No cabe duda de que este artículo va a dejar consternados a muchos lectores. Y la consternación será uno de los síntomas más agradables. No vale la pena leer este informe revelativo mientras uno está comiendo.
Pero no sólo vale la pena leerlo, sino que podría ser de vital importancia para la mayor parte de la gente. Se hablará sobre los parásitos que viven en nuestro cuerpo y de los daños que causan.
El tema provoca rechazo y un disgusto evidente, lo que contribuye a que todo el mundo trate como un tabú este lado menos brillante de la vida. Este informe revela este peligroso tabú.
"Creo que los parásitos constituyen el problema sanitario más descuidado de la historia de la humanidad. Tengo claro que ésta es una afirmación muy atrevida, pero se basa en una experiencia de 20 años y en el análisis de 20.000 pacientes."
- (Dr. Ross Anderson, médico canadiense)
Como ante la mayoría de la gente, ante mí también habría quedado escondido este caso adverso si hace medio año la Dr Heléna Tóth, redactora de la revista Horizont (conocida persona adicta a la salud) no hubiera decidido advertirme sobre el peligro de los parásitos. Primero yo reaccioné como, pienso, lo harían todas las personas normales.
Por favor, dejame en paz y no me hables de estos seres¬ le dije indignado – no quiero que me quites el apetito. No vivimos en el Tercer Mundo, sino en uno de los países más desarrollados donde no hay que preocuparse por estas cosas.
Después cambié de opinión (el porqué se verá más adelante) y empecé a preocuparme un poco del tema. Consulté libros, informes y artículos escritos por un montón de médicos y navegué por la red durante noches enteras buscando información más detallada.
Víctimas ingenuas
Mientras se multiplicaban mis conocimientos, aumentaba en mí la decisión de publicar los hechos, ya que se puede salvar la salud y la vida de mucha gente si se enteran a tiempo de lo que yo he llegado a aprender. Le pido al lector que no deje de lado este artículo sólo porque le de asco este tema o porque piense que no tiene nada que ver con él.
Por una parte, cuando llegue hasta el final del artículo va a ver que el conocimiento de los hechos es mucho más reconfortante que poner una mala cara; por otra parte, el que lea este artículo tiene una probabilidad de entre un 80 o 90 % de estar contagiado. El fenómeno es mucho más común de lo que uno pueda imaginar.
”Es fácil que tú también seas una de las víctimas ingenuas de la epidemia de parásitos que afecta a millones de norteamericanos. Esta epidemia no conoce límites geográficos, económicos o sexuales. Esta es una epidemia muda de la que tampoco sabe nada la mayoría de los médicos de este país”.
(Ann Louis Gittleman, experta en nutrición, autora del libro Adivina quién ha venido a cenar)
”Qué es exactamente el parásito? – pregunta la doctora Anderson citada antes – El parásito es un organismo que invade a su padrón, los padrones somos tú y yo. El parásito vive una vida paralela a la nuestra dentro de nuestro cuerpo, alimentandose de nuestra energía, de nuestras células o de la comida que consumimos. Según la evaluación de artículos médicos recientes en el cuerpo del 85% de la población adulta estadounidense, se encuentra por lo menos un tipo de parásito.”
El hombre puede llevar en su cuerpo más de 100 parásitos diferentes, desde los de tamaño microscópico hasta las solitarias de varios metros de largo. Los parásitos no sólo se encuentran en el intestino, como se piensa generalmente, sino en cualquier parte del cuerpo: en los pulmones, en el hígado, en los músculos, en el estómago, en el cerebro, en la sangre, en la piel y hasta en los ojos.
¿Cómo puede uno contagiarse?
El Dr. Zoltán Róna, presidente de la Asociación Canadiense de Medicina Holística, personaje conocido de orígen húngaro escribe en la red: ”El número de las patologías causadas por los parásitos en América del Norte ha aumentado considerablemente debido a los viajes internacionales, a la contaminación del agua y de los alimentos, a causa de los productos químicos, del mercurio y al uso excesivo de antibióticos prescritos… El gran número de las solitarias, anquilistomas y otros parásitos unicelulares es mucho más difundido entre la población norteamericana de lo que los expertos de medicina tradicional traten de hacer creer a la gente… Los parásitos se encuentran sobre todo en los productos de carne de cerdo elaborados industrialmente (tocino, jamón, perritos calientes, embutidos, lomo, etc.). Pero la carne de vaca, de pollo, de cordero e incluso el pescado pueden estar contagiados.”
