viernes, 31 de octubre de 2014

Oscuros parásitos se alimentan de tus emociones.

La naturaleza nos muestra múltiples formas en las que los seres vivos se alimentan unos de otros. En multitud de ocasiones hemos visto como el fuerte se come al débil, el grande al pequeño y así en multitud de formas y entornos, pero la forma de vida que mas se extiende en la naturaleza es la parasitaria. 

Desde una insignificante bacteria, al humano mas inteligente, algunos seres buscan en la parasitación su modus vivendi, conseguir lo que necesitan sin esfuerzo y en la mayoría de las veces, sin que la victima sea consciente de que esta siendo parasitado. Es de todas las formas de vida, la mas injusta y la que mas odio y desprecio despierta, ya que utilizan la debilidad y la inocencia ajena como medio de conseguir lo que se proponen.

Son muchas las especies las que utilizan el parasitismo como medio de vida, ya sea para incubar huevos de otra ave o para inocular larvas que devoren lentamente a su victima, sin que esta se percate. Los humanos no somos menos, y aquello de “arrimarse al sol que mas calienta” a sido el modo en que muchos han parasitado a aquel que tenia éxito en su entorno. El pelota, es solo un mediocre que trata de evitar que el resto se percate de su condición, y parasita a todo aquel que pueda sustentarle en ese entorno, ya sea laboral o social. Cuando es nuestra energía, el recurso que el resto parásita, el modo cambia y es mas difícil de detectar, muchos son los “humanos” que parasitan a un igual y extraen de él todo su potencial. Es difícil que seamos conscientes de esta forma parasitaria y nos obcequemos al buscar otras causas, para ese repentino bajón energético, estrés, anemia, tensión baja… pero nunca pensamos que alguien nos pueda parasitar o nos vampirice cada día en el trabajo o la reunión con los amigos.

Las larvas astrales son un tipo de parásito que pasa totalmente desapercibidos provocando toda una vorágine emocional con la que alimentarse.


Ahora bien, cuando el parásito es tangible e identificable, solo con eliminar nuestra presencia a su exposición, rápidamente la mejoría se nota y solo tendremos que limitarnos a evitar ese contacto dañino, pero existen parásitos que escapan a nuestro rango sensitivo y que sacian sus necesidades básicas a nuestra costa. 

Para entender porque nos parasitan hay que entender que somos y que tenemos para ser parasitados. Primeramente entender que somos unas entidades muy complejas, mas de lo que pensamos, al margen de nuestro cuerpo, ese conjunto de material, piel y huesos, hay mucho mas. Somos un cuerpo, una mente, un espíritu y un alma. Todo ello en conjunto son una forma de energía que fluye ilimitada, que vive y tiene conciencia de si mismo. Nuestros limitados sentidos no perciben la constante emanación energética que nuestro cuerpo emite y como esta influye en todo el entorno, ni como esa energía es modulada y transformada por nuestros sentimientos y nuestras emociones, como esas sensaciones físicas, provocan que la frecuencia se eleve o se deprima y como algunos de esos estados son ideales para ser parasitados.

Existen varios tipos de parásitos y estos viven en lo que se ha denominado el astral, o lo que seria una densidad vibratoria mas sutil a la que conocemos y tocamos, muchos lo llaman bajo astral, otros prefieren llamarlo dimensión. Estos seres parasitarios tienen la capacidad de interactuar con nuestro entorno y pasar desapercibidos a nuestros limitados sentidos, esto no quiere decir que no puedan ser sentidos o incluso vistos, para ello solo se requiere un cambio de conciencia. Es algo, que no podrás sentir, si no eres consciente de su existencia, a partir de ahí, estarás abierto a interactuar con estos parásitos. Los hay de varias clases y la gran mayoría son fáciles de evitar o incluso repeler. Todos y cada uno de los parásitos que voy a comentar se alimentan básicamente de lo mismo, energía negativa. La energía negativa al ser impura, requiere de un consumo mas intensivo, para que esta, sacie y satisfaga las necesidades energéticas del parásito, por lo tanto una actitud positiva debería bastar para repelerlos y una negativa por lógica acarrearía el efecto contrario, los atrae.
Nuestros cuerpos energéticos mas sutiles son una

fuente potencial de alimento de estos entes negativos.


