lunes, 25 de abril de 2011

Las Mascotas ayudan a Curar Enfermedades

Se trata de perros, delfines y todo animal domesticado que se puedan imaginar. 

El simple contacto con un animalito, acariciarlo, darle de comer, hablarle, da una sensación de placer, tranquilidad y regocijo que ayuda a terapias y tratamientos para los chicos con capacidades diferentes.

 Es el contacto físico sin temor con los animales y el medio ambiente. Los pequeños perciben que el animal los necesita y que entre ellos pueden establecer una conexión con códigos propios.

La zooterapia no es una técnica de medicina alternativa es un abordaje diferente a nivel terapéutico. Los antiguos griegos creían que los perros podían sanar enfermedades y los tenían como coterapeutas en sus templos de curación.

El trabajo con animales domésticos tiene sus comienzos como base científica en el año 1792, en Inglaterra, donde el médico William Tuke, empleo perros para mejorar las condiciones de vida, las cuales eran bastante deplorables, de los pacientes internados en manicomios. Luego en 1867, en Alemania, se utilizaron perros para el tratamiento de pacientes epilépticos.

En 1944, la Cruz Roja, en Nueva York, utilizo perros en la rehabilitación de ex combatientes. Mundialmente existen programas donde se utilizan perros con pacientes internados o ambulatorios, estos aumentan los niveles de autoestima lo cual colabora en la recuperación de los mismos.

Animales que curan

Los antiguos griegos creían que los perros podían sanar enfermedades y los empleaban como coterapeutas en sus templos de curación. De hecho. Asclepios, Dios de la medicina y máxima divinidad curativa de la época, extendía su poder mediante perros sagrados.

Por otra parte, hace tiempo que la medicina alternativa considera a las tortugas y otros reptiles elementos fundamentales para el alivio de algunas dolencias.

Y se conocen también desde hace siglos los efectos los efectos notablemente terapéuticos que tienen los caballos en personas con problemas mentales o físicos. Sin embargo, a nivel científico, la primera vez que se utilizaron animales domésticos como ayudantes terapéuticos fue en 1792 en Inglaterra.

 El médico pionero fue William Tuke, quien los empleó para mejorar las condiciones infrahumanas que existían en los manicomios de la época y para enseñar autocontrol a los pacientes.

Hoy existen varios estudios que demuestran que la terapia asistida por animales ya es una ciencia, y cada vez son más numerosas y serias las investigaciones dedicadas al examen de los beneficios para la salud del hombre a través de su interacción con las mascotas. Rupert Sheldrake, en su libro De perros que saben que sus amos están camino de casa, de reciente aparición, indica que en la actualidad los programas en los que los animales visitan gente en los hospitales, hospicios y casas de ancianos superan los 2.000 solo en los Estados Unidos.

Se trata de mascotas que pertenecen en general a voluntarios y a las que se suele llamar PAT (pet as therapy, `animal de compañía en función terapéutica`).

Y es que hay personas dispuestas a visitar y compartir sus perros y gatos con gente enferma, deprimida o sola. Resultan asimismo útiles otros animales dóciles como canarios, tortugas, conejos e incluso peces.

Contra males físicos y dolencias espirituales

En su libro, Sheldrake recoge cientos de relatos acerca de animales que confortan y curan, la mayoría de ellos referidos a gatos y perros muy próximos a personas enfermas o tristes.

Una serie de testimonios, entrevistas y tests regulares de seguimiento no solo le permitió verificar que quienes poseían algún animal doméstico se sentían menos solos, menos ansiosos y menos deprimidos , además observó un efecto favorable en la disminución de la tensión sanguínea en personas con hipertensión y en la reducción de la necesidad de medicación.

Por otra parte según investigaciones realizadas por E. Firedmann y sus colaboradores de la Universidad de Pensylvania, los dueños de mascotas que habían sido hospitalizados con enfermedades cardíacas, incluso infartos, manifestaron después mejor ritmo cardíaco que un grupo de control sin animales de compañía.

 También estudios de la Fundación Latham , de alameda, California, demostraron que la suma de mascotas a la terapia de enfermos de SIDA les daba a los pacientes razones para luchar por la vida, lo que condujo a la organización de la Red de Apoyo a Mascotas de los Enfermos de SIDA, para cuidar de estos animales.

Eduardo Tarnassi, en una nota sobre lo que los perros pueden hacer por quién padecen esta enfermedad sostiene que está absolutamente comprobado que para el enfermo su mascota se convierte en uno de los apoyos más firmes, ya que no solo sirve para vehiculizar el afecto sino también para maximizar la responsabilidad.

El perro es, entre otras cosas, alguien por quién vivir, alguien a quién cuidar, alguien que no cuestiona, que no condena, que únicamente ama "La Nación 24/11/1992). Y agrega que ante el temor de algunos médicos a que los pacientes con sistema inmunológico afectado queden expuestos a que el animal les contagie una enfermedad, los veterinarios consideran que, si se toman las precauciones debidas, el riesgo es casi nulo.

Pero la terapia animal no solo resulta útil en casos de enfermedad, las mascotas suelen representar un gran alivio para personas desconsoladas. Se ha verificado incluso que, en casos de duelo por la pérdida de un ser querido, quienes poseían animales de compañía presentaron menor tendencia a la desesperación y el aislamiento que lo que no tenían.

