Las mujeres de Estados Unidos están muriendo más jóvenes que sus madres. Nadie sabe porqué.
¿Hemos llegado a la mayor esperanza de vida posible o la industrialización favorece estilos de vida que están haciendo bajar la esperanza de vida?
En esa noticia del periódicoThe Atlantic que enlazo se comentan los datos sobre expectativa de vida al nacer y mortalidad femenina en Estados Unidos de varios estudios (entre ellos uno de la Universidad de Washington y otro de la Universidad de Winconsin).
En el estudio de 1985 a 2010, la expectativa de vida al nacer de las mujeres disminuyó en la mitad de las provincias, lo que afecta fundamentalmente a las que tienen estudios.
En el estudio de 1992 y 2006, se incrementó la tasa de mortalidad femenina en la mitad de las provincias de Estados Unidos, sobre todo las del sur y oeste (“la geografía es el destino”) y entre las mujeres sin estudios o con estudios básicos.
Las mujeres en Estados Unidos están muriendo cinco años antes que sus madres. Algo parecido sólo se había visto en el mundo en Rusia tras la caída de la Unión Soviética pero afectó a los varones. Me comenta el médico y profesor de Salud Pública, Juan Gérvas:
Hay cosas raras en este mundo sanitario pero es lógico que al final las mujeres “paguen el pato” con sus vidas pues son “carne de cañón médico”, carne de encarnizamiento terapéutico“.
Un ejemplo más es lo que ocurre con las mamografías y hemos comentado estos días atrás.
Lo que argumentamos de la “carne de cañón” se ve claro en Uruguay donde, para mantener el trabajo en el sector público, se obligaba a la mamografía de cribado-screening de cáncer de mama anual desde los 40 años. Ahora la dictadura preventiva avanza y se pedirá la citología de cuello de útero y la mamografia anual desde los 40 años a toda mujer uruguaya, para mantener el trabajo en el sector público y en el privado, recibir ayudas y subvenciones, etc.
O por ejemplo, lo que ocurre con la medicalización de la osteoporosis, un factor de riesgo, que NO enfermedad para el que se recetan peligrosos medicamentos como los del grupo de los bifosfonatos, que están causando una epidemia encubierta de necrosis de mandíbula sentre sus consumidoras.
¿Tiene que ver la industrialización en el descenso de la esperanza de vida, la falta de atención sanitaria o por el contrario la medicalización?
El último ejemplo podría ser la prescindible vacuna del papiloma que ya ha causado muertes. ¿Es esto encarnizamiento o no?
Contra lo que pudiera pensarse, Estados Unidos no es uno de los países con mayor esperanza de vida pese a ser uno de los más industrializados. Los norteamericanos mueren jóvenes.La población de EEUU vive menos que la población de otros 41 países.
Una de las razones de esta caída en el ranking que se citan es que 45 millones de americanos carecen de seguro sanitario(eso puede cambiar mediante el llamado Obamacare -que no deja de beneficiar a las aseguradoras e industria sanitaria-), mientras que Canadá y muchos países de la Unión Europea tienen cobertura sanitaria universal. Otra es la alta tasa de obesidad entre la población.
En España tampoco estamos para tirar cohetes. La esperanza de vida de las mujeres españolas alcanza los 83,76 años, mientras que la de los varones se sitúa en 77,33 años, según las estimaciones de la población actual del Instituto Nacional de Estadística (INE). En ambos casos, se observa una ligera disminución con respecto a la esperanza de vida del año 2006, que era de 83,90 años la femenina y en 77,38 años la masculina.
Al final, lo raro no es que las mujeres en Estados Unidos estén muriendo antes que sus madres. Lo raro es la apostilla del titular periodístico (“nadie sabe porqué“).
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