Los del primer tipo y más básicos son los del tipo larvario, estas larvas se pegaran a tu cuerpo energético y sacaran de el su sustrato, se alimentan de todas las energías negativas que generamos, miedo, ira, rabia… Dependiendo del tipo de larva potenciara mas un tipo de sentimiento, estaremos mas irascibles, mas melancólicos, mas depresivos, mas ansiosos, mas coléricos o exaltados. Seguramente comenzaremos a frecuentar ambientes donde ese estado anímico concreto se multiplique, los conflictos, la exaltación o la rabia sea mas propicia, o al contrario, donde la melancolía y la tristeza sea casi palpable. Se han dado casos de parasitados que han comenzado a frecuentar tanatorios o cementerios sin razón aparente, por ejemplo. Como decía hay parásitos que gustan mas de un tipo de energía y lo potencian, en estos casos es el entorno, familia o amigos los que se percatan del cambio de conducta y su querencia a lugares que antes no solía frecuentar la victima, cambios de conducta y tendencias a asimilar, modas de corte depresivo o melancólico, como los góticos y los emos. Es común que no solo seamos parasitados por una única larva y según la cebemos a la vez provoquemos que más se nos peguen y potenciemos así ese estado que tanto les gusta.

Deshacerse de este tipo de parásitos es bastante sencillo, basta con cambiar nuestra actitud y evitar seguir alimentando al parásito, equilibrar nuestra mente y nuestro estado anímico, cambiar de hábitos y de ambientes, es suficiente para liberarse de la mayor parte de ellos, también es practico y rápido un baño en agua salada (la sal a de ser marina) o si se tiene el mar cerca, pues eso un bañito, practico y barato, eso si, sin el conveniente cambio en nuestro estado emocional, estas se volverán a pegar a ti. En la cultura árabe es común practicar este tipo de baños purificadores de los cuerpos energéticos, y se suelen tomar algunas pequeñas precauciones para evitar a estos parásitos. Estos bichos son como sanguijuelas, con la diferencia de que nunca se sacian y no abandonan a su victima fácilmente, así que es necesario cambiar nuestra actitud y evitar caer en el drama, no solo para eliminar esa posible contaminación, si no también para repeler y evitar su contagio.

Entes demoníacos trataran de someternos a través de nuestro miedo.

El siguiente tipo son los que algunos chamanes llaman “niños”, son seres bajitos que emanan cierta luz o son blanquecinos, pero esto es solo un señuelo ya que no son seres iluminados ni nada parecido. Estos parásitos buscan a huésped con una baja autoestima. Se instalan en su mente y se dedican a alimentar ese estado, inyectando en nuestro pensamiento ideas que deriven en sentimientos de baja vibración. El parasitado se convierte en el típico quejica, que piensa que no vale nada, que no hace nada bien, que no merece vivir, que no encuentra sentido, ni significado a su vida. El parásito alimentara esas sensaciones llevando al individuo a un perenne estado depresivo. Protegerse de estos parásitos es relativamente sencillo ya que no seremos un buen huésped si tenemos la autoestima alta, pero al contrario que los anteriores un cambio de actitud no es suficiente ya que esperaran y atacaran de nuevo en cuanto la victima baje la guardia, para volver a alimentar esos estados anímicos bajos.

Debido a que este parásito se esconde en nuestro subconsciente es necesario sacarlo de ahí accediendo a ese rincón de nuestra mente mediante hipnosis, donde nuestro subconsciente es capaz de identificar al parásito y expulsarlo, otra de las formas de echarlo es mediante estados de meditación, relajación profunda o incluso auto hipnosis, donde en estado de frecuencia mental theta, se pueda acceder a él y echarle de nuestra mente.

