■La grasa parda oxida los lípidos que se disipan en forma de calor.
■El aumento de la obesidad de los útimos años se relaciona con un mal funcionamiento del tejido adiposo pardo.
Hoy ya sabemos que el organismo puede acumular dos tipos diferentes de grasa. La grasa blanca es la que podríamos decir "mala", mientras que existe una grasa parda que es "buena".
Esta grasa parda no almacena lípidos, sino que los oxida para obtener energía que se disipa en forma de calor atendiendo al fenómeno de la termogénesis. Esto explica que el tejido adiposo marrón ayude a quemar más calorías y produzca calor corporal a partir de las grasas.
Abre la puerta a fármacos que ayuden a controlar la masa corporalAhora investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) ha demostrado por primera vez que es el cerebro el que activa la grasa "buena".
Concretamente, han visto que la administración de la proteína llamada BMP8B en la región cerebral del hipotálamo activa la grasa marrón, clave en la batalla contra la obesidad.
En los últimos tres años se ha demostrado que uno de los mecanismos que subyace a la epidemia de la obesidad es un mal funcionamiento del tejido adiposo pardo.
Hasta ahora era conocido el importante papel del cerebro en la prevención y cura de la obesidad, concretamente la zona hipotalámica, muy importante en la regulación de energía. También lo era el gran potencial de la grasa parda (buena) en este campo de batalla. La literatura científica es amplia en este plano. Lo que era mucho menos sabido es la conexión que se establece, con idéntico objetivo, entre ambos factores.
Sin la proteína BMP8B, más obesos
Según los científicos, el descubrimiento en roedores de que es el cerebro el que activa la grasa "buena" constituye una importante diana terapéutica contra la obesidad en humanos y abre la puerta a la creación de fármacos que ayuden a controlar la masa corporal.
La investigación –que se publica en la revista Cell– halló que los ratones carentes de la proteía BMP8B eran marcadamente obesos, a pesar de tener una ingesta de alimentos reducida, cuando se les compara con roedores normales. La razón era que tenían una menor capacidad para quemar grasa en el tejido adiposo marrón.
El estudio, realizado por los grupos de la Universidad de Santiago de Compostela y de la Universidad de Barcelona del CIBERobn en colaboración con otros equipos de Iowa en Estados Unidos, de Estocolmo en Suecia y con la coordinación general del de la Universidad de Cambridge en Reino Unido.
EUROPA PRESS. 23.05.2012 - 12.46h
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