viernes, 27 de diciembre de 2013

Las Plantas tienen Conciencia, son Inteligentes, se Comunican y Sienten

Estudios lo Demuestran

Las evidencias de la comunicación entre las plantas es de tan sólo unas cuantas décadas, pero en ese corto espacio de tiempo se han podido adelantar electrizantes descubrimientos que tienden a un resurgir en este campo de estudio. 

Dos estudios publicados en 1983 demostraron que los sauces, álamos y arces pueden advertirse mutuamente acerca de los ataques de insectos: árboles intactos, cerca de los que están infestados de bichos hambrientos, comienzan a bombear repelentes químicos para protegerse de los ataques de los insectos. De algún modo, ellos saben lo que sus vecinos están experimentando, y reaccionan ante ello. La alucinante implicación era cómo es que unos árboles sin cerebro podrían enviar, recibir e interpretar mensajes.

Richard Karban, ecologista de la Universidad de California, Davis, estudia cómo se ​​comunica la artemisa.

Actualmente el investigador Richard Karban de la Universidad de California-Davies, ha hecho un recuento de 48 estudios científicos que confirman esta comunicación. Martin Heil, investigador del Instituto Cinestav Irapuato concluye:

Hay muy buena evidencia de que las plantas pueden de alguna manera percibir señales volátiles y responder con un mecanismo de defensa.

La comunicación de las plantas, según teoriza el investigador Ted Farmer, se da a partir de señales eléctricas, cambios en el voltaje del tejido de una planta son irradiados y recibidos por otras plantas a manera de alarma. Los genes involucrados en esta transmisión son análogos a los receptores de iones que usan los animales para traducir señales sensoriales en el cuerpo, es decir una especie de proto sistema nervioso.

Las plantas son maestras de la síntesis bioquímica y fabrican químicos que son usados como armas para hacer su follaje menos apetecible para los insectos. Hasta el momento todas las plantas que han sido estudiadas generan este coctel químico volátil. Algunas incluso crean una red de comunicación con los insectos. Cuando las plantas de tabaco son atacadas por orugas, despiden un químico en el aire que atrae insectos predatoriales que gustan de alimentarse de las orugas.

Tanto Farmer como Karban se preguntan por qué las plantas gastan energía para comunicarle a otras plantas, sus competidoras, una amenaza. Existe la teoría de que esta comunicación es en verdad un soliloquio, comunicación aérea para sus propias hojas. Pero también es plausible que las plantas, que no compiten entre sí más que a largo plazo, en ciertos aspectoscolaboren y formen sociedades de interdependencia, algo así como un consejo de vecinos. Aunque evidentemente al hablar de la inteligencia de las plantas o de los animalestendemos a antropomorfizar, es posible que las plantas tengan un sentido de colectividad y se relacionen en redes. Quizás las plantas rompen nuestros paradigmas yen ellas el gen no es egoísta. Por otro lado nuestra misma definición de lo que son seres individuales podría ser discutida, y acaso en realidad las plantas son seres-ambientes parte de una ecología inextricable. Muchas especies quizás compartimos una comunicación similar a distancia, campos de información colectiva, señales que se transmiten y que no hemos decodificado del todo.

Sobre la inteligencia de las plantas, además, se ha descubierto que tienen una memoria activa, un sentido del tiempo y de la dirección en el espacio, responden al sonido y otras habilidades (pueden consultarse aquí).

Secretos vivientes

Karban comenzó como un investigador de cigarras, estudiaba cómo los árboles se enfrentaban a una plaga de insectos chupadores de savia que descendía sobre ellos cada 17 años. Por entonces, el supuesto era que las plantas sobrevivían siendo tenaces, adaptando su fisiología para acomodarse y sufrir sequías, plagas y otros abusos. Pero a principios de 1980, el zoólogo David Rhoades, de la Universidad de Washington, descubrió evidencias de que las plantas se defendían activamente contra los insectos. Como maestros de la bioquímica sintética, fabrican y despliegan armas químicas y de otras clases, que pueden hacen que su follaje sea menos apetecible o nutritivo, de tal manera que los hambrientos insectos se vayan a otra parte. Para Karban, esta idea fue una sorpresa emocionante, un indicio de que las plantas son capaces de mucho más que una resistencia pasiva.

Las señales eléctricas

¿Cómo sabe una hoja que está siendo devorada, y cómo se lo dice a las otras partes de la planta para que inicie la fabricación de sustancias químicas defensivas? Para probar que las señales eléctricas están funcionando, el equipo de Ted Farmer colocó microelectrodos en las hojas y tallos de las hojas de la Arabidopsis thaliana (un organismo modelo, el equivalente fisiólogo de plantas al de las ratas de laboratorio) y se permitió a la argillacea del algodón egipcio darse un festín a distancia. 

En cuestión de segundos, hubo unos cambios de voltaje en el tejido irradiados hacia fuera desde el sitio de la lesión hacia el vástago y más allá. Como ondas salían hacia el exterior, el compuesto defensivo de ácido jasmónico se acumulaba, incluso lejos del lugar del daño. Los genes involucrados en la transmisión de señales eléctricas producían canales en una membrana justo dentro de las paredes celulares de la planta; los canales mantienen el potencial eléctrico mediante la regulación del paso de iones con carga. 

Estos genes son análogos evolutivos a los receptores regulatorios de iones que usan los animales para retransmitir señales sensoriales a través del cuerpo." Obviamente, estos provienen de un ancestro común, y están profundamente arraigados", indicó Farmer. "Hay un montón de interesantes paralelismos, más paralelismos que diferencias."

También sienten

Daniel Chamotivz, director del Centro Manna para la Biociencia de la Plantas en la Universidad de Tel Aviv, escribió el libro "Lo que una planta sabe", en donde revela que las plantas tienen sentidos, son capaces de sentir sonidos gracias a las vibraciones y tacto,siendo sensibles al frío y al calor moderando al agua y conscientes de su ritmo de crecimiento.

Por si fuera poco diferencian el color rojo del azul gracias a sus fotorreceptores.

"Responden a sustancias químicas en el aire, a señales de luz. Sí podemos decir que ven, huelen y responden al tacto, siempre que recordemos que al usar esos términos no estamos diciendo que experimentan el mundo de la misma forma que una persona", explica el académico.

Lo más inquietante es cuando plantea:
"Cuando miramos a una planta debemos verla como una vieja prima lejana. Hace dos mil millones de años las plantas y los humanos evolucionaron de las mismas células. Unas tomaron un camino y otras otro, pero la biología básica es la misma".

Oslo, Noruega, 21 de junio.- Luego de años de investigación, la científica noruega Astrid Bjerkås asegura tener pruebas de vida emocional en las plantas:
“...es algo que estaba en la cultura popular, sabíamos que las plantas reaccionaban emocionalmente al trato y la voz de los humanos, esto viene a corroborar lo que hasta ahora sospechábamos solamente”.

referencias:



Fecha Artículo: 26.12.13 Publicado por: Jorge Ramos
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