miércoles, 13 de mayo de 2015

Tóxicos, los amigos de la fibromialgia

Las sustancias tóxicas son los décimos de lotería de la enfermedad. Cuanto más contaminado se encuentra tu entorno, más fácil es que te toque alguna. Y entre los “premios” posibles, también está la fibromialgia. 

De hecho, esta enfermedad suele aparecer ligada a otras dolencias especialmente relacionadas con la contaminación química, como son la sensibilidad química múltiple (SQM) y el síndrome de fatiga crónica (SFC).

 “Un 67% de quienes tienen SQM sufren también SFC, y un 56 % de las personas que padecen fibromialgia también están afectadas en algún grado de SQM. Otro estudio dice que el 47% de las personas con SQM tenían a la vez fibromialgia y SFC”, explica el reconocido periodista ambiental Carlos de Prada, que nos cita datos de varios estudios científicos mencionados en su libro “SQM. El riesgo tóxico diario”.

De Prada, Premio Global 500 de la ONU y Premio Nacional de Ecología, entre otros galardones, es uno de los mayores expertos en contaminación ambiental, que combate desde el Fondo para la Defensa de la Salud Ambiental (FODESAM), entidad que preside, y a través de la cual señala cómo la evidencia científica, patente en cientos de estudios realizados, muestra la relación entre la cada vez mayor presencia de sustancias tóxicas en nuestro ambiente y el incremento del riesgo de padecer enfermedades como cáncer, diabetes, asma, infertilidad, enfermedades autoinmunes o las ya citadas fibromialgia, sensibilidad química múltiple y síndrome de fatiga crónica.

El doctor José Rodríguez Moyano, en su libro “Manual de Fibromialgia. Nuevas aportaciones”, también señala que entre las causas de la fibromialgia figuran factores ambientales. Este experto destaca, por ejemplo, que la presencia de herbicidas y pesticidas en alimentos puede desencadenar la aparición de la enfermedad. “Se piensa en un síndrome fibromiálgico por intoxicación de organofosforados cuando el enfermo trabaja por ejemplo en el cultivo bajo plásticos, donde se utilizan frecuentemente plaguicidas”, señala, “aunque es necesario realizar análisis clínicos para determinarlo”, matiza.

Rodríguez Moyano apunta además a la acumulación en el organismo de mercurio procedente de las amalgamas dentales como otra posible causa de fibromialgia. En su manual cuenta que “cuando las amalgamas de plata-mercurio (metálicas) tienen más de diez años y el proceso de aleación ha sido incorrecto la toxicidad puede acabar provocando el síndrome fibromiálgico en algunos pacientes”.

Una última fuente de contaminación que debemos mencionar es la electromagnética. Martín Pall, profesor de Bioquímica y Ciencias Médicas básicas en la Universidad de Washington, aseguraba a finales del pasado año durante una conferencia en Noruega que las microondas (conexiones inalámbricas, redes 3G y 4G, bluetooth, wifi, etc.) pueden estar relacionadas con enfermedades como la muerte súbita cardíaca, el debilitamiento del sistema inmunológico o la fibromialgia.

Según The Global Research, las investigaciones de Pall refuerzan las teorías que inciden en la influencia negativa de los campos electromagnéticos sobre la salud, especialmente para los niños y las mujeres embarazadas. Pall considera que estas ondas pueden ser las causantes de enfermedades hasta ahora “inexplicables”. El profesor también recalca que estos efectos ya han sido probados en animales multicelulares como algunos moluscos.

A la vista de los anteriores testimonios, queda claro que uno de las mejores formas de prevenir enfermedades con un claro componente ambiental como la fibromialgia pasa por eliminar aquellas sustancias tóxicas que más fácilmente puedan ser sustituidas por alternativas ecológicas. En conclusión, si no queremos tentar a la suerte, compremos los menos décimos posibles.

Artículo publicado originalmente para el Especial Fibromialgia de Uakix, publicación descargable en este enlace

http://www.maestroviejodespierta.com/2015/05/13/aida-toxicos-los-amigos-de-la-fibromialgia/

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