Las marcas emplean una serie de técnicas para conducir la mente del consumidor y lograr que sus productos se vendan; la fiesta sensorial de las cajas de los cereales es un ejemplo.
Los ojos amables y exorbitantes de una colorido ser fantástico nos miran en el cartón, emitiendo casi un rayo de luz a nuestra mente inconsciente. En el supermercado, aunque a veces poco sutil, nada es casual, y predomina la intención de conectar con el cliente y manipularlo a sentir algún tipo de vínculo con un producto.
Este bestiario profuso de seres mágicos, colores y euforia que caracteriza a los cereales no es, por supuesto, fruto del azar. Investigadores de la Universidad de Cornell descubrieron que los ojos de los personajes de los cereales cuyo target son los niños tiene un ángulo de 9.6 grados en la mirada apuntando hacia bajo.
En el caso de los cereales para adultos, los personajes miran directamente y lógicamente suelen estar en los anaqueles más altos. –cuando se colocan los cereales de niños en estantes más altos, puede ocurrir una desafortunada mirada a la entrepierna, por parte de una sexomaniaca criatura de cereal. Evidentemente se trata de conectar psicológicamente: la sensación de empatía y amistad que sólo puede traer una mirada.
La misma investigación notó que la confianza en la marca era 16% más alta y la conectividad de la misma 28% más alta cuando el cereal miraba a los ojos, a diferencia de cuando se mira hacia otro lugar en la misma caja. Al parecer nos gusta recibir esa mirada sonriente a los ojos como significando de aprobación –y quizás el énfasis está en sonriente y podríamos agregar amistosa, ya que algunos otros estudios sugieren que preferimos que nos miren a los ojos nuestros amigos pero cuando se trata de personas a las que tenemos poca confianza preferimos una mirada menos directa.
Pero el Capitán Crunch, el Conde Chocula, el Sapo de Honey Smacks, o el Conejo Trix quieren ser nuestros amigos, y les abrimos las puertas de nuestra confianza fácilmente, especialmente cuando somos pequeños devoradores de azúcar. Ellos tienen un reino fabuloso de nuestra droga.
Sobre como el supermercado nos manipula para que compremos más, o cómo las marcas utilizan técnicas de neuromarketing para que les demos nuestro dinero, puede leerse este artículo.
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