miércoles, 26 de agosto de 2015

Sonidos que curan

SONIDOS QUE CURAN

Existen numerosas premisas que apuntan a las cualidades medicinales de la música y el sonido. Desde estudios neurocientíficos que señalan beneficios que la música aporta a nuestro cerebro y cuerpo (por ejemplo el probado efecto de reducir el estrés y fortalecer el sistema inmunológico), hasta postulados antiguos (por ejemplo, la filosofía pitagórica) o corrientes neolíticas que apelan a terapias de sanación sonora.

Desde hace milenios, ciertas tradiciones alrededor del mundo han empleado recursos sonoros con fines rituales y terapéuticos.

Tenemos por ejemplo, el uso de maneras en escuelas místicas de Oriente, el cantar de los marakames entre el grupo wixárika o huichol en México y el pronunciamiento de “sílabas semilla” entre los tibetanos.

En cuanto a Occidente, uno de los más importantes antecedentes en el campo de la audiosanación floreció con Pitágoras, además profundizó en las reacciones específicas que ciertos acordes y armónicos producían en el organismo humano. Esto le llevó a establecer secuencias sonoras que facilitaban ciertos patrones conductuales y que, utilizados con conocimiento, demostraban propiedades medicinales. Se dice que en su academia ompuso piezas para sanar determinados malestares físicos o espirituales, precisiones musicales configuradas explícitamente para inducir el sueño, contrarrestar el enojo, o combatir los miedos.

La noción de que nuestra salud puede afinarse mediante el sonido hace énfasis en la naturaleza “frecuencial” de los cuerpos, es decir, en esa cualidad receptiva a las vibraciones emitidas por fuerzas externas, en este caso las ondas sonoras. Y si agregamos que los líquidos son evidentemente propensos a reaccionar ante una onda y que aproximadamente el 60% del cuerpo humano está constituido por agua, entonces el fenómeno se intensifica.

La hipótesis de que el sonido puede armonizar el cuerpo y así combatir malestares específicos o aportar beneficios puntuales ha dado pie para que en la actualidad abunden terapias diseñadas alrededor de este precepto. Incluso se han señalado ciertas frecuencias sonoras que influyen directamente en distintos aspectos de nuestra psique y nuestro cuerpo.

A continuación te presentamos una lista de frecuencias y sus posibles efectos sanadores:

285Hz – Incita la sanación de células y tejidos, lo cual permite rejuvenecer el cuerpo.
337Hz – Estabiliza la circulación sanguínea.
396Hz – Ayuda a combatir pensamientos o sensaciones de baja frecuencia, como el miedo o la culpa.
528Hz – Supuestamente, propicia la regeneración del ADN.
625Hz – Ayuda al funcionamiento del hígado.
639Hz – Equilibra la capacidad de relacionarte con otros y fortalece el autoestima.
741Hz – Limpia las células.
764Hz – Normaliza el sistema nervioso.
852Hz – Favorece la intuición.
963Hz– Activa la glándula pineal. 

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