martes, 14 de enero de 2014

Cuando la 'quimio' nubla la mente

Un médico muestra una imagen del cerebro 

EL MUNDO
MARÍA ALERIO

Si le preguntan por los efectos secundarios de la quimioterapia, seguro que el primero que se le viene a la cabeza es la caída del cabello. Pero las secuelas de los fármacos oncológicos no se limitan a eso, y quizás los menos conocidos de todos ellos tienen que ver con las alteraciones cognitivas que sufren los pacientes, y que pueden aparecer incluso años después del tratamiento.

Despistes, pérdidas de memoria y de atención, dificultades en el lenguaje... las secuelas cognitivas de la quimioterapia no son unas desconocidas en las consultas de Oncología, pero sólo recientemente se han podido demostrar objetivamente mediante estudios de imagen cerebral y diversos análisis y test psicológicos. Hasta ahora, como admiten algunos oncólogos, esta neblina cerebral se atribuía a la propia confusión del paciente por el diagnóstico, a su edad, a la cirugía o incluso a las secuelas de la menopausia precoz inducida por algunos medicamentos.

"Durante el inicio del tratamiento, estos despistes se atribuyen sobre todo a la situación emocional que provoca el diagnóstico", explica a ELMUNDO.es la doctora Ana Blasco, especialista del comité de cuidados continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), "pero a medida que hemos empezado a ver alteraciones persistentes en pacientes ya curados y largos supervivientes hemos empezado a ver que hay algo más".

Esos problemas mentales derivados de la quimioterapia suelen ser, continúa la doctora Blasco, muy sutiles al principio, pero más llamativos conforme pasa el tiempo. Como ella, muchos especialistas coinciden en que los oncólogos no le han dado hasta ahora demasiada importancia en la consulta; "aunque es algo que deberíamos tener más en cuenta y que deberíamos preguntar rutinariamente, igual que preguntamos por las náuseas", admite esta especialista del Hospital General Universitario de Valencia.

Una idea en la que coincide Patricia Ganz, directora de Investigación en el Jonsson Comprehensive Cancer Center de la Universidad de California, en un reciente artículo publicado en la revista Journal of the National Cancer Institute: "A menudo, estas quejas del paciente se atribuyen a su ansiedad o a los síntomas depresivos que acarrea el diagnóstico de cáncer; lo que limitaba la confianza en que estos problemas cognitivos fueran una verdadera secuela de la quimioterapia".

Ganz ha dirigido una investigación con 189 mujeres con cáncer de mama, que fueron sometidas a exhaustivos test neuropsicológicos a lo largo de todo su tratamiento oncológico. En comparación con un grupo de mujeres sanas de su misma edad, las afectadas por la enfermedad tenían un 23% más de problemas de memoria y un 19% más de quejas sobre dificultades en sus funciones ejecutivas (por ejemplo, a la hora de hacer tareas cotidianas de la vida diaria).

En su estudio, las mujeres con más dificultades cognitivas fueron aquellas tratadas conjuntamente con quimio y radioterapia, aunque estudios anteriores han observado que los problemas de memoria o atención pueden aparecer en pacientes tratados únicamente con radioterapia; lo que refuerza esa sensación de los oncólogos de que no puede echarse toda la culpa a la quimio.

No ha sido hasta muy recientemente cuando los test basados en las propias respuestas de los pacientes se han visto reforzados con el uso de pruebas de imagen que han demostrado que, efectivamente,la quimioterapia provoca cambios físicos en algunas estructuras cerebrales (como una reducción en la densidad de la materia blanca observada en mujeres supervivientes a un cáncer de mama).

La doctora Blasco admite que no se conoce el mecanismo exacto por el que la quimioterapia provoca esta especie de neblina mental (al fin y al cabo la mayoría de estos fármacos no atraviesa la barrera que protege el cerebro). "Probablemente existe una causa inflamatoria, una alteración de las citoquinas que afecta a la sustancia blanca", admite la especialista de SEOM, "pero hoy por hoy no conocemos la fisiopatología exacta de este fenómeno".

Como admiten los especialistas, el problema del llamado chemo brain (un juego de palabras en inglés que hace referencia al efecto de la quimioterapia en el cerebro) es que varía mucho de unos pacientes a otros. En función del tipo de cáncer y los medicamentos empleados, las secuelas mentales pueden aparecer inmediatamente después de iniciar la terapia, demorarse años, no aparecer nunca, afectar a la memoria, la atención, ser sutiles, más agudos...

Además, como recuerda Ellen Walker, profesora de Farmacología en la Universidad de Temple (EEUU), en un artículo reciente en la revistaThe New Scientist , existen numerosos factores alrededor de un paciente oncológico que pueden confundir sobre el verdadero origen de esos despistes (que afectan, según las estadísticas, a un rango que puede oscilar entre el 15% y el 75% de los pacientes con cáncer).

De momento, como admite la especialista española, lo único que se puede hacer frente a este problema es tratar de detectarlo cuando antes, comentarlo con el oncólogo en cuanto empiecen a notarse las primeras lagunas o dificultades de concentración y poner a trabajar el cerebro con algún tipo de ejercicios mentales; "una especie de fisioterapia del cerebro".

Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2014/01/12/52cfe59d22601d73318b457c.html

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