Los últimos y más populares son los que comúnmente se conoce como demonios, aunque según a avanzado la cultura ese arquetipo ha variado y ya se le llama de múltiples formas, alienígena, ente dimensional… Estos seres se alimentan del miedo y provocaran estados de pánico y terror para aumentar su energía. Todos somos susceptibles de ser visitados por ellos, buscaran un carácter débil o una mente inmadura para comenzar alimentar ese miedo. Si es un niño la victima potencial, al principio tratara ser su amigo y jugara con él, hasta que consiga la fuerza suficiente para comenzar a manifestarse. Si es un adulto, iniciara pequeños estados de miedo, moviendo objetos, dando golpes, rompiendo pequeños enseres, una vez hayamos centrado nuestra atención en esas manifestaciones y comencemos a emanar miedo, este ente se alimentara y aumentara su capacidad energética, dando pie a que sus maniobras sean cada vez mas complejas y necesite formas cada vez mas rebuscadas de alimentar tu miedo, emitiendo ruidos guturales, chillidos o llantos. Una vez tenga suficiente energía, comenzara a ser visible. Empezara a mostrarse como sombras y esas sombras que al principio son esquivas, pronto se tornaran desafiantes y se mostraran sin pudor alguno. Sombras sin rostro, cada vez más opacas y con distintos rasgos, garras, cuernos, etc… que tanto se ha relacionado con el arquetipo de demonio. Una vez este parásito se sienta con fuerzas y energías suficientes, tanteara para comprobar su poder y sienta la influencia que ejerce sobre la o las victimas, iniciara el control mental de aquel que sepa mas débil, hasta tomar el control total sobre el cuerpo, de esa victima escogida, lo que comúnmente se llama posesión. Evidentemente hay que parar los pies a este parásito, antes de que sea lo suficientemente fuerte para que logre su objetivo y sea cada vez más complicado echarlo.

Llegados a este punto, decir que este parásito no es más difícil de echar que los anteriores, solamente se trata de Fe, y con Fe, no me refiero a religión, la religión esta al servicio de estos parásitos, se diseñaron y se crearon por y para ellos, para no hacernos conscientes de nuestro poder y nuestra capacidad. Para deshacernos de ellos solo debemos dejar claro a esa entidad quienes somos y el poder que tenemos, somos entidades con alma y esa alma tiene la capacidad de invocar la energía de Dios y directamente echarles por orden divina, podemos pedir ayuda a nuestros guías, cualquier alma con decisión puede repeler a estas entidades, da lo mismo que canalicemos nuestra energía y nuestra fuerza a través de una cruz, una biblia o un osito de peluche, ya que no es el objeto el que echa al parásito, si no la energía, la voluntad y la Fe en nuestra capacidad, que canalizamos a través de ese objeto . Si no albergamos ninguna Fe en una entidad superior, solo con la Fe en nosotros mismos y la fracción divina que albergamos basta para repeler a estos parásitos. Si creemos que estamos ante un ser superior, de gran poder y tememos su presencia, le estaremos dando permiso para quedarse para siempre y que haga con nosotros lo que quiera.

Los fallecidos pueden quedarse apegados y finalmente parasitarnos.

El ultimo ente que expondré, no puede ser denominado parásito como los anteriores, porque cuando roban energía, normalmente no lo hacen a conciencia como los anteriores, son los fallecidos. Los seres que fallecen apegados a su realidad y se niegan a despegarse de ella, crean entornos mentales que les evitan salir de ese sueño eterno, por norma general, estos fallecidos conviven con nosotros si percatarse muchas veces, de nuestra presencia. Ellos son inconscientes dentro de su estado y “los vivos” pasan desapercibidos en su realidad. Esto es lo normal, pero hay veces que estos fallecidos comienzan a ser conscientes de nuestra presencia y tratan de interactuar con nosotros inútilmente, ya que nuestra percepción no suele estar preparada para ello, por lo tanto, en ese esfuerzo por hacerse ver y hacerse notar, consumirán gran cantidad de energía, que recuperan por contacto con esos seres vivos. Estos fallecidos que se percatan de ese traspaso de energía, dentro de su inconsciencia, pueden llegar a crear tendencias parasitarias y apegarse a un ser vivo de tal forma, que ese ser absorba y somatice toda la influencia que ejerce el ser fallecido en él, como enfermedades o estados de animo bajos. Si somos conscientes de esto solo debemos prestar nuestra ayuda y tratar que ese ser fallecido continúe su proceso donde le corresponde, llamando a sus guías o pidiendo la luz que precise para que halle el camino de vuelta a casa.

La mejor manera de evitar ser parasitados es tratar de no caer en estados de ánimo bajos, sentirnos inferiores, alimentar nuestros dramas, vivir en un estado constante de irascibilidad, miedo o depresión, pueden ser los detonantes para atraer estos parásitos. En muchas ocasiones y ante situaciones de comportamiento extremas, es el sujeto el que en frío, tome conciencia de su actuación y se diga “ese no era yo” o “como pude hacer algo tan inhumano” pues básicamente porque no estaba totalmente consciente o estaba bajo una parasitaria y sibilina influencia, fueron susurrados y actuaron bajo su tentadora influencia, que cegó a su victima y provoco una situación de la que solo salieron beneficiados los parásitos.


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