martes, 27 de noviembre de 2012

La Historia de Findhorn -Recopilación de Iván Santandre

Findhorn es una bahía azotada constantemente por vientos fríos sobre una “tierra” que consiste principalmente en arena y grava. En palabras de los protagonistas de esta historia, “un lugar extremadamente feo” y que fue transformado en un vergel gracias a la ayuda de los ángeles. Una historia real que parece sacada de un cuento de hadas y que ha sido documentada por la BBC y The History Channel.

Eileen y Peter Caddy, junto a Dorothy Maclean, habían seguido durante muchos años, en forma individual y como grupo, un camino espiritual disciplinado bajo la guía de Sheena Govan, y se habían entrenado específicamente para seguir la voluntad de Dios. Ellos llegaron por primera vez al noreste de Escocia, en 1957, para administrar el mal conservado Cluny Hill Hotel, en el pueblo de Forres; lo que hicieron con un éxito notable.


Eileen recibió una guía interior en sus meditaciones, que ella llamó “la tranquila y pequeña voz del interior”. En el hotel, Dorothy y los Caddy vivieron y trabajaron en estrecha proximidad y practicaron una vida de acuerdo con su guía interior. Peter administró el hotel según esta guía, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de la “voz”, con una confianza plena. De esta forma tan poco ortodoxa, el Cluny Hill se convirtió rápidamente en un próspero y exitoso hotel de cuatro estrellas. Sin embargo, después de varios años, se dio término al contrato de Peter y Hielen; y con poco dinero en el bolsillo y sin tener ningún lugar a donde ir, se trasladaron con sus tres pequeños hijos y con Dorothy a un estacionamiento de casas rodantes en la cercana aldea costera de Findhorn, a un lugar que ellos despectivamente llamaban “el vertedero” cuando trabajaban en el prestigioso hotel de cuatro estrellas.

Meditaban separadamente y juntos cada día, prestaban atención a cualquier intuición interior y actuaban según lo que parecía razonable, a pesar de que no tenían la menor idea de a dónde les conducía. Tanto Peter como Dorothy continuaron entrevistándose para conseguir empleo, los cuales extrañamente no resultaban. Peter y Dorothy quedaron definitivamente cesantes.

El Huerto

Alimentarse con el subsidio de desempleo era difícil, así es que Peter, sin conocimiento alguno de horticultura, decidió empezar a cultivar verduras alrededor de la casa rodante. La tierra en el estacionamiento de remolques estaba seca y cubierta de arena, pero él perseveró. La voz interior de Eileen continuó diciéndoles que iban por buen camino, y ellos siguieron pensando que su estancia en Findhorn pronto se acabaría. ¡Dios seguramente les proporcionaría buenos trabajos y un lugar decente para vivir!

Dorothy trabajaba en el huerto desde temprano por la mañana hasta que se hacía de noche, igual que Peter. Ella también continuó meditando (siempre anotando sus percepciones interiores), tiempo en el cual empezó a recibir mensajes de estar preparada: “Mantente preparada, Mi niña, y alerta para Mis avisos. Espera ideas nuevas…”

Entonces, el 8 de mayo de 1963, ella recibió el siguiente mensaje: “Uno de los trabajos para ti, como Mi niña libre, es el sentir las fuerzas de la Naturaleza, tal como el viento. Siente su esencia y su propósito para Mí, y sé positiva y armoniza con esa esencia. No será tan difícil como tú te imaginas, porque los seres de estas fuerzas estarán contentos de sentir un poder amistoso….”

Mientras que Dorothy pensó que esto era una buena excusa para irse y gozar de las caminatas en la Naturaleza, Peter entendió inmediatamente que esta guía se podría utilizar para ayudar con el huerto. Como él tenía poca experiencia en cuestiones de horticultura, estaba abierto a sugerencias, y ciertamente recibirlas como consejos de la Naturaleza parecía posible. Pronto Dorothy recibió el siguiente mensaje durante la meditación:

“Sí, tú deberás cooperar en el huerto. Comienza pensando sobre los espíritus de la Naturaleza –los espíritus de más alta iluminación de la Naturaleza- y sintoniza con ellos. Eso será tan excepcional como atraer su interés hacia aquí. Ellos estarán encantados de encontrar algunos miembros de la raza humana ansiosos por recibir su ayuda. Ese es el primer paso. Por espíritus más altos de la Naturaleza, me refiero a aquellos tales como los espíritus de las nubes, de la lluvia y de los vegetales. Los espíritus individuales más pequeños de la Naturaleza están bajo su jurisdicción.”



