El problema no son nuestras peores emociones, el miedo, la ansiedad, la tristeza, la rabia, la ira, incluso el odio, el rechazo. El problema es que no queremos sentirlas, la evasión.
Nos pasamos gran parte de la vida resistiendo y luchando con nuestro dolor y esto es a menudo la causa de más sufrimiento. No nos han enseñado a sentirlo, no estamos acostumbrados a sentirnos y llevamos así mucho tiempo, desde muy pequeñitos.
¿Qué hacemos cuando estamos con alguien que está compartiendo con nosotros un momento de dolor, y comienza a llorar? Nos sentimos incómodos!, de todas las maneras queremos que deje de hacerlo, le secamos las lágrimas, cambiamos el tema para que la persona “se evada”, le damos una palmadita en el hombro con un “Ale, ale, ya pasó”, pero no le sostenemos en su dolor, no nos adentramos ahí, intentamos de todos los modos que deje de sentir eso que está sintiendo en ese momento… pero eso que está sintiendo, se queda dentro. Energéticamente, esto genera un bloqueo.
Casi todos tenemos alguna parte en nuestro cuerpo más débil, un órgano más sensible, alguna tendencia a cierta enfermedad o a ciertos síntomas bien por predisposión genética, por haber sufrido algún trauma previo..etc.. Esas debilidades son consecuencia de una debilidad energética previa en ese órgano, tejido o zona concreta. Cuando nuestras emociones se están reprimiendo, se generan cargas, que tienden a acumularse en las zonas más debilitadas energéticamente, empeorando aun más los síntomas, ya que esa carga aumenta la restricción de energía que ya de por si ese lugar está teniendo. El trasfondo es bastante más complicado y hay más factores, pero en esencia, esto es lo que ocurre, y como nos negamos a sentir el dolor, nos lo llevamos puesto: fibromialgias, dorsalgias, contracturas, nódulos, quistes… son cristalizaciones energéticas, las hay de todo tipo.
Casi 100 millones de adultos estadounidenses sufren dolor crónico según un artículo publicado en The Journal of Pain (La misión de este organismo es mejorar la atención de los pacientes con dolor al proporcionar un foro para investigadores clínicos, científicos y otros profesionales de la salud donde se publican investigaciones y últimos recursos para paliar el dolor).
Hay técnicas que nos pueden ayudar.
A continuación os voy a explicar una práctica muy sencilla, que puede realizarse en 2 minutos.
Con ella, comenzamos a probar un enfoque radicalmente diferente, y hay evidencias de que produce una mejoría en los síntomas, nos hace más presentes, enfocados y capaces de prestar atención a lo que de verdad importa.
Es una técnica de “atención plena”, también conocida como Mindfulness, meditación Vipassana… qué importa el nombre, lo importante es la esencia.
Hay numerosas publicaciones clínicas que confirman esto, y sus beneficios:
Estos don sólo algunos, pero hay cientos.
Dejémonos de teoría, y vayamos a la práctica:
1) Sentado o tumbado, cierra los ojos y haz un par de respiraciones profundas.
2) Comienza visualizando una situación desagradable que hayas experimentado recientemente. Un problema laboral, una discusión de pareja, amigos, familiares. Lo que sea que te haya estado preocupando últimamente. No es necesario que sea algo muy profundo o traumático.
3) Toma conciencia de cómo se siente eso en tu cuerpo. Cómo empiezas a sentirte mientras visualizas. Con todos los detalles. Si se siente como nerviosismo, como un nudo en el estómago, una punzada en algún lugar del cuerpo, el corazón se acelera, tal vez sientes un ligero dolor de cabeza. Suave, tranquilo, toda la atención está en tu cuerpo ahora. Siente todo eso. No tienes que pensar en nada, sólo sentirlo. Respira tranquilo.
4) Una vez hayas sintonizado con las sensaciones, permítelas. Ten la actitud de “permitir” que se sientan. Simplemente, déjate sentirlas. Deja que salgan, que se manifiesten. No pienses, no controles, sólo siente. Tanto si es algo físico o emocional. Siente. Habitualmente aparecerán y se disolverán a medida que las dejes “entrar”…se irán. Cuanto más las resistas, más persistirán.
5) Percibe esta oportunidad que te estás dando, de sentirte.
Cuando lo sientas, abre los ojos, y sigue con lo que estabas haciendo, pero no te olvides de volver a ti, tantas veces como lo necesites. Esta es una puerta hacia tu libertad.
Lorena S.
Lorena es Licenciada en Biología. Tiene formación en Yoga, meditación, Sintergética, Bioenergética, Medicina vibracional, Ayurveda, Chakras y cuerpos energéticos, y terapias orientales. Además administra su propio blog donde trata temas relacionados con el desarrollo personal, espiritualidad, conciencia, filosofía, psicología, física cuántica, medicina alternativa, alimentación… Un blog que acompaña su propio proceso de crecimiento: www.energizate.net
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