Las flores comestibles son cada vez más utilizadas en gastronomía. Aunque parezca algo nuevo, las flores comestibles se han utilizado durante siglos en las cocinas de América, Asia y Europa.
Las rosas, por ejemplo, son parte fundamental de la tradición culinaria de Medio Oriente y algunas zonas de Asia central y del sur. En Europa formaron parte de los banquetes de la nobleza medieval utilizándolas junto con higos y azúcar para elaborar un delicioso postre mezclándolos con frutos secos tostados.
Además de espectacularmente bellas, las flores contienennutrientes valiosos para la salud. Os cuento algunos de ellos:
El diente de león contiene flavonoides con propiedades antioxidantes y luteína, un carotenoide que se encuentra en las frutas y vegetales de color amarillo-anaranjado y que es importante para la salud ocular .También es rico en vitaminas, incluyendo ácido fólico, riboflavina, niacina y vitaminas C y E.
Las violetas contienen rutina, un compuesto con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que contribuye a fortalecer las paredes capilares.
Los pétalos de rosa contienen flavonoides antioxidantes, así como vitaminas A, B3, C y E. Se emplean para perfumar guisos de cordero o de aves, ensaladas de frutas, arroces, pasteles, sorbetes, helados. Con ellos se repara también la deliciosa mermelada de rosas turca.
Las capuchinas contienen licopeno que combate el cáncer y luteína.
La lavanda contiene vitamina A, calcio y hierro y es beneficiosa para el sistema nervioso central.
Las flores de cebollino contienen vitamina C, hierro, azufre y ha sido tradicionalmente utilizada para ayudar a controlar la tensión arterial
La flor de caléndula tiene un sabor y cualidades similares al azafrán
Las flores de calabaza son ricas en calcio y fósforo, lo cual hace que estén recomendadas en etapas de crecimiento y en personas que padezcan de osteoporosis.También contienen potasio, hierro y magnesio y vitamina A (en menor proporción que la calabaza), vitaminas del complejo B (B1, B2, B3), Vitamina C y ácido fólico. Estas dos últimas se encuentran en una proporción mucho mayor que en la calabaza.
Una manera perfecta de enriquecer nuestra dieta y adornar cualquier plato.
Importante: aunque se reconozca una flor como potencialmente comestible, no se deben utilizar ninguna de las que se encuentran en floristerías, parques o jardines. No están controladas en cuanto a la cantidad de fitoquímicos que pueden tener añadidos, como pesticidas. Es recomendable por tanto adquirirlas en las tiendas especializadas donde nos aseguran el origen y la ausencia de productos nocivos para la salud.
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