Dorothy descubrió que ella era capaz de contactarse intuitivamente con los ángeles de las plantas (devas), quienes le dieron instrucciones de lo que debían hacer para obtener el mayor rendimiento de su inexperto jardín.

La Historia Contada por Dorothy Maclean

“Así comenzó un desarrollo cotidiano de comunicación con las fuerzas detrás de la Naturaleza. Peter, por supuesto, intentaría hallar por sí mismo la razón por la que una planta funcionaba mal; pero cuando no la encontraba y no sabía qué hacer, me daría las preguntas. Entonces, yo armonizaba con el espíritu del vegetal en cuestión para buscar la respuesta. Habiéndolo ya hecho una vez, no podía usar como excusa que se trataba de un imposible. En realidad, ahora me doy cuenta de que la creencia en la propia limitación es el mayor obstáculo para el logro de algo. De modo que las circunstancias, valiéndose de Peter como hábil instrumento, continuaron forzándome a volver hacia las fuerzas de la Naturaleza.

“Por ejemplo, teníamos dos hileras plantadas de porotos enanos. El primer lote no prosperó, mientras que el segundo se presentaba prometedor. La esencia espiritual de los porotos enanos me dijo que el primer lote había sido sembrado a demasiada profundidad y antes de que el suelo tuviese suficiente nutrición; pero que el otro iba bien y se estaba trabajando en él.

“Durante los dos primeros años, hasta que nos familiarizamos con esta concepción poco habitual de la horticultura, Peter hacía preguntas con frecuencia. No obstante, él actuaba de inmediato según le era sugerido. De no haber sido así, creo yo, la cooperación no habría continuado.
Ángeles y Devas



“En cuanto a quiénes eran estos seres de la Naturaleza, rápidamente comprendí que cada uno de ellos no era el espíritu de la planta en particular, sino el ser superior luminoso de la especie. Descubrí que el ser que estaba detrás de la arveja contenía en su conciencia el plan arquetípico de todas las plantas de arveja del mundo, y velaba por su bienestar. Obviamente, tales seres deben funcionar en otras dimensiones además de nuestras tres, pero mi contacto telepático previo me había familiarizado con ese concepto. Un conocimiento ligero de la literatura teosófica, junto con mis impulsos interiores, y la tremenda pureza, alegría y alabanza que emanaba de esos seres, me llevaron a la conclusión de que eran algún tipo de ángeles. Como la palabra ángel poseía en mi mente una imagen muy limitada y estereotipada, contraria a la impresión de levedad, libertad y carencia de forma que daban estos seres, decidí denominarlos en general como devas, palabra sánscrita que significa “aquél que brilla”. Sin duda, esa palabra era usada con frecuencia en la India, pero no le resultaba trillada o convencional a mi mente.

“Durante varios años, la huerta ocupó todo nuestro tiempo y energía. Peter actuaba instantáneamente según los consejos impartidos por los ángeles y pronto contamos con una buena provisión de vegetales para que Eileen los cocinara. Se introdujeron muchas variedades diferentes, incluidas algunas que nunca habíamos visto antes. Al agregar constantemente abono, la arena comenzó a transformarse en tierra fértil. Era una tarea muy intensa. Muy pronto, todo el terreno alrededor de la casa rodante estaba cultivado, así como la ladera de la hondonada, en la que hicimos terrazas. Plantamos hierbas y las probamos en nuestras ensaladas cotidianas. Iniciamos una plantación de manzanas y de grosellas. Antes de colocar cada manzano, removíamos más de veinticinco carretillas llenas de arena y piedras, reemplazándolas con igual cantidad de arena y abono. Afortunadamente, los arbustos de grosellas requerían menos trabajo. Acarreamos, literalmente, toneladas de arena.



“Comenzamos a tener excedentes suficientes para venderlos a otras personas en el estacionamiento de casas rodantes. Los horticultores del mercado local tenían tan alta opinión de nuestras plantas jóvenes que hasta empezaron a comprárnoslas.