Evidentemente esta no es una buena noticia para una nación típicamente carnívora como la húngara. El más popular entre los libros que se ocupan del tema de los parásitos (Adivina quién ha venido a cenar) dice: ”El hombre puede contagiarse de la Taenia Solium comiendo carne media hecha como por ejemplo jamón, chorizo fresco o ahumado…
La larva empieza a hacerse en el músculo humano, después continua a migrar en el sistema nervioso central a otros tejidos y órganos hasta llegar al intestino superior. La Taenia Solium puede causar graves daños en el organismo humano cuando las larvas aún inmaduras entran en los músculos, en el corazón, en los ojos o en el cerebro.
”Considerando los números se producen más contagios de parásitos en este país que en África.” -[Dr Frank Nova, director del Laboratorio de Parasitología del Instituto de Salud Nacional]
Mirando las fotos de diferentes lombrices y gusanos, muchas veces muy grandes y ponderando la posibilidad de estar contagiado, uno se pregunta ¿cómo pueden estas bestias vivir en nuestro cuerpo sin que nos demos cuenta?
”La respuesta es simple – escribe el Dr. Anderson – el objetivo del parásito es que no nos demos cuenta de su presencia. Un parásito inteligente vive de modo que no nos demos cuenta de su existencia, porque si lo notamos es evidente que trataremos de hacer algo para exterminarlo.
Si piensas que los parásitos son tontos, pues te equivocas… A su manera son inteligentes, porque son capaces de sobrevivir y de reproducirse, lo que, por supuesto es el objetivo de todos los organismos vivos de nuestro planeta…
Entonces ¿cómo puede existir un parásito en tu cuerpo sin que te des cuenta? Lo interesante es que si eres capaz de entender los sintomas de tu cuerpo, entonces puedes notar la presencia de los parásitos, pero si aceptas como una cosa normal que no tienes bastante energía, es normal que estés enfermo, tengas erupciones y dolor, cojas un resfriado o gripe con frecuencia o tengas estreñimiento (la lista es interminable), entonces nunca llegarás a saber si tienes parásitos o no.”
El Dr. Thomas J. Brooks escribe así en su libro titulado Bases de la Parasitología médica: ”Las solitarias pertenecen a los parásitos más viejos de la humanidad. Está comprobado que unas especias se adaptaron tanto a la vida en el intestino humano que el hombre no puede notar ningún síntoma.”
El método tradicional para la percepción de la presencia de lombrices es el análisis de las heces. El problema es que es muy poco fiable, porque se percibe la presencia de los parásitos adultos en el intestino detectando sus huevos en la muestra de heces, pero estos se ven (bajo microscopio) sólo en el caso de que la lombriz los haya depositado recientemente. Si no, entonces no se pueden percibir.
Los médicos aconsejan que el paciente entregue tres muestras producidas en tres momentos diferentes para el análisis, pero muchas veces eso tampoco sirve. (Por ejemplo, en el período de la puesta, una Taenia Solium hembra produce entre 10000 y 25000 huevos. El ascáride, que se ve en la foto también, puede alcanzar una longitud de hasta 40 centímetros y es capaz de dejar 200000 huevos diarios. Puedes contagiarte de la lombriz más larga a través del pescado (Taenia Lata); un ejemplar adulto puede alcanzar los 10 metros y es capaz de producir un millón de huevos).
La galería más asquerosa del mundo: parásitos en el hombre
Ascárides hembra y macho La cabeza ampliada del ascáride Verme intestinal hembra
La anquilostoma con sus dientes agudos se agarra a la pared del intestino La cabeza de la solitaria (Taenia Solium) desde cerca El verme intestinal largo más o menos 1 cm
Este ejemplar de 273 cm de largo fue eliminado de un paciente por el doctor Nishiyama en la Universidad de Medicina Nara. A la derecha se ve la cabeza ampliada del verme (scolex).
