícil encontrar en el mercado suministradores de semillas de plantas silvestres, yo solo he encontrado a un par de suministradores de este tipo de semillas, encontrarán entre su direcciones al pié del post. Si elguien conoce algun suministrador mas u organismo que las proporcione ruego que me la informe en un comentario.
Por ello deberemos acostumbrarnos a pasear por el campo con algún recipiente con sobres donde guardar semillas de cualquier tipo que nos encontremos, semillas de árboles, como piñones, bellotas, algarrobas, etc. de arbustos, como bayas, y de hierbas, como avenas y gramíneas salvajes, dientes de león, Si solo queremos repoblar terrenos baldíos cualquier semilla que encontremos es adecuada, si deseamos que aparezcan arbustos y árboles en zonas que ya tienen hierba tendremos que seleccionar semillas de estas especies.
Recordar que hay muchas semillas, sobre todo las silvestres, tienen que sufrir los rigores del invierno antes de germinar. Como es dificil saber cuales lo necesitan y cuales no, es buena medida mantener la mitad de las semillas recogidas una semana en el congelador de la nevera y otros diez 0 quince días en la zona del frigorífico.
Hay poca literatura destinada a indicar como recoger semillas silvestres, el único libro que conozco se refiere mas bien a las semillas de huerto, pero supongo. (que no se), que la forma de obtenerlas y conservarlas es similar, añado la direcciona la pié del post.
Los ecologistas recomiendan una combinación de flores silvestres, mostazas, rábanos silvestres y semillas de trigo, para crean un habitat que sirva de refugio a los insectos. Pueden sembrar con ello terrenos baldíos próximos a tu huertos, tanto de propiedad publica como las orillas de caminos y montes comunales, como privados, solares abandonados, patios de manzana, pues basta tirar las semillas al atravesar los terrenos. De esta forma, los suelos hoy desnudos, próximos a tu huerto, atraerán a pájaros e insectos cediendo la presión que hoy padece tu huerto, al ser el único lugar donde estos animales encuentran alimento.
Posteriormente, se puede tratar de sembra plantas de mayor porte, como plantas arbustiva silvestres o muy resistentes, como jara, mimbres, cardos, etc y por último, árboles autóctonos, como encinas, pinos, alcornoques, robles etc., que pueden dar refugio a animales de mayor porte. Este método es capaz de transformar con el tiempo el terreno sucio desnudo y abandonado en un hermoso terreno salvaje.
Sugerencia de semillas, trébol, alfalfa, alyssum, capuchina, milenrama, zanahoria, eneldo, Daikon, apio, rábano, hinojo, alcaravea, perifollo, Gypsophila, el cilantro, la caléndula, la mostaza, anís hisopo, Phacelia, Agastache y amaranto. En los viveros local o la agricultura para determinar qué organismo beneficioso, nativo de las especies de plantas que mejor se adapte a los hábitat que está intentando restaurar. Solo deben evitarse especies foráneas que han demostrado ser voraces invasoras de hábitat ajenos. No deben usarse nunca este tipo de especies como instrumento de restauración ecológica, aunque sea una tentaciòn el hacerlo por su resistencia y multiplicación.
Forma de hacer las bolas de arcilla con semillas
Mezcla y amasado
Se mezcla (mejor en seco) los tres productos en la siguiente proporción.
1 taza de semillas, (o cualquier otra unidad de volumen)
3 tazas de compost
5 tazas de arcilla molida
Una vez bien mezclados, se rocía agua, solo en la cantidad suficiente, (1,5 tazas + o -), para permitir amasar la mezcla hasta tener la consistencia de un barro compacto, con de esta masa se separan bola de tamaño de un puño que frotándolas entre las manos se transforman en rollos de un diámetro de unas 8 veces el grosor de las semillas ( aproximadamente 1 cm. si las semillas son pequeñas y hasta 5 cm. las semillas son como piñones). Alcanzado el espesor deseado se corta el cilindro en trozos del tamaño del espesor y se le da forma redondeada.
Secado al sol
Extienda al sol las bolas sobre papeles viejos absorbentes, (por ejemplo de periódico), o cartones9, y defendidas de la humedad y de la lluvia, hasta que se sequen totalmente. En función del espesor y el tiempo que haga, normalmente llevará de uno a tres días el conseguirlo. Asegúrese que están totalmente secas, partiendo alguna bola para evitar que germinen las semillas antes de tiempo.
Una vez secas, ya están en condiciones de conservarse a la espera de su uso final en recipientes herméticos. Etiquetar indicando semillas que contienen, objetivo previsto de las semillas, habitat adecuado y fecha de elaboración. Como hemos dicho pasar la mitad de los botes por el congelador para asegurarse que al menos la mitad las sembramos, estén en óptimas condiciones de germinación. Mantener en sitio seco hasta su siembra.
Distribuir las bolas de semillas
Se reparten por el terreno a cubrir de forma uniforme, guardando cierta distancia entre las bolas. Si se pretende reforestar terrenos, conviene situar las bolas en sitios alejados mas de un metro de los senderos de paso, para evitar que se las pise, y próximas al paso natural de las aguas de lluvia, haciendo incluso un pequeño remanso artificial que retenga las aguas de lluvia, con el fin de que el agua penetre en profundidad en ese punto y no corra simplemente por la superficie, Se hace un pequeño muro, unos dos centímetros de alto es suficiente, con unas piedras o palos que encontremos en el campo.
No colocar las bolas en lugares en zonas de torrentera o garganta, donde la posible fuerza de la corriente de las aguas de lluvia pueda arrastrar las plantas jóvenes. En esos sitios hay que hacer más fuertes muros para que el barro arrastrado cree por si mismo, pequeños bancales donde surja la vida espontáneamente.
Con este método se consigue la germinación del 2% de las semillas frente al 0,2% de las semillas sembradas directamente a voleo sobre el terreno, lo que supone un 1000% mas de efectividad, lo que hay que tener en cuenta a la hora de repoblar, para evitar una saturación excesiva del terreno. Conviene insistir en siembras sucesivas en un terreno más que abarrotar un campo con una siembra masiva.
semillas naciendo de una bola de arcilla