Otro dato curioso que recoge Sheldrake es sobre el efecto de estos animales en los prisioneros aparentemente, las cárceles que permiten la visita o tenencia de mascotas a los presos han sido escenario de reducciones de violencia, suicidios y consumo de drogas, así como de mejores relaciones entre los reclusos y el personal de las prisiones.

La fuerza del cariño

Pero ¿cómo explicar este poder terapéutico? La doctora Karen Allen, de la Universidad de Búfalo, Nueva York, que investiga los efectos fisiológicos de los animales domésticos en los humanos, sobre todo en la presión sanguínea y el estrés, asegura que "el efecto se debe a que los animales no emiten juicios, como las personas", lo que los convierte además, a su entender, en excelentes consejeros (El mundo 9/2/1998).

La gente suele hablar con sus animales: es muy común entre quienes poseen mascotas referirles sus inquietudes o confesarles cosas que no revelarían ni a grandes amigos. Este hábito parece responder a que se encontrarían en el animal de compañía muchos de los atributos de un buen consejero: autenticidad, honestidad, empatía, abstinencia de juicio, capacidad para escuchar y una absoluta confidencialidad.

Además, la tenencia de una mascota proporciona, según varios investigadores, mayor sentido de seguridad y de autoestima, saca a la gente del ensimismamiento, y estimula la sociabilidad. En los niños se ha probado que incentiva el sentido de la mutualidad con los demás y contribuye al desarrollo de sus habilidades sociales y del sentido de la responsabilidad.

También se subraya la importancia del contacto físico, que los seres humanos encuentran tan reconfortante (especialmente durante la infancia, cuando necesitan que los toquen y los amen para sentirse seguros).

Rupert Sherdrake, recordando el título de un libro de Masson, Los perros nunca mienten acerca del amor, afirma que el secreto reside en el amor incondicional que ofrecen las mascotas.

Empatía y sensibilidad

Uno de los aspectos más sólidos de las explicaciones de la conducta reconfortadora y curativa de los animales de compañía es que responden a las necesidades de sus amos, es decir, que no se comportan simplemente con una afectividad genérica.

Por eso, los beneficios no solo dependen de la presencia de estos animales en el hogar, sino del vínculo que establecen con su amo. Cuanto más intenso es este lazo, mayores resultan los efectos positivos.

Incontables testimonios que reflejan la intensidad de este vínculo suelen resultar asombrosos para quién nunca tuvo un animal de compañía, pero parecen completamente naturales a quién convive con ellos desde hace tiempo. Así, por ejemplo, muchas personas coinciden en que sus mascotas parecen saber exactamente cuando necesitan consuelo, y se ocupan de proporcionárselo, aún cuando se trate de animales normalmente muy celosos de su independencia.

En este sentido, Sheldrake señala un rasgo común de los relatos de conducta considerada y reconfortante de gatos: aparentemente, esta "tiene lugar cuando hace falta y se prolonga todo el tiempo necesario. Pero, cuando la persona se ha animado, tranquilizado o mejorado, el gato retoma su conducta más independiente habitual".

Ahora bien, aunque es posible establecer vínculos emocionales con diversos animales, los seres empatía respecto de ellos, sobre todo los perros, los gatos y los caballos.

Fuente: De perros que saben que sus amos están camino a casa y otras facultades inexplicadas de los animales, Rupert Sheldrake.

Medicina de “cuatro patas”

La terapia con mascotas es muy conveniente para cardíacos, especialmente recomendables para ancianos, niños, presos y desconsolados, las mascotas gozan de un creciente reconocimiento cuando se trata de elegir un consejero o un terapeuta. Múltiples estudios prueban que los efectos benéficos de la terapia asistida por animales son ciertos e irrefutables.

¿Cuál es el secreto?

Los animales, en especial los perros, por instinto, reconfortan personas enfermas y estimulan en el caso de niños con trastornos emocionales y/o físicos.

En California, en un centro de atención de pacientes HIV, se sumo a la terapia sus mascotas, dándoles a estas personas otra razón para luchar contra esta enfermedad.

La utilización del perro específicamente, esta fundamentada porque es alguien con quien vivir, alguien a quien poder cuidar, alguien que no cuestiona, que no condena, que únicamente ama y nos saca de la monotonía y la soledad.

En el caso de los niños autistas, movilizan al niño de tal forma que a través de la estimulación por medio del juego, el movimiento permanente, los lengüetazos, la utilización de juguetes con sonido por parte de los perros, sacan al niño del ensimismamiento y estimula la sociabilidad, y la conciencia del otro. En niños con trastornos no tan profundos, (ej: trastornos de aprendizaje y conducta) incentiva el concepto del otro, de grupo, dado que cada niño trabaja con un solo perro, incluyéndolo este al resto.

Esto es, el perro hace incluir, por su concepto de jauría, al niño al resto del grupo. Además contribuye al desarrollo de sus habilidades sociales y del sentido de responsabilidad. Esto se lleva a cabo por la secuencia de trabajo donde el niño desde que llega a la sesión pasa desde el juego a la responsabilidad de su mascota a cargo.

Según Sheldreke "los perros nunca mienten acerca del amor". Durante el tratamiento, cuanto más fuerte sea el lazo con el perro, mayores y más rápidos son los resultados positivos del mismo. Los perros entrenados específicamente en este tipo de terapias, tienen la capacidad de saber cuando un niño o adulto necesita consuelo y se esmera en proporcionarlo.

Fuente: kukasworld

                        

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