Un baño de bosque es una actividad consistente en realizar una visita a un bosque sumergiéndose en él con los cinco sentidos, a fin de obtener un bienestar para la persona o un beneficio para su salud. Se trata de una práctica popular en Japón y el Extremo Oriente, donde se la conoce como shinrin-yoku (森林浴) en japonés y mandarín, y Sanlimyok (산림욕) en coreano. En Occidente ha ganado popularidad en años recientes, sumándose a otras prácticas parecidas de contacto con la naturaleza como el senderismo , la ecoterapia o el excursionismo.
El término Shinrin Yoku, conocido como “baño forestal” y traducido literalmente como “exponerse a la atmósfera al bosque”, fue acuñado en 1982 por Akiyama Tomohide, director de la Agencia Forestal de Japón. Yoku (浴) significa exponer a, Baño de acción de bańarse. Los japoneses ya estaban usando Yoku en muchos contextos; kaisui-yoku (baño de mar), nikkou-yoku (tomar el sol) y moku-yoku (baño sagrado). Shinrin»(森林) significa bosque, de ahí el nombre «Shinrin-Yoku (森林浴) Baño de bosque.
Los baños de bosque proporcionan beneficios tanto a la salud física como mental o social. Se podrían englobar dentro de lo que podríamos llamar estímulos naturales y al igual que se recomiendan los baños en aguas de mar o en aguas termales, también se recomiendan cada vez más los baños forestales. Las prácticas del Baño de Bosque y la Terapia de Bosque son formas de sumergir nuestros sentidos en la atmósfera del bosque para relajarse y disfrutar de los beneficios positivos para la salud y bienestar. Se trata de estar en el bosque, afinar nuestros sentidos para descubrir su lenguaje, sus pequeños aconteceres, fomentando así una conciencia plena del momento presente.
El origen de esta moda lo encontramos en Japón. Fue creada en los años 80 por Tomohide Akiyama, el por entonces ministro de Agricultura, con el objetivo de buscar una cura a los altos índices de estrés y karoshi (fallecimiento por exceso de trabajo) a los que estaba sometida la población nipona. Los resultados fueron más que sorprendentes. Allí, en los años ochenta del siglo pasado, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca acuñó el concepto shinrin-yoku, que significa precisamente «baño de bosque». También en Corea del Sur es muy apreciada la regeneración en entornos boscosos, que denominan sanlimyok. Y en China se practica chi kung en el bosque, una tradición centenaria que llaman senlinyu.
Se inspira en las tradiciones sintoístas y budistas que promueven la comunicación con la naturaleza a través de los cinco sentidos. Surgió como una iniciativa para darle valor a los bosques, que cubren un 67% de la superficie del país, y al mismo tiempo canalizar la demanda de contacto con la naturaleza por una creciente población urbana sometida a niveles intensos de competencia y estrés.
De la misma forma que se recomiendan el ejercicio físico regular y una dieta sana para mantener y mejorar la salud, en las consultas sanitarias japonesas se prescriben las “dosis de naturaleza”.
Cada año entre 2,5 y 5 millones de japoneses, afectados por el estrés, la hipertensión y la ansiedad de la vida urbana moderna, acuden a las sesiones de “Terapia del Bosque” en alguno de los 65 centros oficiales certificados por la Shinrin Therapy Society (森林セラピーソサエティー) creada por la agencia forestal de Japón. Las sesiones consisten en unas horas de paseo relajado por el bosque, con ejercicios de respiración dirigidos por guías o terapeutas de bosque..
LA MEDICINA INTEGRATIVA.
La medicina del bosque es el antídoto para el estilo de vida moderno y estresante.
Estudios científicos avalan los beneficios de los baños forestales. Aunque todavía se está analizando a nivel científico realmente qué beneficios reporta a la salud, los estudios preliminares apuntan, además, al carácter preventivo frente a enfermedades asociadas con el estrés.
Los estudios científicos realizados hasta la fecha avalan los beneficios de Shinrin-yoku. Estos han demostrado que la exposición a la naturaleza afecta positivamente sobre efectos neuropsicológicos a través de cambios en el sistema nervioso. Además, el nivel del suero de hormona adiponectina también aumentó. Cuando esta hormona está presente en concentraciones bajas, provoca una relación directa y está enlazado con patologías como: obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, y síndrome metabólico, entre otros desórdenes.
Todos los estudios que se han realizado demuestran reducciones en la tensión, la ira, la ansiedad, la depresión y el insomnio entre las personas que han participado en ellos.
