jueves, 6 de enero de 2011

La velocidad de la marcha como indicador de salud

Cristina de Martos El Mundo
Con una población cada vez más envejecida, es importante que los médicos tengan en su poder herramientas para calcular la esperanza de vida de cada paciente y así poder establecer un objetivo terapéutico adecuado a cada persona.
 
Aunque se han propuesto varios modelos, la mayor parte son complejos o poco precisos. Pero según sugiere un grupo de expertos, combinar la edad y el sexo con la velocidad al caminar es un método eficaz.

El estado de forma de las personas mayores es un factor importante a la hora de evaluar su salud en general. Sin embargo, "hoy en día no hay ninguna vía establecida para predecir la esperanza de vida que incorpora criterios de salud y funcionales", indican los autores en las páginas de la revista 'JAMA'. Uno de los marcadores que más se han explorado es la velocidad de la marcha, pero no se ha llegado a ningún consenso o protocolo en torno a su medición.

Eso es lo que propone un grupo internacional de investigadores con presencia española. En su artículo, analizan nueve estudios con más de 400 participantes cada uno cuya velocidad caminando se había medido al inicio y su supervivencia cinco años después. Sus resultados "confirman su utilidad como factor de predicción de la mortalidad en las personas mayores", indica un editorial publicado en la revista.

Una variable fácil de obtener
Las instrucciones son sencillas: caminar a paso normal (como lo harían por la calle) una distancia que variaba entre los ocho pies y los seis metros. Los años de vida restantes que se esperaba tuvieran los participantes aumentaban en aquellos que andaban más deprisa. Los que tenían una velocidad de 0,8 metros por segundo alcanzaban la esperanza de vida media para su edad y sexo. Por encima y por debajo de ese umbral, la supervivencia era, respectivamente, mayor o menor a la esperada.

"Caminar requiere energía, control del movimiento y apoyo, y depende del trabajo de múltiples órganos, incluyendo el corazón, los pulmones y los sistemas circulatorio, nervioso y musculoesquelético. Una marcha lenta refleja tanto el daño en estas estructuras como un alto coste energético", señala el estudio. Por eso es un buen indicador de la salud y la supervivencia de los mayores.

"Los datos de este estudio pretenden ayudar a clínicos, investigadores y generantes sanitarios que buscan indicadores simples de la salud y la supervivencia de los adultos mayores", concluyen los autores.

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