lunes, 30 de diciembre de 2013

Pescado, vitamina B12 y capacidad intelectual

Los problemas en las habilidades de pensamiento y memoria se asocian a la falta de vitamina B12, que se combate a través de la dieta

Los estudios para conocer las causas del Alzheimer, la demencia senil y el Parkinson ocupan importantes esfuerzos de investigadores de todo el mundo. Cada día se conocen mejor los síntomas que ponen en marcha acciones para ralentizar su desarrollo, pero las causas todavía están por descubrir. En estas pesquisas de los factores relacionados con el envejecimiento y deterioro cerebral, una nueva investigación sugiere que la falta de vitamina B12 podría evidenciar atrofia cerebral y más problemas con las habilidades del pensamiento y la memoria.

Estos resultados coinciden con los de otros estudios que señalan que el deterioro cognitivo se manifiesta junto con un descenso de vitaminas del complejo B, las más vinculadas al sistema nervioso y el cerebro. En concreto, es significativo el descenso de los niveles de vitamina B12. También están de acuerdo en que prescribir complementos no corresponde a una evidencia científica necesaria para protocolizarla. Sin embargo, alientan a seguir una dieta rica en esta vitamina y a potenciar su ingesta a través de menús saludables.

Más pescado en los menús ricos en vitamina B12

Las concentraciones de los biomarcadores relacionados con el estatus de vitamina B12 se asociaron con un deterioro en la función cognitiva global, según la reciente investigación del Departamento de Nutrición Clínica del Rush University Medical Center de Chicago. El metilmalonato, un marcador específico de la deficiencia de vitamina B12, puede afectar a la cognición mediante la reducción del volumen cerebral total, mientras que el efecto de la homocisteína (no específico para la deficiencia de vitamina B12, ya que también puede deberse a carencia de folatos) influye en el rendimiento cognitivo.

El ser humano sintetiza la vitamina B12 en el colon (última porción del intestino grueso), pero por esta vía endógena el organismo no es capaz de obtener toda la vitamina que precisa a diario. Por este motivo, la dosis diaria del nutriente debe procurársela con alimentos de origen animal, como el hígado, los pescados y mariscos, los huevos, las carnes y, en menor cantidad, la leche y derivados. Con todos ellos, distribuidos en la dieta de manera equilibrada, se cubren las necesidades diarias. Por lo general, además, la manipulación culinaria no comporta pérdidas de porcentaje, salvo cuando se hierve la carne o el pescado durante largo tiempo.

La cocción disminuye hasta un 30% la riqueza vitamínica y este fenómeno es un inconveniente, ya que las personas mayores optan por este tipo de preparado más fácil de masticar. De hecho, el más reciente informe presentado el pasado 30 de noviembre en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA) confirma que la ingesta de pescado al horno o a la parrilla protege contra el deterioro cognitivo. Los expertos han encontrado mayor nivel de materia gris, crucial para la salud y la actividad cerebral, en personas que comían pescado al horno o a la parrilla (más que frito), sobre una base semanal de alimentación equilibrada, incluso tras tener en cuenta otros factores como la actividad física, la edad, el sexo y la educación.

Otra dificultad de una dieta equilibrada en las personas mayores es que su falta de apetito condiciona las ingestas necesarias de nutrientes. Hay que tener presente que las verduras, las frutas, las hortalizas, las legumbres y los cereales, base de una alimentación sana, no contienen B12. Se debe alcanzar la cantidad diaria necesaria de vitamina, en torno a los 2 microgramos al día, si bien no es fácil, ya que los alimentos que la contienen se rechazan con frecuencia según se tiene más edad. Sin embargo, hay que marcar la importancia de lograrlo. Para cumplir con el propósito es clave habituar a la persona a ingerir un lácteo diario, además de tres huevos y cuatro raciones de pescado a la semana, alternado con carnes, y, de vez en cuando, unas gambas como ejemplo de marisco nutritivo.

Detectar la falta de B12

El cuerpo humano tiene la capacidad de almacenar grandes cantidades de vitamina B12, por lo que su déficit no es habitual. Pero se sucede, y se manifiesta en la anemia perniciosa, en los casos más extremos y duraderos de falta de vitamina. Esta anemia se caracteriza por una disminución en la concentración de hemoglobina o en la capacidad de transportar oxígeno en la sangre. Hoy se conoce que se debe a una inadecuada producción del "factor intrínseco" en la zona estomacal, un factor necesario para la adecuada absorción de vitamina B12 por el organismo.

No se conoce el motivo de la ausencia del factor intrínseco, aunque puede deberse a una deficiencia genética o a una enfermedad autoinmune. Lo más común es una reducción de la producción de ácido clorhídrico, en especial, después de una operación de estómago o si se padece gastritis crónica. De cualquiera de las maneras, están descritas en un porcentaje de tres a cinco las anemias perniciosas en personas mayores de 60 años. Por ello, a partir de esta edad, conviene tener muy presente la necesidad de cubrir las dosis de vitamina B12.

Los síntomas de padecer esta anemia son insidiosos y se desarrollan al cabo de dos o tres años. Puede haber debilidad, fatiga, pérdida de cabello, irritabilidad y trastornos de la memoria, que en edades mayores se puede pasar por alto y confundir con "demencia senil", cuando en realidad responde al diagnóstico de déficit nutricional. En el plano hematológico, la falta se identifica de forma fácil con un examen de sangre. En general, los cambios son más marcados en la serie de los glóbulos rojos, que modifican su forma y aumentan su tamaño.

Fármacos que propician el déficit 

Todavía hay más inconvenientes y más razones que confirman la disminución de la vitamina B12 al cumplir décadas. Ciertos medicamentos disminuyen sus niveles. Son significativas las pastillas que reducen el ácido gástrico, necesario para la absorción intestinal de la cianocobalamina, como los antiácidos potentes tipo bloqueantes H2 (cimetidina, ranitidina, famotidina) o inhibidores de la bomba de ácido (omeprazol), entre otros.

Estos son fármacos muy presentes en el botiquín de las personas mayores. Sabido esto, si se sigue alguna pauta médica, conviene incrementar o asegurarse de realizar una correcta ingesta de alimentos que son fuente de vitamina B12.

Tomado de: www.consumer.es

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