La Medicina integrativa engloba la medicina convencional y la medicina natural, para poner a disposición del paciente todos los instrumentos posibles para su curación. Se trata de no menospreciar la potencialidad de la medicina natural, aceptando a su vez, el enorme papel que la medicina convencional ha tenido en la mejora de la calidad de vida y en la supervivencia de la población. Hablar de salud y medicina integrativa hoy conlleva hablar necesariamente de la salud del planeta, empezando por nuestros bosques.
Los baños de bosque, fundamentalmente, es una medicina preventiva. Pero no se trata solo de pasear por un bosque, se trata de hacerlo de forma lenta y consciente, respirando profundamente, dedicando tiempo para notar lo que vemos, lo que sentimos, lo que escuchamos, lo que olemos.
El problema de una población mundial cada vez más envejecida, el aumento de las enfermedades crónicas, las autoinmunes o el cáncer, no son sino un reflejo de lo que le está ocurriendo al planeta.
Nuestro cuerpo viene de una evolución biológica de la tierra y, como ésta, estamos constituidos de una parte sólida, otra líquida, otra gaseosa y otra electromagnética. Para vivir, necesitamos no solo alimento sólido, sino también agua, aire y energía. Por eso los alimentos que ingerimos, el agua que bebemos, el aire que respiramos y las radiaciones y ecosistemas en los que vivimos inciden directamente en nuestra salud.
El 92% de las personas que viven en ciudades no respiran aire limpio y, según el informe de la campaña que hizo la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la Coalición del Clima y Aire Limpio, alrededor de 7 millones de muertes en el mundo están vinculadas a la exposición a la contaminación atmosférica. Estudios recientes elevan esta cifra hasta los 9 millones y solo en España, la contaminación del aire causa 10.000 muertes al año.
Muchos de los beneficios de estos baños de bosque tienen que ver con las emanaciones de las llamadas fitoncinas, sustancias volátiles que producen los árboles y otras plantas (existen más de 5000) para defenderse de insectos, hongos y bacterias. Son precisamente estas sustancias las que otorgan un efecto beneficioso sobre el sistema inmune y se convierten en antibióticos naturales.
Caminando de manera suave iremos aspirando los elementos y sustancias tan beneficiosas que desprenden las plantas y árboles, que se irán incorporando a nuestro sistema respiratorio y entrando en nuestro torrente sanguíneo de una manera natural.
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METODO PRACTICO: La Inmersión en el Bosque
Se hace Camino al Andar.
Thich Nhat Hanh recomendaba
caminar tocando el suelo con cuidado y atención, como si estuviéramos besando a la Tierra en cada paso. Y también recomendaba incorporar una actitud receptiva, de agradecimiento y de entrega hacia la vida y hacia la naturaleza.
Andar descalzo es una de las mejores formas de sentir la conexión con la Tierra. Si quieres hacer esta meditación como una manera de conectar con la Madre Tierra, te recomiendo que camines descalzo en la naturaleza, un pequeño trecho, lentamente sobre el musgo esponjoso o la arena de un riachuelo o fuente. Y, en cualquier caso, incorpora el disfrute por el camino mismo, por el paseo en sí, sin pensar en llegar a ningún lugar. Sin más intención que hacer camino al andar.
La mejor manera de comenzar es caminando muy despacio por una ruta o sendero que permita estar en contacto con cada una de las especies que conforman el bosque. Respirar profundo, atender a los sonidos que ofrece la naturaleza, y activar el resto de los sentidos cerrando los ojos por unos minutos.
No tengas prisa. El objetivo del baño de bosque no es hacer ejercicio físico. Debemos mantener una actitud relajada para poder disfrutar de la paz, los sonidos y todo lo que nos rodea. Durante el paseo se realizan ejercicios de relajación, respiración, coordinación y psicomotricidad.
Cualquiera puede participar en estas inmersiones sensoriales, si bien generalmente se establece una edad mínima de 18 años y no se admiten mascotas ni tecnología que genere distracción. No hay fotografías, ni selfies, ni cualquier tipo de trofeo.
No es necesaria una forma física especial, puesto que se recorre una pequeña distancia, entre un kilómetro y un kilómetro y medio, en terreno llano principalmente y accesible. Se vence el miedo a lo desconocido, siendo responsable de no poner en peligro la vida ni perderse. Antes y después de la sesión de terapia natural, se mide la presión arterial y otras variables fisiológicas de los participantes para comprobar la eficacia del tratamiento.
Dedícale tiempo. Aunque algunos beneficios pueden apreciarse ya a partir de los primeros 30 minutos del paseo, otros necesitan de constancia y entrenamiento. Lo ideal es por la mañana, con la primera luz, y un tiempo prudente para poder regresar.
