viernes, 15 de noviembre de 2013

El abuso de Testosterona aumenta el Riesgo Cardiovascular

Si machacarte en el gimnasio no te parece suficiente y eres de los que recurren a otro tipo de 'ayudas' como los potenciadores o las inyecciones de testosterona debes saber que pueden tener una serie de efectos negativos para tu organismo.


Aunque es cierto que los médicos recetan testosterona a un perfil determinado de hombres con síntomas de una disminución de la potencia y del interés en las relaciones sexuales, así como a los que sufren una reducción de los niveles de testosterona, hay otras aplicaciones que pueden resultar perjudiciales.

Por ejemplo, en países como EE.UU la testosterona suele usarse para fortalecer la musculatura o para aumentar la densidad ósea.

A este respecto, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha alertado de que unos niveles demasiado altos de esta hormona pueden aumentar "notablemente" el riesgo de padecer eventos cardiovasculares adversos.

Sin embargo, una cifra publicada recientemente por la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) ha generado cierto nerviosismo entre los más habituados a excederse con la testosterona.

Ahora se ha demostrado que los hombres que siguen este tipo de tratamiento tienen un 29 por ciento más de riesgo de muerte, ataque cardiaco e ictus.

La investigación, realizada por endocrinólogos de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), alerta de una creciente evidencia de riesgo cardiovascular (CV) a la par que sugiere precaución en la prescripción de testosterona.

Para demostrar esta relación, un equipo coordinado por Anne Cappola, de la División de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de la citada universidad, ha observado el efecto del tratamiento entre 1.223 varones que toman testosterona en comparación con 7.489 que no la utilizan.

Los resultados claramente reflejan un porcentaje más elevado de procesos cardiovasculares en el grupo de testosterona.

Mientras uno de cada cinco varones que no se sometieron a la terapia sufrieron un evento cardiovascular, uno de cada cuatro de los que sí la recibieron desarrollaron ictus, infarto de miocardio o fallecieron durante un periodo de tres años.

Algo similar ocurre con el cáncer de próstata, que según algunos expertos puede aparecer con el abuso de testosterona.

Además, aunque algunos médicos reconocen que la testosterona resulta un tratamiento habitual, alarman de que en los últimos años se esté empleando "indebidamente" por algunos deportistas con vistas a lograr un incremento rápido de la masa muscular.

La administración de testosterona engrosa el músculo cardiaco de manera artificial, un aumento que si fuera producido por el ejercicio físico continuado provocaría un incremento de la perfusión de manera paralela.

Pero al no ser así, esta relación pierde su proporcionalidad, haciendo que el miocito presente un déficit en el riego sanguíneo, una consecuente disminución del aporte de oxígeno y la aparición de isquemia.

"Si con el tiempo se deja de administrar testosterona puede reducirse la hipertrofia en el miocito, pero apenas disminuye la fibrosis", ha explicado la cardióloga deportiva y miembro del Consejo Superior de Deportes (CSD) Araceli Boraíta.

"Junto con la hipertrofia miocárdica, el exceso de testosterona también produce rigidez del músculo cardiaco, disfunción diastólica ventricular y favorece la hipertensión arterial", ha concluido.

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