martes, 27 de octubre de 2015

La neurociencia de la gratitud y la generosidad; mapeando al cerebro agradecido

Un equipo de neurocientíficos ha logrado mapear cómo el cerebro humano experimenta la gratitud, gracias a la ayuda de un recurso inesperado: los testimonios de personas que sobrevivieron al Holocausto nazi. Han descubierto que, cuando nos sentimos agradecidos, se activan áreas cerebrales vinculadas con la cognición moral y los juicios de valor, entre otras. 

Un equipo de neurocientíficos ha logrado mapear cómo el cerebro humano experimenta la gratitud, gracias a la ayuda de un recurso inesperado: los testimonios de personas que sobrevivieron al Holocausto nazi. 

"En medio de esta horrible tragedia, hubo muchos actos de valentía e intentos de salvar vidas", explica el director del estudio, Glenn Fox, investigador del Brain and Creativity Institute de la University of Southern California (USC) , en Estados Unidos. "Se suele asociar el Holocausto solo con cosas horribles. Pero cuando se escucha a los sobrevivientes, también encontramos historias de increíble virtud y de gratitud por la ayuda que se ha recibido", añade Fox en un comunicado de la USC. 

El estudio arroja nueva luz sobre un tema muy poco estudiado, señalan los investigadores, pues hasta la fecha no se ha prestado mucha atención a la gratitud como emoción, a pesar de que esta premia a la generosidad y así mantiene un ciclo saludable de comportamiento social, explica por su parte Antonio Damasio, coautor del trabajo. 

Áreas activadas 

Fox explica que así se descubrió que, cuando sentimos la gratitud, en el cerebro se activan aquellas áreas responsables de los sentimientos de recompensa, de la cognición moral, de los juicios de valor subjetivos, de la equidad, de la toma de decisiones económicas y de la autorreferencia. 

Estas áreas incluyen la corteza prefrontal ventral, la corteza prefrontal dorsomedial, así como el cortex del cíngulo anterior. En general, la corteza prefrontal, parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro, está involucrada en la planificación de comportamientos cognitivamente complejos, en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social adecuado en cada momento. El cortex del cíngulo anterior, por su parte, ha sido vinculado a la empatía y las emociones. 

Otros mapas 

Aunque la gratitud en el cerebro haya sido poco estudiada hasta la fecha, como señalan Fox y sus colaboradores, sí que se habían realizado ya mapas cerebrales de otras emociones humanas. 

Por ejemplo, en 2013 se publicó un mapa de la inteligencia emocional y, en 2012, otro más del cerebro enamorado. En 2003, además, un estudio reveló la zona del cerebro en la que se alberga la identidad emocional, una característica de nuestra especie que nos hace únicos. 

Referencia bibliográfica: 

Glenn R. Fox, Jonas Kaplan, Hanna Damasio, Antonio Damasio. Neural correlates of gratitude. Frontiers in Psychology (2015). DOI: 10.3389/fpsyg.2015.01491.

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