Es el segundo tumor más frecuente entre los hombres y uno de los que arrastra más falsas creencias y mitos
ISABEL PERMUY
Es el cáncer de la longevidad, un tumor íntimamente relacionado con el envejecimiento de la población y con los estilos de vida. ABC Salud de la mano del doctor Rodrigo García-Alejo, director Médico del Instituto de Técnicas Avanzadas contra el Cáncer de Madrid, aclara todas las dudas.
1. ¿A partir de que edad debemos preocuparnos por la próstata?
La mayor frecuencia aparece conforme aumenta la edad. Se recomiendanrevisiones urológicas a partir de los 50 años para poder detectar a tiempo cualquier anomalía.
2 .¿Levantarse por la noche con frecuencia para ir al baño es un síntoma inequívoco de que la próstata está en riesgo?
Con la edad, la próstata se vuelve más grande y puede obstruir la vejiga o la uretra y este proceso (hiperplasia benigna de próstata), sin ser maligno, provoca unos síntomas similares a los del cáncer, entre ellos levantarse al baño con frecuencia por la noche, la dificultad para vaciar la vejiga por completo, urgencia urinaria... Para determinar si estamos ante una hiperplasia benigna o ante un tumor hay que estudiar el origen para determinar el mejor tratamiento.
3. El análisis de sangre que mide el nivel de PSA, ¿es la prueba más fiable para detectarlo precozmente?
Cuando aparece un tumor en la próstata se dispara la producción de PSA. El Antígeno Prostático Específico se considera un buen marcador de la presencia de células tumorales en la próstata, aunque esto no equivale a diagnóstico de cáncer: la gran mayoría de hombres no desarrollará un cáncer en la glándula prostática porque no se producirá un crecimiento descontrolado de esas células, ni se diseminarán fuera de ella. Un estudio europeo publicado el pasado mes en The Lancet apunta que la determinación del PSA reduce la mortalidad por cáncer de próstata en un 27% menor. Esto nos hace pensar que además de el dato de la determinación de PSA en sangre, hay que conjugarlo con los factores de riesgo conocidos (edad, historia familiar, raza, ...).
4. Una vez detectado el cáncer ¿es mejor esperar a ver la evolución antes de tratarlo o actuar precozmente?
Como en todos los tumores, cuanto antes se actúe, mejor. Siempre tiene menos riesgo y provoca menos efectos secundarios un tumor pequeño que uno mayor, pero el paciente debe estar informado de todas las opciones y de los efectos que va a tener sobre su calidad de vida.
5. ¿De entre todas las opciones de tratamiento, cuáles son las más eficaces?
Las dos con mayor nivel de evidencia científica y con capacidad demostrada de curación son dos: la cirugía y la radioterapia. La cirugía consiste en la extirpación de la glándula que se puede realizar abierta o por laparoscopia y puede preservar los nervios y músculos que regulan la función sexual y la micción. La segunda opción, la radioterapia, que puede ser un complemento de la cirugía, consiste en el uso de radiación focalizada para destruir las células tumorales. El uso de nuevas técnicas de tratamiento con radiación han hecho que los efectos secundarios de la radioterapia tengan actualmente muy baja incidencia. Además, disponemos de aceleradores lineales de última generación, como nuestro TrueBeam STX que nos permite realizar tratamientos en menos días con una precisión desconocida hasta ahora.
6. ¿Es un falso mito que la cirugía genera impotencia o incontinencia?
No es un falso mito, es una realidad. Los principales efectos secundarios de la cirugía son la incontinencia urinaria, en algunos casos reversible, y la impotencia sexual. Por eso nosotros insistimos mucho en que el paciente tiene que estar informado de la validez de cada tratamiento y de las ventajas e inconvenientes de cada uno.
Cómo medir el riesgo personal
V.S.MADRID
«No es fácil, sobre todo porque la presencia de células tumorales -que es lo que sí podemos medir- no supone necesariamente su crecimiento descontrolado y la aparición de un tumor en la glándula prostática», explica Rodrigo García Alejo. Sí se puede hablar de factores de riesgo «analizados y comprobados».
La edad: a partir de los 50 años, uno de cada cuatro hombres tiene células tumorales en la próstata y a los 80 años, la enfermedad afecta a la mitad de los varones, con un pico de casos máximo entre los 70 y los 75 años.
Tener antecedentes familiares: Si el padre o un hermano han tenido un tumor en la próstata, el paciente tiene el doble de posibilidades de desarrollar la enfermedad. El riesgo es mayor si el afectado es un hermano.
La raza o grupo étnico: Aunque no están claras las razones, se sabe que el cáncer de próstata tiene mayor incidencia entre los hombres de raza negra y/o ascendencia africana.
violeta silva / madrid
DÍA 16/09/2014 - 02.47H
http://www.abc.es/salud/noticias/20140916/abci-seis-claves-cancer-prostata-201409151814.html
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