jueves, 15 de mayo de 2014

Consejos para Cuidar la Flora Intestinal

La fibra alimentaria y los probióticos se convierten en dos de los aliados principales para mejorar el funcionamiento de nuestro intestino ¿quieres saber cuáles son los productos más adecuados para incluir en nuestra dieta diaria, así como los hábitos a seguir para cuidar la flora intestinal?

Lo que comemos a lo largo del día juega un papel fundamental en la mejora de la flora intestinal, constituye todo un ecosistema muy complejo y poblado por muy diversas bacterias en su interior que resultan beneficiosos para nuestra salud. Por esa misma razón, la Editorial Amat ha lanzado una nueva campaña para que seamos conscientes de lo importante que es cuidar esta parte de nuestro cuerpo a través de nuestros hábitos alimenticios.

Por un lado, los probióticos son microorganismos vivos que pueden resistir el paso por el tubo digestivo y llegar con vida a nuestro intestino para ejercer sus funciones beneficiosas en nuestra salud intestinal. Dependiendo de la cepa y la especie, los probióticos tendrán efectos diversos sobre nuestro organismo. Uno de los más conocidos son las llamadas bifidobacterias, que precisamente predominan en la flora intestinal de los niños, gracias a que son alimentados a base de leche materna. Dentro del contexto de una dieta equilibrada, has de saber que los probióticos los podrás tomar a diario durante un período de tiempo prolongado e indefinido.

Los probióticos los podemos tener a nuestro alcance, ya que están presentes en productos como los lácteos fermentados, los yogures o el kéfir, que es una bebida de leche fermentada. Además de estas bacterias beneficiosas para nuestra salud intestinal, estos productos nos aportarán una serie de nutrientes esenciales para funcionar en nuestro día a día como son, por ejemplo, calcio, fósforo o potasio y vitaminas A, D, B12 o ácido fólico, ideal para las mujeres embarazadas en aras de evitar las malformaciones del feto.

Otro de los pilares fundamentales sobre los que debería asentarse una dieta sana y equilibra es la fibra alimentaria, que nos ayudará a regular muy diversos órganos y sistemas. A pesar de que no se puede digerir en el intestino delgado, es capaz de alcanzar el colon o intestino grueso donde será fermentable.

No obstante, a la hora de clasificar las modalidades de fibra existentes, deberíamos considerar las llamadas fermentables que podemos encontrar en frutas, legumbres, cereales y verduras, así como la no fermentable presente en los cereales integrales, derivados del arroz o del centeno.

En líneas generales, de entre los alimentos por los que podemos optar en el mercado y que nos aportarán la cantidad de fibra necesaria son verduras como la alcachofa, col rizado, espinaca, remolacha, judía verde, nabo o escarola. Igualmente, podemos decantarnos por frutas como los arándanos, moras, plátanos, aguacate, membrillo o guayaba, legumbres como las habas secas, la judía pinta seca, soja o lentejas, los cereales como la galleta integral, avena, germen de trigo, pan de centeno o pan de molde integral, así como frutos secos tales como la avellana, el cacahuete y las pipas de girasol. Se recomienda ingerir cada día unos 25 gr de fibra alimentaria, así como yogures y leches fermentadas.

Un menú ideal para cuidar de nuestra Flora Intestinal se compondría de los siguientes ingredientes:

-Para el desayuno: podemos optar por el pan integral, las tostadas y los cereales, así como leche, yogur, queso o fruta de temporada.

-A media mañana no hemos de olvidarnos de incluir frutos secos, así como algunos de los productos expuestos en líneas anteriores.

-Para la comida, hemos de incluir las verduras (ya sea cruda en forma de ensalada o cocida), aves, pescados, marisco o legumbres como segundo plato y como postre yogures o fruta.

-Para la merienda sería recomendable optar por algún lácteo o fruta.

-Finalmente, para la cena, también hemos de incluir verduras crudas o cocidas, arroz integral, pescado o huevos, y como postre yogures o fruta.

Además de estas pautas en la alimentación, no hemos de dejar de lado el ejercicio físico diario, evitar los laxantes sin prescripción médico, acudir al servicio cuando el cuerpo te lo pida y no esperar innecesariamente, evita el consumo de verduras flatulentas como el brócoli, la alcachofa, el apio o las coles de bruselas.

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