Nuestra mente es una niña inquieta que va de un lugar a otro sin parar… Estar en el aquí y el ahora es una tarea casi imposible para el común de las personas y vivimos presos del ayer y esclavos del mañana…
Tenemos tanto miedo al silencio porque empezamos a oír los reclamos de nuestra alma que por eso vivimos una loca carrera por la vida y llenamos ese vacío con una intensa vida social, mirando TV, chateando, hablando por teléfono, comprando compulsivamente, o soñando despiertos la vida que nos gustaría…
Aprender a relacionarnos con nosotros mismos es una tarea de la que huimos ya que a “estar con nosotros mismos” le llamamos “soledad” y esa palabra aterra a la mayoría… Encontrarnos con nosotros, mirarnos a la cara, escucharnos y conocernos puede ser una de las labores más gratificantes de esta vida porque no solo eliminamos el estrés y sino que creamos un escudo de energía protector de la mala vibración que puede haber en nuestro alrededor…
En la total quietud de lo interno durante la meditación, canalizamos mejor la energía del subconsciente y somos capaces de plasmar los pensamientos buenos surgidos desde los más profundos y sutiles niveles de la consciencia mental, esos pensamientos generan energías positivas o lo que llamamos “buena vibra” que nos rodeará mientras estemos sintonizados.
Meditar nos es cosa tan difícil, pero se requiere de voluntad y constancia para hacerlo… Dedicar solo 10 ó 15 minutos al día para estar en el presente. Volver a ser como los niños y entregarlos al disfrute de sentir la existencia… Acallar la mente… cesar todo ese ruido que tenemos en la cabeza y oír los latidos de nuestro corazón… Sentir como la sangre transita por nuestras venas… Sentir… Vibrar…
Un antiguo refrán oriental señala: "Cierra los ojos y verás, haz silencio y escucharás" y es así… Cuando logramos escuchar el silencio y ver nuestro mundo interior es cuando “despertamos” y nos sintonizamos con nuestra esencia divina… dejamos de ser solo un cuerpo y una mente e integramos el SER verdadero que nos trae la tan ansiada calma…
Cuando la mente se calla deja el silencio necesario para escuchar al Espíritu...
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