A pesar de que los beneficios de realizar un shinrin-yoku pueden apreciarse a partir de los 15 minutos entre árboles o cualquier paraje frondoso, lo cierto es que se recomienda realizar al menos una hora de inmersión. La duración aproximada de estos pequeños paseos es de dos horas y media y se recorre entre medio kilómetro y kilómetro y medio.
Cada participante vive una experiencia distinta. Dependerá de su estado emocional, de sus referencias, de las sensaciones físicas que perciba a lo largo del camino. Y cada baño de bosque es diferente. Cambian las invitaciones, el clima, los participantes; la naturaleza está en constante evolución.
Presta atención. Las personas aprenderán todo lo relacionado con las especies, fitoterapia, biología, de la zona de inmersión. Frena el ritmo vertiginoso del día a día y abre tus sentidos. Disfruta de todas las sensaciones que te ofrece el bosque y conecta con la naturaleza.
Silencio. Respeta tanto tu experiencia propia como la de los demás participantes. Aunque no todas, la mayor parte de las actividades se realizan en silencio para favorecer la concentración y la relajación.
Comparte… si quieres. En los momentos reservados para ello, expresa los sentimientos que te provoca cada actividad. Recuerda que el silencio también es una forma de comunicar.
No juzgues. Durante un baño de bosque, se respeta al entorno y a las personas, se crea una zona de no-juicio hacia ti y hacia los demás.
Pautas para empezar a practicarlo
El primer punto es localizar el bosque maduro de la zona que más le guste.
A continuación, debe pedir información sobre las rutas y caminos y su accesibilidad a espacios naturales a las personas responsables de la zona.
Buscar si existe alguna organización o grupo especializado en la práctica de Shinrin Yoku cerca, ya que podremos incorporarnos a los grupos y fechas que tengan programados.
Preparar ropa cómoda y que nos proteja de arañazos, raspaduras y picaduras de insectos. Llevar calzado apropiado, sombrero, protector solar, bastón o palo largo y una mochila con lo básico).
El Baño de Bosque se puede experimentar con o sin guía.
El baño de bosque se puede realizar con o sin guía. Se trata de una inmersión sensorial en la naturaleza.
Creo que lo más importante en un curso de inmersión en el Bosque no es tanto lo que los instructores puedan decir, sino lo que diga la Naturaleza misma a los participantes, o lo que aflore en ellos ante su contemplación. De ahí la importancia que ha de concederse a esos silencios en los que se hace posible escuchar su voz.
El guía acompaña a los participantes durante todo el proceso:
Una primera fase de «entrada» en la naturaleza y relajación.
Hallar el centro del laberinto. El núcleo de la experiencia, donde propone una serie de actividades con las que despertar los sentidos y restablecer nuestra relación con la naturaleza.
La fase de cierre del baño de bosque y «salida».
En diferentes momentos, se ofrece la posibilidad de compartir, si se desea, la experiencia propia con el grupo.
El guia orientará el paseo en función del grupo y del propósito de la actividad y tendrá la formación adecuada en materia de primeros auxilios (aunque es una actividad de mínimo riesgo, hay que estar preparados para una torcedura, una picadura, un corte… ).
Durante un paseo de unas tres horas de duración máximo, el guía realiza diversas invitaciones al grupo (mínimo cuatro personas, máximo 10) enfocadas a despertar sus sentidos, a ralentizar su ritmo, consiguiendo así una conciencia plena del momento presente.
Existen formaciones con certificación internacional para ser guía de Shinrin Yoku. Como en cualquier disciplina (yoga, pilates, gimnasio…), se aprende mejor con un guía cualificado.
Recuperar la capacidad de contemplación, de apreciar lo bello que nos envuelve, llevará consigo también recuperar nuestro sentido de lo verdadero y de lo bueno. Esto sirve para cualquier ética, pero creo que es especialmente relevante en el campo de la ética ambiental. Los guías trabajan en asociación con el bosque para mejorar la conexión con la naturaleza, fomentando así la reciprocidad entre las personas y la naturaleza.
Nosotros somos protagonistas de nuestra contemplación, porque es algo que nosotros percibimos y que interiorizamos, que hacemos nuestra, que forma parte también de nosotros mismos. Por eso tiene la capacidad de conmovernos, de movernos interior y exteriormente, de hacernos cambiar de conducta.
Estas indicaciones son la base de los baños de bosque:
Respira. Relájate. Camina. Toca. Escucha. Recupérate.
Imagen de smarko en Pixabay
FUENTES:
http://selenitaconsciente.com/?p=303532