Las leyendas hablan de la plata como una sustancia nociva para los licántropos, lo cual no deja de ser curioso a la luz de un nuevo trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Boston. Y es que curiosamente, las bacterias podrían compartir con los hombres lobos este punto débil con el precioso metal.
El trabajo de investigación, dirigido por James Collins, un ingeniero biomédico de la citada universidad, no tiene nada que ver con balas de plata, sino más bien con iones, pero los resultados son realmente esperanzadores.
Lo de que la plata funciona bien para combatir infecciones no es nada nuevo, Hipócrates en el 400 a. de C. ya describió sus propiedades. Sin embargo explicar cómo funciona ha sido un misterio. El trabajo dirigido por Collins, y recientemente publicado en la revista Science Translational Medicine ha aportado algo de luz, dando además esperanzas para dotarnos de nuevas herramientas con las que combatir a las cada vez más resistentes bacterias.
Al parecer los iones de plata actúan de dos formas distintas a la hora de atacar a las bacterias. El primer mecanismo consiste en hacer más permeable a la membrana de la célula bacteriana, y el segundo consiste en crear una interferencia con el metabolismo de la célula que la lleva a producir grandes cantidades de compuestos oxigenados reactivos, y a menudo tóxicos.
Precisamente, muchos de los antibióticos que empleamos para tratar las infecciones, acaban con las bacterias forzándolas a producir compuestos reactivos de oxígeno. Lo que Collins y su equipo descubrieron, es que esta clase de antibióticas mataban entre 10 y 1000 veces más bacterias, cuando se les añadía una pequeña cantidad de plata.
El aumento en la permeabilidad de las membranas bacterianas permitía la entrada de más cantidad de antibiótico, lo cual logró vencer el principal mecanismo de defensa microbiano, que básicamente consiste en expulsar al fármaco de su interior.
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La rotura de la membrana celular lograda con los iones de plata logró además que algunas moléculas antibióticas de gran tamaño como la vancomicina, aumentasen su efectividad incluso al combatir abacterias Gram negativas. Normalmente este tipo de bacterias cuenta con una cubierta protectora exterior que las hace impenetrables a las moléculas antibióticas de gran tamaño, como la citada vancomicina.
Pero cuidado, la plata puede llegar a ser tóxica en grandes cantidades. De hecho el propio Collins evita hablar de "balas de plata". Haciendo una cómica comparación, Collins prefiere hablar decucharas de plata con las que hacer que las bacterias Gram negativas se tomen su medicina.
Algunos expertos advierten precisamente de la toxicidad de la plata si no se administra en la dosis correcta. En la década de los 90 por ejemplo, doctores de Centro Médico St Jude ubicado en St. Paul, Minnesota, revistieron con plata una válvula cardíaca para evitar que fuera atacada por las infecciones. Pese a lograr este objetivo, por desgracia la plata resultó ser tóxica para los tejidos del corazón, por lo que se produjeron perdidas de sangre en la válvula implantada. Además, el exceso de plata puede provocar argiria, una condición que hace que la piel adquiera un tono azul grisáceo cuyos efectos son permanentes.
De momento el trabajo del equipo de Collins se ha efectuado solo con ratones y empleando cantidades de plata no tóxicas. Los resultados como vemos han sido muy prometedores pero Collins advierte de que tienen que dar con métodos que reduzcan aun más el riesgo. Por eso animan a la comunidad científica a realizar más trabajos sobre los rasgos más beneficiosos de la plata, de modo que se puedan crear versiones que no resulten tóxicas
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