lunes, 4 de agosto de 2014

El peligroso y silencioso síndrome de la clase turista

La enfermedad tromboembólica venosa conocida como 'síndrome de la clase turista' suele aparecer a partir de las 4 horas de trayecto. Se llama así porque antiguamente se asociaba a la limitación de movimiento durante los vuelos. Pero la realidad es que las molestias que conlleva (hinchazón en las piernas, hormigueo, molestias, mareos y dolor) se sufren igual en el tren, el autobús o el coche propio.

Estar muchas horas sin moverse durante el viaje puede generar una trombosis (Fotolia).Si se agravan estos síntomas el viajero puede acabar padeciendo lo que se conoce como trombosis, un problema de coagulación generado por las dificultades que tiene la sangre para volver al corazón cuando permanecemos tanto tiempo en la misma posición.

"Las arterias llevan la sangre con mucha presión y velocidad, pero la capacidad aspirativa del corazón es muy débil (la capacidad de succión para activar la vuelta de la sangre por las venas). En el caso de las piernas está dificultada por la gravedad, ya que al estar sentados la sangre debe "escalar" hacia arriba hasta llegar al corazón", explica el Dr Fidel Fernández, de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular.

Para conseguir este retorno venoso, las venas profundas están metidas en 'fundas' musculares y disponen de unas válvulas que impiden su paso hacia abajo (hacia los pies) para ordenar el flujo de sangre hacia el corazón. Al movernos, contraemos los músculos que comprimen las venas, y al estar ordenada la dirección del flujo por estas válvulas la sangre progresa en la dirección adecuada, hacia el corazón.

Los malos hábitos dietéticos, la obesidad y el sedentarismo han alterado este mecanismo, sobre todo porque ahora nos pasamos las horas sentados ya sea trabajando ante el ordenador o viajando. Por eso, existen diferentes protocolos y recomendaciones para antes y después de realizar los viajes que aquí resumimos: 

1. Hacer ejercicios de flexo-extensión durante algunos minutos cada hora, moviendo brazos y piernas, levantando la punta de los pies y moviendo los tobillos (en los folletos y revistas de las líneas aéreas suelen estar especificados).

2. Vestir ropa poco ajustada, de fibra natural, que permita la transpiración y no comprima ni haga de "torniquete".

3. Beber abundantes líquidos, pero no café o alcohol, ya que favorecen la deshidratación.

4. Dar un pequeño paseo por el avión, tren o hacer paradas a lo largo del viaje en coche para estirar las piernas. 

5. No colocar bultos o maletas bajo los asientos. Las piernas deben evitar posturas forzadas y estar naturales y relajadas.

6. No cruzar las piernas de forma prolongada cuando se está sentado. Realizar estiramientos y paseos tras la llegada del viaje.

7. En casos de alto riesgo y siempre que el médico lo recomiende: se utilizarán medias cortas de compresión elástica, se podrá tomar un fármaco antiagregante como por ejemplo una aspirina así como usar heparinas de bajo peso molecular.

Una vez llegues a tu destino, podrás activar la circulación cambiando los hábitos de dieta (menos calorías, menos grasas, más fibra y fruta, menos sal y aditivos) y haciendo ejercicio.

Se recomienda:

- Andar por la playa (con los tobillos en el agua) y sobre la arena, ya que el masaje de las olas con la acción de la bomba venosa plantar activa vigorosamente el retorno venoso.

- Caminar por la hierba del jardín (los aspersores o un masaje con la manguera son muy tonificadores igualmente).

- Pedalear o nadar también es un ejercicio muy adecuado para el retorno venoso. Al nadar, nuestro cuerpo está casi en horizontal (lo que permite el retorno de las venas al corazón). Y además, el agua produce un masaje continuo con una temperatura que mejora el tono venoso.

- Aplicar cremas de efecto frío (puedes meter la hidratante en la nevera), también activa el retorno venoso y disminuye la congestión, hinchazón y cansancio de las piernas que producen el calor y la inmovilidad.

https://es.tendencias.yahoo.com/blogs/salud-y-bienestar/planifica-tu-viaje-para-que-tu-salud-no-se-resienta-122629112.html

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