“El resultado de trabajar con la Naturaleza fue asombroso. Los vegetales eran vibrantes, deliciosos y abundantes, con algunos que crecieron hasta tamaños extraordinarios ¡inclusive una coliflor de 18 kilos! Con el tiempo, los árboles frutales prosperaron, como así lo hicieron innumerables hierbas y flores, muchas de las cuales eran típicas de climas más cálidos y de tierra ciertamente mejor.

“Nos sentíamos complacidos y agradecidos por la buena producción que, en nuestra ignorancia, no podíamos evaluar. Cuando visitamos el Castillo de Cawdor, cuyas grandes huertas amuralladas habían sido bien atendidas por un equipo de horticultores profesionales durante siglos, y que se abrían al público una vez al año, vimos que nuestros vegetales y frutas eran más sanos que los suyos. Comenzamos a comprender que la efectividad de este trabajo de cooperación con los devas estaba más que demostrado.



“A requerimiento de Peter, el Consejo de Horticultura Provincial vino a analizar el suelo. Declaró que, como todo el suelo del distrito, carecía de ciertos componentes; pero tomó muestras para estudiarlas. No obstante lo esperado, el análisis no mostró deficiencia alguna: el suelo era perfectamente equilibrado. El Consejero estaba asombrado y simplemente no podía entenderlo; los devas sí, y dijeron:

Sabíamos que esta huerta confundiría a los expertos, porque no es como las otras. Sí, podemos y, en nuestra labor, extraemos lo necesario de la sustancia eterna de la vida. Este proceso se acelera cuando el material que requerimos se halla disponible en una forma fácil de utilizar, es decir, cuando ya ha sido transmutado. Aquí, por supuesto, es donde la cooperación, al poner elementos en el suelo, resulta importante para las plantas.

Este proceso es también más fácil para nosotros cuando su poder creativo fluye hacia la tierra, cuando lo que proviene de ustedes es superior. El ser humano anula nuestra labor, no sólo por los venenos que pone intencionalmente, sino también por las diversas maneras en que quiebra las leyes cósmicas con su egoísmo. Cuando todo está más o menos en orden, como en esta huerta, nuestra creación avanza no sólo sin impedimentos, sino aceleradamente.

“Como pensamos que el Consejero no creería en la ayuda de los ángeles ni estaría dispuesto a aceptar su posibilidad, no le dijimos nada al respecto. Pero él, estaba tan impresionado por el resultado del análisis del suelo y el crecimiento de las plantas, que le pidió a Peter que participase en un debate sobre horticultura por la radio de la BBC. En ese programa, Peter atribuyó el éxito de la huerta a los buenos métodos de abono y al trabajo duro. Pensó que los horticultores escoceses tampoco estarían dispuestos a aceptar la idea de la ayuda angélica.




‘Los antiguos, por supuesto, aceptaban el reino de los espíritus de la Naturaleza sin cuestionarlo, como un hecho de visión y experiencia directos. Los devas y los elementales están trabajando con la ley de Dios en el crecimiento de las plantas. El ser humano está continuamente violándola. Con todo, su deseo es trabajar en cooperación con el hombre, a quien le ha sido dada la tarea divina de cuidar de la Tierra. Por generaciones, el humano las ha ignorado y hasta ha negado su existencia. Ahora, un grupo de individuos conscientemente los invita a su huerta. Literalmente, ellos están demostrando que el desierto puede florecer en una rosa. También muestran a qué paso asombroso puede lograrse. Si esto ocurre tan rápidamente en Findhorn, puede hacerse también en el Sahara. Si suficientes personas pudieran realmente comenzar a usar esta cooperación conscientemente, los alimentos podrían crecer en grandes cantidades en las regiones menos fértiles.’



‘El vigor, salud y florecimiento de las plantas en esta huerta a mediados del invierno, en tierra que es casi arena polvorienta árida, no pueden explicarse con la aplicación moderada de abono, ni tan siquiera con la aplicación de ningún método conocido de cultivo orgánico. Hay otros factores y éstos son vitales…es la expresión práctica de una filosofía que podría ser la forma suprema de la sabiduría… y la libertad.’

