¡Aceptémoslo! Los científicos empiezan a darse cuenta que las redes de telefonía celular dañan el medio ambiente. En principio fueron rumores, luego investigaron si las redes Wi-Fi dañaban los árboles.
También existieron sospechas si las abejas estarían siendo afectadas nociva y drásticamente por teléfonos celulares, esto por una muerte masiva de colonias enteras que se registraron en Estados Unidos y otros partes del mundo.
Llegaron a la conclusión que las antenas no tuvieron nada que ver con el caso anterior. Posteriormente un grupo de expertos suizos hizo un estudio de 83 experimentos demostrando que lo anterior es absolutamente falso.
El líder del equipo, Daniel Favre hizo colocar un teléfono móvil en varios estados: apagado, encendido y/o recibiendo/realizando llamadas, debajo de una colmena para observar el comportamiento de las abejas y sus reacciones.
Resultado. Las abejas reaccionaron de forma muy violenta, lanzando chillidos agudos en señal de la reina de abandonar la colonia, cuando el dispositivo recibía una llamada o las hacía, es decir, la emisión y recepción de señales las desorientaba y por consecuencia sentían un ambiente inseguro, pero si esta señal se hacía más intensa o se prolongaba podían morir así sin ton ni son. Cuando el teléfono estaba apagado o encendido sin actividad, ellas no mostraron esa reacción.
Daniel Favre consideró que los teléfonos y las antenas repetidoras contribuirían a la densidad de población de abejas, razón por la cual pidió hacer más investigaciones para confirmar algunos resultados ya estudiados.
Ya es hora de hacer muchas más investigaciones sobre las consecuencias y causas de las señales y dispositivos inalámbricos en su afectación negativa para con los ecosistemas. La informática y las telecomunicaciones han llegado a un punto máximo de desarrollo, donde las consecuencias comienzan a verse tanto en el comportamiento de los seres humanos, su educación, su vida cotidiana y su convivencia hasta los demás ecosistemas donde esas señales que viajan a través del aire comienzan a hacer efectos negativos en otros organismos.
Ya hemos visto cómo las abejas reaccionan ante ondas celulares fuertes, y peor aún: pudieran llegar a la conclusión que los árboles detengan su crecimiento normal gracias a las conexiones inalámbricas de las redes Wi-Fi.
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Fuente: tiger fenix
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