(Las fotos de arriba forman parte de las colecciones de la universidad de medicina).
”Tenemos problemas muy graves a causa de los parásitos en Estados Unidos. Sólo que a nadie le importa.”
- [Dr. Peter Wina, director del Departamento de Patología del Instituto de Investigación Sanitaria para Fuerzas Armadas Walter Reed]
¿Cuáles pueden ser los signos reveladores de que en el organismo de alguien parasita un cuerpo ajeno? Pues los síntomas pueden ser múltiples. Ann Louise Gittleman, autora del libro Adivina quién ha venido a cenar (Guess what came to dinner?) enumera más abajo los principales signos reveladores.
(Una de las cualidades de los parásitos inteligentes es que son capaces de mostrar las huellas de su funcionamiento como síntomas de enfermedades comunes. Por eso, los expertos del tema aconsejan empezar una cura de desparasitación si el tratamiento médico o las medicinas tradicionales no son capaces de eliminar una enfermedad cotidiana.)
Signos que revelan la presencia de parásitos en el cuerpo
Estreñimiento: a causa de su forma o su tamaño, unos vermes son capaces de cerrar físicamente el intestino, por eso la defecación puede ser difícil y escasa.
Diarrea: algunos parásitos producen e introducen en el cuerpo humano un material (prostagladina), por el cual el excremento puede ser frecuentemente aguado. (A lo mejor no es casualidad que en las droguerías norteamericanas entre las medicinas que se compran sin receta las más buscadas sean los antidiarréicos).
Flatulencia, cólico: Hay párasitos que viven en el intestino superior donde causan inflamación por lo que se produce flatulencia y uno se hincha. Eso puede intensificarse al comer verdura, como por ejemplo las judías. Si alguien tiene el vientre frecuentemente hinchado, este es uno de los signos más evidentes de la presencia de parásitos.
Síndrome de intestino irritable: los parásitos pueden irritar la pared interior del intestino que por eso se inflama y no es capaz de absorber bien los alimentos, sobre todo las grasas que se presentan en el excremento.
Dolores articulares y musculares: Los parásitos migran en el organismo y son capaces de implantarse en las articulaciones y en los músculos. Cuando eso sucede, de un momento a otro se presenta el dolor que los médicos califican simplemente como inflamación articular (artritis).
Anemia: existen vermes intestinales que se agarran a la pared interior del intestino y desde allí chupan los alimentos. Si hay muchos, lo que pasa con frecuencia por su capacidad de reproducirse velozmente, causando bastante pérdida de sangre al portador que se presenta como falta de hierro o anemia crónica.
Alergia: los parásitos irritan o a veces perforan la capa protectora interior del intestino, atravesando moléculas grandes e indigeridas. Por eso, el sistema imunológico se lanza al ataque y empieza a producir más eosinófilos, por lo que unas partes de los tejidos pueden inflamarse causando síntomas alérgicos.
Problemas dermatológicos: los vermes intestinales pueden causar urticaria, espinillas, eczemas y otros problemas dermatológicos de tipo alérgico. Pueden presentarse también forúnculos, heridas y alteraciones patológicas.
Granulomas: los granulomas son acumulaciones de larvas o huevos muertos de parásitos. Generalmente se forman en la pared del colon y del intestino recto, pero se encuentran también en los pulmones, en el hígado, en el peritoneo y en el útero.
Nerviosismo: Las toxinas provenientes del excremento de los parásitos pueden irritar el sistema central nervioso. La ansiedad y el nerviosismo muchas veces son causados por los parásitos que recorren todo el organismo. (Después de la cura desintoxicante basada en hierbas medicinales, muchos afirman que sus cónyuges, parientes hasta entonces desapacibles se volvieron más dulces, más pacientes.