“Fue la realidad del crecimiento de la huerta lo que nos convenció de la existencia de los devas. De esto, surgió un nuevo método de horticultura, y una comprensión más profunda de la vida en su totalidad. Aprendíamos de los primeros principios del trabajo grupal la importancia de cooperar no sólo con la Naturaleza, sino también entre nosotros. Estaba la interacción entre lo que las fuerzas de la Naturaleza decían a través de mí, la aplicación que de esto hacía Peter en la huerta, y la orientación de Eileen animándome y confirmando los actos de Peter. Estaba la interacción de nuestras personalidades y, sobre todo, estaba el deseo individual de cada uno de nosotros de movernos con nuestros aspectos más elevados. Aunque ocasionalmente surgiera alguna tensión, estábamos aprendiendo cómo combinar nuestra comprensión práctica en un todo creativo. A medida que Peter se transformaba en un horticultor a través de la práctica, los devas comenzaban a relacionarse más y más como educadores. De la misma forma en que nos enseñaron a ver los aspectos más sutiles de la Naturaleza, nos enseñaron cómo vivir en contacto con los aspectos más sutiles de nuestro propio ser.





Dorothy Maclean
y su Contácto Ángelico


Sí, hablo con ángeles, admirables seres cuyas vidas inspiran y crean todo en la Naturaleza. En otra época y cultura, podría haber sido enclaustrada en un convento o en una iglesia o, mucho peor, quemada en una hoguera como una bruja. En esta época y cultura de escepticismo, es casi seguro que tal afirmación sea recibida con descreimiento burlón o considerada como las divagaciones de una soñadora. Siendo una persona práctica y realista, nunca me propuse aprender a hablar con ángeles, ni jamás imaginé que tales contactos podrían resultar posibles o útiles. No obstante, cuando esa comunicación comenzó a producirse, lo hizo de una manera irrefutable.

La prueba concreta se desarrolló en la huerta de Findhorn, que se transformó en las bases de lo que llegaría a ser la Comunidad de Findhorn. Esta huerta se plantó en arena, en condiciones que ofrecían escasas posibilidades para el crecimiento de otra cosa que no fueran arbustos resistentes y pastos escoceses, que requieren poca humedad y alimento. Sin embargo, mediante un contacto telepático con los seres angélicos que supervisan y dirigen el crecimiento vegetal, obtuve instrucciones específicas y asistencia espiritual.

Aprender a hablar con los ángeles es, en realidad, aprender a hablar con nosotros mismos y con nuestros semejantes de un modo nuevo y más profundo. Es aprender a comunicarnos más abiertamente con nuestro universo y a estar más sintonizados con nuestro papel de co-creadores y participantes en su evolución. Las comunicaciones modernas se han desarrollado maravillosamente y con rapidez en el aspecto físico y tecnológico, pero otras formas de comunicación más profundas y sutiles permanecen aún inexploradas. En pro del futuro de nuestro mundo y de nosotros mismos, debemos comenzar ahora por utilizar esas formas más profundas de comunicación que es, en realidad, una comunión con la esencia, con la alegría y con el poder de la vida.

Hacerlo no requiere técnica alguna. Carezco de métodos fáciles para enseñarles a hablar con los ángeles, o con su yo más profundo, en diez lecciones o en dos fines de semana. En culturas industriales, la gente parece esperar y desear resultados instantáneos, pero la verdadera comunicación surge de nuestro propio ser y de la totalidad de nuestra vida. Es algo en que nos transformamos en el transcurso de nuestra existencia y no algo que aprendemos. Lo que realmente comunicamos es aquello que somos, no tanto lo que podemos expresar con palabras. Comunicarse con los ángeles requiere, en verdad, una actitud particular de totalidad hacia la vida, hacia nuestros semejantes y hacia nosotros mismos.

Afirmo que cualquiera de nosotros puede hablar con los ángeles. El hecho de que yo, con mis flaquezas y percepciones meramente humanas, haya aprendido a hacerlo significa que el camino está abierto a quienquiera que se proponga modificar ortodoxias y explorar su mundo de una manera nueva. Ello requiere una ampliación gozosa de nuestra visión de la realidad, el estar dispuestos a abrirnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, y a un movimiento consciente para abarcar nuestra totalidad.
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