LaRazon
A través de una técnica de ultrasonidos y de descargas eléctricas, científicos japoneses han obtenido patatas con un 50 por ciento más de ácido clorogénico, un antioxidante capaz de reducir el riesgo de padecer patologías coronarias, neurológicas y diversos tipos de cáncer.
Una investigación realizada en la Universidad de Obihiro en Japón ha descubierto que se puede aumentar la cantidad de antioxidantes en las patatas a través de la aplicación de ultrasonidos o de pequeñas descargas eléctricas.
Este hallazgo se presentó la semana pasada en el marco de la 240 Reunión Nacional de la Sociedad Química Americana que tuvo lugar en Boston (EE UU).
El procedimiento es sencillo. Tan sólo es necesario «sumergir las patatas en agua y someterlas durante un máximo de diez minutos a un tratamiento de ultrasonidos con una intensidad de 600 vatios.
En el caso de optar por las descargas eléctricas habría que introducir el alimento en una solución de agua con sal al tres por ciento durante diez segundos y, después, aplicarle pequeñas descargas eléctricas repartidas en un periodo de tiempo de entre diez y treinta minutos a través de una placa de cobre.
En ambos casos, pudimos comprobar que la cantidad de antioxidantes como los polifenoles y el ácido clorogénico aumentó hasta en un 50 por ciento», explica a este semanario Kanuzori Hironaka, investigador principal del estudio y miembro del departamento de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Obihiro en Japón.
«Hemos observado que al someter a este producto a una situación de estrés a través de los ultrasonidos, se estimula la acumulación de compuestos antioxidantes», añade.
Efecto protector
Presentes en frutas y verduras, los antioxidantes «son esenciales desde el punto de vista nutricional y, en concreto, el ácido clorogénico reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, neurológicas y diversas formas de cáncer», matiza Hironaka.
Debido a la sencillez del tratamiento, continúa el investigador, «es posible ofrecer a los consumidores patatas más ricas en antioxidantes». Aunque por el momento este método sólo se ha aplicado en las patatas, Hironaka asegura que «en un futuro podría emplearse en otros vegetales y aumentar su valor nutricional». Además, el tratamiento con ultrasonidos en ningún caso «modifica el sabor originario de las patatas», aclara Hironaka.
Pero no todo son ventajas. A la hora de evaluar los posibles riesgos que puede tener este procedimiento, el autor del estudio explica que «los ultrasonidos producen a veces radicales libres, en concreto H y OH, pero consideramos que es más fuerte el poder de los antioxidantes y sus posteriores efectos beneficiosos que los radicales libres.
Alimento básico
La Pirámide de la Alimentación Saludable elaborada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) sitúa a las patatas en la base de la misma junto a los cereales y sus derivados. Por ello, no es de extrañar que gracias a su generosa fuente de nutrientes se las haya considerado como un alimento básico de la dieta diaria.
La mejor receta para obtener los beneficios de este tubérculo y no añadir al menú calorías extra reside, según Ramos, en «emplear técnicas culinarias saludables como la cocción, el asado, la cocina al vapor, al microondas y evitar la fritura o las salsas de acompañamiento».
Conviene recordar que las variedades de patatas fritas tipo snack, así como las congeladas que se presentan prefritas, «aportan una cantidad de grasas saturadas y calorías considerable», advierte la experta.