”La solitaria más famosa de los últimos años – escribe Gittleman – fue la de Maria Callas, cantante de ópera ya fallecida. Ella tenía graves problemas dermatológicos y de sobrepeso. Después de descubrir la solitaria en su cuerpo y de habersela quitado, bajó de peso, se le restableció la piel y su personalidad caprichosa disminuyó.”)
Trastornos del sueño: los despertares nocturnos, sobre todo entre las 2 y las 3 de la madrugada cuando el hígado trata de eliminar del organismo las toxinas producidas por los parásitos. Otra causa puede ser que pica el trasero, ya que algunos vermes suelen desovar fuera del intestino recto por la noche.
Este movimiento causa un picor. (El Dr. John Matheson dice: ”los vermes intestinales generalmente viven en la parte inferior del intestino recto y muchas veces salen para desovar cerca del intestino recto, así se produce el famoso picor de trasero”. El rascamiento puede difundir los huevos por todas partes en la cama; y a causa del movimiento de la ropa de cama se difunden en el aire, y luego a través de la boca regresan al organismo humano donde se desarrollan”. ¿Existe algo más asqueroso que esto ?)
Crujir de dientes: Se puede observar este fenómeno en los adultos contagiados por parásitos y sobre todo en niños que duermen.
Cansancio crónico: entre los síntomas del cansancio crónico está la fatiga, síntomas de la gripe, abatimiento, falta de la capacidad de concentración y la mala memoria. Los parásitos causan estos problemas físicos, mentales y emocionales eliminando las sustancias nutritivas importantes del organismo que por la falta de éstas no pueden funcionar bien.
Trastornos del sistema imunológico: Los parásitos disminuyen la eficiencia del sitema imunológico impidiendo la producción de la imunoglobulina A (IgA). Su presencia mantiene en un funcionamiento continuo el sistema defensivo que a causa de la larga alerta se agota con el tiempo. Así, el organismo se queda indefenso ante el contagio de virus y bacterias.
Otros signos reveladores o consecuencias pueden ser los siguientes: obesidad, hambre a todas horas, adelgazamiento, mal sabor de boca y mal aliento, dolor alrededor del ombligo, taquicardia, vista opaca sobre todo al agacharse y al levantarse, nariz u oreja que pica, salivación al dormir, asma, diabetes, epilepsia, acne, emicrania, hasta los dos mayores asesinos – la enfermedad cardíaca y el cáncer.
La mayoría de los expertos son cautos, y por ahora hablan sólo de una relación posible entre las patologías masivas y los parásitos. Pero hay médicos como por ejemplo Dr Hulda Clark PhD que en su libro titulado Remedio para todo tipo de cáncer demuestra que todos los tipos de cáncer son causados por un parásito (fasciolopsis buskii). Si lo quitan del paciente, el tumor se cura. (Ahora se nos ocurre que todo el mundo está buscando la medicina contra el cáncer, por eso es imposible que no la encuentren si la causa es tan simple.
Pero vale la pena pensar el estímulo que supone para un médico o un hospital realizar una operación o quimioterapia que cuestan varios miles de dólares, a diferencia de limpiadores herbales financiables con algunos cientos de dólares como máximo.
¿Con cuál se puede ganar más? Si mañana encontraran la medicina contra cualquier enfermedad masiva, una parte considerable de la economía se hundiría, y millones de empleados de la sanidad perderían su trabajo de un momento a otro. Es interesante esta cara de la moneda, ¿verdad?)
Los huevos y las larvas de los parásitos entran en nuestro cuerpo sobre todo a través de los alimentos contagiados, fruta y verdura sin lavar. Pero el contagio tiene otra forma frecuente también: a través de los animales domésticos que viven con nosotros. En la mayoría de éstos vive algún tipo de parásito cuyos huevos salen con frecuencia al aire a través del excremento del animal.
Desde allí, se pegan al pelo del perro, gato etc. donde a través de un contacto directo (caricia, abrazo, besos) o indirecto (a través del aire) se introducen en el hombre. Eso puede ser peligroso especialmente en el caso de niños que tratan a sus animalitos con mucho más ternura que sus padres y en el caso de embarazadas o enfermos que tienen menos defensas.
