Un peatón pasa por delante de una pantalla con los resultados de la Bolsa de Tokio
FRANCK ROBICHON
CRISTINA G. LUCIO
Con una crisis como la que vivimos no solo sufren la economía, el bienestar social o los derechos civiles. Los 'baches' macroeconómicos también pueden golpear fuertemente a la salud, tal y como han demostrado numerosas investigaciones.
El impacto sanitario de la recesión, además, puede permanecer latente durante décadas y sólo dar la cara pasados muchos años delcrack financiero, cuando la economía ya discurre por otros derroteros.
La prueba la ofrece esta semana un estudio publicado en la revistaJournal of Epidemiology and Community Health cuyos datos demuestran que el cerebro es un gran damnificado a largo plazo en las crisis. En concreto, este trabajo pone de manifiesto que vivir una recesión económica en determinadas etapas de la vida se asocia con tener una peor función cognitiva ya en la tercera edad.
El paro, la inestabilidad laboral y los recortes en las condiciones laborales, subrayan los investigadores, parecen ser los principales mediadores en esta peligrosa relación que entablan la economía y el cerebro.
"Sabíamos que la salud cognitiva de las personas mayores está muy vinculada a lo que les ha pasado en la mediana edad", apunta Félix Viñuela, vocal del grupo de estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). "Pero este estudio es el primero que relaciona directamente la macroeconomía con las habilidades cognitivas. Y da muestra de la importancia que tiene cuidar el cerebro desde edades tempranas", subraya.
La investigación
Para llegar a estas conclusiones, los autores de este trabajo -que ha aunado a especialistas en economía, humanidades y comportamiento de distintas universidades-, analizaron los datos de unas 12.000 personas mayores de 50 años procedentes de 11 países que habían participado en un estudio sobre salud, envejecimiento y jubilación en Europa. Los registros contenían datos tanto de la carrera laboral, como de la situación social o económica de cada individuo que, además, se sometió a distintas pruebas para evaluar su función cognitiva entre 2004 y 2007.
Al cruzar los datos con las fluctuaciones económicas de cada país entre 1959 y 2003, los investigadores prestaron especial atención al potencial impacto que tenía vivir una etapa de recesión en determinados momentos de la vida (por ejemplo entre los 25 y los 34 años o entre los 44 y los 49 años). Además, estimaron las consecuencias que esas vivencias reflejaban en la tercera edad.
Después de tener en cuenta numerosos factores que podían influir en los resultados -por ejemplo muchos de los participantes habían nacido antes de la Segunda Guerra Mundial-, los investigadores comprobaron que las crisis afectaban de manera significativa y años después al cerebro de quienes las habían padecido. Sin embargo, había diferencias muy llamativas entre hombres y mujeres.
"Los varones que habían experimentado una recesión económica entre los 45 y los 49 años presentaban peores resultados cognitivos probablemente por una mayor probabilidad de haber perdido el trabajo en esa época", señalan los investigadores en la revista. En cambio, en las mujeres la época crítica se adelantaba y extendía al periodo comprendido entre los 25 y los 44 años, algo que los investigadores achacan al mayor riesgo de paro y de tener una carrera laboral inestable entre las féminas .
Aunque el trabajo no ha analizado a fondo las claves de estas diferencias, Viñuela apunta una explicación plausible: "Que en las mujeres el impacto sea en épocas más precoces probablemente se deba un mayor estrés provocado por los intentos de conciliar su vida laboral con la familiar".
En sus conclusiones, los investigadores reclaman nuevos trabajos al respecto que, de validar sus resultados, respalden cambios en las políticas sociales.
"Iniciativas que apoyen que las mujeres entren y permanezcan en el mercado laboral durante los primeros años de la edad adulta y en la mediana edad, así como estrategias para permitir que los hombres en los últimos momentos de su carrera vuelvan a trabajar o consigan mantenerse en actividades productivas podrían traer muchos beneficios para sostener la función cognitiva en la tercera edad", concluyen.
Cuidar el cerebro en épocas de crisis
Combatir el estrés, la ansiedad y la angustia que acompañan al paro y a la recesión no es tarea fácil, pero además de pedir ayuda profesional si es necesario, hay varias claves que pueden ayudar a sobrellevar mejor la situación y evitar complicaciones futuras para la salud. "Es fundamental fomentar las habilidades intelectualesy, sobre todo, no aislarse, buscar apoyo de verdaderos amigos y hacer cosas con ellos", señala Félix Viñuela, vocal del grupo de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Leer y hacer actividades estimulantes también contribuyen a mantener el cerebro en buena forma, continúa el especialista, quien también hace hincapié en la importancia de una vida sana. "Hay quehacer ejercicio habitualmente y no olvidarse de la dieta mediterránea", concluye.
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