sábado, 29 de marzo de 2014

Usted está enfermo: padece una vida normal

Analistas sanitarios advierten del peligro de la medicalización de la vida cotidiana, fomentada por la prescripción “innecesaria” de fármacos y la creación de enfermedades “inexistentes” para vender medicamentos.

El año que viene la Real Academia de la Lengua Española (RAE) incluirá en su diccionario la palabra medicalización: dotar algo de carácter médico. A primera vista, no tiene nada de malo. “El peligro llega cuando medicalizamos los problemas de la vida cotidiana, como la tristeza, la soledad, el desamor, la resaca o la época de exámenes”. Así ejemplifica Ana Sánchez, responsable del departamento de alimentación y salud de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los “abusos” de profesionales y empresas en la ciencia médica y la atención sanitaria.

¿Es necesario medicarse?, ¿conocemos los riesgos de los medicamentos que vamos a tomar?, ¿qué pasa si no los tomamos?, ¿cuál es el precio real del fármaco?, ¿qué alternativas tenemos? Esas son las preguntas que la OCU recomienda que se hagan los consumidores antes de medicarse para“fomentar la autonomía del paciente”, señala González.

Entre 2000 y 2007, el consumo de antiinflamatorios aumentó un 27%, el de antiulcerantes un 310%, el de sedantes, un 57% y un 442% el de pastillas para el colesterol, según datos de la OCU. “Cuando se medicaliza la vida, aumentan las muertes. La medicina, en exceso, mata”, afirma Juan Gérvas, médico perteneciente al equipo CESCA, asociación sin ánimo de lucro de investigación en atención primaria. De hecho, en Estados Unidos, la tercera causa de muerte es la actividad médica, según la revista Journal of the American Medical Association y en la Unión Europea mueren cada año 179.000 personas debido a los efectos de los medicamentos, según la revista Lancet. “A los que habría que añadir 25.000 fallecidos anuales por la resistencia bacteriana, según datos del European Centre for Desease and Prevention and Control”, explica Gérvas a Público.
Carlos Ponte: “Cuánto más ricos somos, más enfermos nos sentimos. Y estar enfermo es un negocio”

Los agentes de la medicalización no son sólo los médicos y la industria farmacéutica,”que promueve enfermedades, manipula los problemas de salud y genera importantes daños mediante prácticas que llevan a engañar a los profesionales y al público”, dice la OCU, sino también la propia ciudadanía. Es decir, las personas sanas empiezan a comportarse como enfermas. Y no es de extrañar, teniendo en cuenta que la promoción de los medicamentos ya no se basa en informar sino en vender, y que, como dice el doctor Gérvas, los supermercados empiezan a parecer farmacias “con carteles que anuncian calcio, fibra y omega”.

Según Carlos Ponte, fundador del movimiento Nogracias en España y a nivel internacional, el 95% de los anuncios publicitarios sobre medicamentos carece de base científica. Este médico internista y jefe de servicio de cuidados intensivos coincide con el diagnóstico de Gérvas: “Cuántos más recursos tenemos, más enfermos nos sentimos. Y estar enfermo es un negocio”.

Precisamente para denunciar la prescripción “innecesaria” de los fármacos y la creación de enfermedades “inexistentes” para promover el uso de los medicamentos, la OCU ha puesto en marcha la campaña Que no medicalicen tu vida, con la que se pretende evitar la “prevención excesiva”, las pruebas médicas “innecesarias” y, al mismo tiempo, fomentar la prescripción efectiva de los medicamentos y la transparencia en las relaciones entre la industria farmacéutica y los demás actores implicados en el uso de los medicamentos, explicó este martes la portavoz de la organización, Iliana Izverniceanu.


Juan Gérvas: “Hay que ‘desinvertir’ en todo aquello que no añada salud, aunque lo pida la clase media-alta”

Gérvas insiste en la necesidad de “desinvertir” en todo aquello que no añada salud, “aunque lo pida la clase media-alta”, para lograr la equidad en la atención sanitaria. Por ejemplo, considera que se derrocha dinero en pre-operatorios y en determinadas pruebas diagnósticas, como las citologías de cuello de útero. “En España se hacen diez millones de citologías de cuello de útero al año, pero una de cada cinco mujeres diagnosticadas con cáncer de útero no se la había hecho. Eso quiere decir que estamos desviando recursos que ciertas personas necesitan a otras que no los necesitan”, asevera el también profesor visitante del Departamento de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad.

Esta equidad debe ser, precisamente, la base de la atención médica y el gasto farmacéutico porque “el acceso universal a la salud es un derecho”, subraya Ponte. Una equidad que conecta, según Gérvas, con el fundamento filosófico de la sanidad: la solidaridad. “La medicalización nos lleva a una prevención sin límites que rompe la equidad y la solidaridad porque con nuestros impuestos debemos pagar operaciones realmente necesarias, no un escáner porque me duele la cabeza “, plantea. “Lo que vale un TAC no es lo que nos gastamos en un TAC sino lo que usted deja de hacer para gastarnos dinero en un TAC”, concluye.

Este aumento de los costes lleva a situaciones prácticamente irreversibles. Por ejemplo, “un antivirus de acción directa contra la Hepatatis C cuesta 1.000 dólares diarios en un tratamiento de tres semanas”, explica a Público el doctor Ponte. Para lograr la equidad en el acceso a la salud son necesarios, según Gérvas, “gestores profesionales que no estén designados por partidos políticos”. Ponte insiste también en la necesidad de romper la creencia de que “todo se cura con pastillas” y recuerda, sin quitar méritos a las bondades de los medicamentos, que “lo que ha hecho aumentar la longevidad no han sido los fármacos, sino la mejora de las condiciones de vida”.

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