El colon descuidado
Los vermes viven la mayor parte en el colon. Según la afirmación de la Real Academia de Medicina de Inglaterra el 90 por ciento de las enfermedades y del malestar está relacionado directa o indirectamente con el colon sucio. La academia identificó 36 diferentes toxinas que se producen en el colon sucio. Estas toxinas se infiltran en la sangre y deterioran gravemente la salud.
Según el dr. Bernard Jensen, uno de los líderes mundiales en la investigación y la cura del colon, sostiene que en el colon de los adultos mayores de 40 años se encuentran generalmente entre 2 y 12 kilos de sedimentos.
En este estrato de basura no purgada se mueven los parásitos más o menos grandes intoxicando el organismo de su padrón de una forma lenta pero segura. (Además por encima de todo ello reciben ”los bocados más ricos”, porque del alimento que llega al sistema digestivo consumen la mayor parte de las sustancias nutritivas dejando muchas veces sólo ”mordiscos” a su padrón.
Es por eso, entre otras cosas, que alguien, a pesar de tratar de comer sanamente tomando vitaminas suplementarias también, no detecta ninguna mejoría. La nutrición sana, sin haber hecho una desparásitación, es mucho menos efectiva. Según el Dr. Donald Kelley la causa de la obesidad son muchas veces los parásitos que quitan las sustancias nutritivas del organismo, así solo le llegan las calorías de las que desea siempre más y más, ya que quiere sustituir las vitaminas que faltan.
Si no hacemos algo para limpiar el colon de estos sedimentos y de los parásitos que viven allí, entonces intoxicaremos gradualmente nuestro organismo. ”Para evitar la autointoxicación tenemos que eliminar el excremento acumulado en el colon – dice el dr. Brian Carpenter. Cuando el cuerpo trata de absorber las sustancias nutritivas a través del colon que está atascado, es capaz de absorber sólamente excrementos tóxicos.
Las toxinas oprimen también las enzimas, que mediante la falta de las cuales no funciona nada bien en el organismo. Ahora empezamos a entender mejor por qué comienzan el 90 por ciento de las enfermedades en el colon, lo que es causado por las toxinas y la falta de sustancias nutritivas en las células.”
Los hechos parecen apoyar esta opinión del doctor, en América del Norte entre los pacientes de entre 15 y 44 años de edad los trastornos del sistema digestivo son el tercer motivo más frecuente de hospitalización, mientras que éste es el segundo motivo en el caso de los de entre 45 y 64 años de edad (la autointoxicación se intensifica con la edad).
La depuración es indispensable para todo el mundo.
Como mencioné al principio del artículo, este tema no es agradable. Si el lector ha seguido con atención los pasos hasta aquí, entonces se han formado en él dos tipos de reacciones: o piensa que todo esto es todo mentira y no cree ni una palabra, o empieza a sentirse incómodo y piensa que no le concierne estas ”cosas asquerosas”.
Puede ser que alguno de estos síntomas enumerados sea familiar para él. Cuando yo oí sólo las cosas más básicas de este tema, pertenecía a los desconfiados y pensé: ¡Dios mío! Si me lavo dos veces al día, me cambio regularmente la ropa interior, me lavo las manos antes de comer, no beso gatos, hasta estoy un poco atento a lo que como; entonces ¿cómo podría haber cosas tan horribles en mi cuerpo? (¡Y cuánto me equivoqué!)
Lo que al final me convenció para probar la cura desintoxicante fue que la dr Heléna Tóth, mencionada varias veces al principio del artículo, después de varios intentos de hablar conmigo de los vermes, me dijo un poco nerviosa:
Pero ¿por qué te crees más especial que otros? Durante los meses pasados muchos pacientes míos probaron la cura, y no había ni uno entre ellos que no hubiera encontrado algo raro en la taza del retrete. Para tranquilizarte te digo que ni yo ni mis padres éramos unas excepciones.
Y eso que si conoces a mis padres, raramente podrás encontrar a gente que se preocupa más por su salud.. Puede ser que tengas razón y estés limpio por dentro. Y ¿si no? ¿Qué puedes perder?
Fuente: Dr.Natura