sábado, 24 de diciembre de 2011

Sanidad ordena un estudio urgente de Prótesis de Mama

Sanidad ordena un estudio urgente de prótesis de mama
Valencia utilizó implantes PIP en 639 mujeres con cáncer de mama. Solo Francia retirará y financiará la extirpación en 30.000 pacientes

Con «urgencia», el Ministerio de Sanidad que dirige Ana Mato ha encargado un estudio sobre las prótesis mamarias de la compañía francesa Poly Implant Prothèse (PIP), relacionadas con un mayor riesgo de rotura y de cáncer. El estudio permitirá conocer con exactitud cuántas españolas afectadas hay y detectar posibles complicaciones de salud relacionadas con las prótesis.

Los implantes de silicona defectuosos fueron implantados en 300.00 mujeres en todo el mundo y distribuidos en América y numerosos países europeos, entre ellos España. En nuestro país, como en el resto de países afectados se ordenó en marzo de 2010 la retirada del mercado de estas prótesis defectuosas y se pidió a las mujeres afectadas controles periódicos.

Francia acaba de dar un paso más y ha recomendado a las mujeres portadoras la retirada «preventiva y sin carácter de urgencia» de estos implantes. Las autoridades francesas han tomado esta decisión, sin precedentes en la historia de la cirugía plástica, a pesar de que el Instituto Nacional del Cáncer ha concluido un estudio que asegura que este tipo de prótesis y el gel de silicona utilizado no elevan el riesgo de cáncer, en comparación con otros materiales de relleno.

Pese al informe, las autoridades sanitarias francesas aconsejan la extracción «incluso si los implantes no muestran signos de deterioro». Eso significa que 30.000 mujeres deberán volver a pasar por el quirófano para cambiar sus implantes por otros. El coste para la Seguridad Social, que sufragará los gastos de las intervenciones de reconstrucción y sustitución, será de unos 60 millones, según las cifras que maneja el Gobierno francés.

Francia ha aplicado el principio de precaución, tras recibir 2.000 querellas el pasado mes de noviembre y la sospecha de que ocho casos de cáncer estuvieran relacionados con estos implantes de la compañía PIP.

No le han seguido el resto de países europeos. España, como el resto de países comunitarios, han optado por esperar y vigilar. Desde que se conocieron los primeros problemas en 2010, aconsejaron a las pacientes afectadas acudir a su cirujano plástico y realizar una ecografía anual para evaluar el estado de sus prótesis. Solo en caso de que se detecte o se sospeche rotura se recomienda su retirada. El secretario general de Sanidad en funciones, Alfonso Jiménez, aseguró que España mantendrá esas recomendaciones. Jiménez participó ayer en una audioconferencia con las autoridades sanitarias de otros países de la UE para coordinar las acciones que deberían emprenderse tras el anuncio del Gobierno francés. En el encuentro, las autoridades sanitarias «no aportaron argumentos científicios rigurosos» que justificaran ser más agresivos.

Un «secreto a voces»

El Ministerio de Sanidad español aún no ha ofrecido datos sobre el número de posibles mujeres afectadas, frente a las cifras aportadas por Francia (30.000), Reino Unido (entre 30.000 y 40.000) y Brasil (25.000). La explicación es «la dificultad para recabar datos fiables sobre la distribución del producto», aseguraba hace unos días en un comunicado el Ministerio. La Comunidad Valenciana sí informó ayer de los implantes PIP utilizados en centros públicos, con los que se reconstruyó a 639 pacientes con cáncer de mama. Pero en esa cifra no se cuentan las intervenciones realizadas en clínicas privadas por motivos estéticos. Fuentes de la Consejería de Sanidad aseguran que todos estos casos ha sido notificados a las pacientes y controlados por sus cirujanos. En Cataluña, según la Generalitat, la cifra de portadoras de PIP asciende a 450 mujeres.

El cirujano plástico Jaume Serra, que ha tratado a varias afectadas en España, asegura que era «un secreto a voces» que las PIP se rompían con una frecuencia alarmante. Critica a la Sociedad Española de Cirugía Plástica por no haber recomendado a los cirujanos que detuvieran su implantación y optaran por otras marcas, cuyo precio en el mercado era notablemente más elevado.

N. RAMÍREZ DE CASTRO / ABC


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