martes, 14 de enero de 2014

Vivir desde el corazón fomenta la coherencia emocional

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Regular bien nuestras emociones, es decir, saber cómo y cuándo expresar el sentimiento, nos beneficia a ambos: a ti que recibes mi emoción y a mí que al expresarla adecuadamente dejo que fluya.

Ésta es la clave para conseguir emociones inteligentes: dejar que fluyan.

Habitualmente el ser humano se identifica con la emoción sentida lo que produce “atascos malsanos” en su interior. Pensamos que somos aquello que sentimos y eso, nos decepciona, nos conmueve, nos debilita, nos paraliza. La Inteligencia Emocional es una disciplina que surge para equilibrar nuestras vidas. Establece cinco niveles para obtener óptimos resultados:

1.Autoconocimiento o consciencia de uno mismo

2.Autorregulación o saber cuál es el momento adecuado para expresar y cómo hacerlo.

3.Automotivación: orientar mi intención hacia un logro.

4.Empatía: Ser capaz de ponerme en el lugar del otro para asísentir como él lo haría.

5.Habilidad social: Disponer de las herramientas adecuadas para la interrelación.

El camino que aquí os quiero mostrar es el arte de lo genuino, es un modo de vida que favorecerá la coherencia que nos enseña la Inteligencia Emocional.

Se trata de responder a las situaciones a las que nos enfrentamos a diario utilizando las virtudes del corazón , que como aliadas del Amor Incondicional nos protegen de la emisión de sentimientos negativos. Básicamente podemos enumerar Seis virtudes del corazón: Agradecimiento, Compasión, Perdón, Humildad, Entendimiento y Valor.

El agradecimiento tiene que ver con apreciar lo que los otros hacen por mí, lo que me ha sido dado por el Universo, en definitiva “mi dicha”. Para valorarlo tengo que desprenderme del “merecimiento”, “recompensa”, “contravalor”. Agradezco desde la claridad del sol que me ayuda a despertar, el techo que me acoge cada día o el trabajo que me permite aquello que considero “posesiones”.

Recuerdo una frase que se cita en “El Alquimista” de P.Coelho que reza así: “Cuando quieres algo todo el universo conspira para que lo consigas”. Partiendo de ello y del supuesto que nada sucede sin una causa, tienes que agradecer todo lo que te ocurra, porque é se es tu aprendizaje.

La compasión me permite recordar que somos una gran familia, que todos somos iguales y que nadie ni nada merece sufrir. Cuando siento compasión empatizo con el otro, con su tragedia o con su dicha y ello me permite perdonar y a la vez entender

El perdón aleja el resentimiento e instaura un patrón de amor y armonía en la persona.

La humildad nos recuerda que tenemos que alejarnos de la polaridad, de las diferencias y hay que sentir amor por aquel que no entiende, por aquel que su falta de comprensión en el propósito le hizo perderse en la materia.

El entendimiento nos capacita para irradiar ese sentimiento amoroso, nos proporciona conocimiento sobre nuestra verdadera esencia, aquella que habita en nuestro interior y que tras tanto tiempo identificándose con su vehículo o cuerpo, perdió la consciencia de su ser.

El valor es un arma poderosa, nos ayuda a tomar decisiones, nos aleja de la culpa y nos reconoce el propósito por el que fuimos creados. Si entendemos que todo es energía y que para que ésta fluya positivamente tenemos que actuar con armonía, entenderemos el uso de las virtudes que nos proporciona el corazón energético como valiosos recursos para obtener la apreciada coherencia emocional.

Si en nuestras manos está transformar las olas en apacible mar, ¿por qué nos cuesta tanto hacerlo? Hay que creer en el Poder de Transformación, en la soberanía interna que habita dentro de ti y que es la Esencia de tu ser.

Si sientes esa grandeza, si sientes esa totalidad, sentirás cómo se va formando la coherencia en tu interior. El poder de transformar las emociones, el poder de elegir aquellas que son saludables radica en TÍ.

Las virtudes del corazón son elementos a tu disposición para hacerte el camino más fácil.

Gloria Marsellach Umbert

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