martes, 18 de abril de 2017

Las Vacunas Acortan El Tiempo Entre Enfermedad Leve y Enfermedad Incurable

Es otoño en el hemisferio norte y más de 1 tipo de oscuridad se ha puesto. Las vacunas están siendo inyectadas a la velocidad de la luz. Nuevas vacunas, vacunas sin probar, vacunas para la gripe de doble fuerza para el grupo de personas sobre 65 años; ninguna de ellas ha sido demostrada como efectiva con respecto a mantener a alguien sano. Los ingenuos están haciendo filas en las clínicas, en los malls y tiendas de compras. Ellos no saben qué tipo de vacuna recibirán. ¿De qué fabricante es? ¿Tiene mercurio? ¿Qué químicos contiene? ¿Por qué habrían de preocuparse? ¿Por qué no habrían de confiar en sus doctores (o en su farmacéutico local)?

Aquéllos profesionales de la salud dicen que es buena idea que ustedes obtengan su vacuna de la gripe para permanecer saludable este invierno, de manera que permiten que la enfermedad les sea inyectada en sus músculos. La gente ha sido hipnotizada, dopada y atemorizada por una enfermedad “cuco” llamada gripe. Irónicamente, el verdadero cuco -el monstruo silencioso que puede causar estragos irreconocibles- sólo se desliza debajo de vuestra piel, completamente inadvertido y enmascarado como algo saludable, llamado vacuna. A pesar de cualquier lógica o ciencia detrás del marketing masivo de las vacunas de la gripe y la neumonía, estas vacunas permanecen como las soluciones más recomendadas para prevenir enfermedad, por la uniformada propaganda de practicantes repetidores.


La gente que está siendo vacunada y los practicantes que están presionando estas vacunas, son parroquianos de la más grande iglesia en la tierra. Ellos pueden ser muy devotos y no razonadores. Ellos creen que esta religión médica, la vacunación, ha salvado millones de vidas. Ellos han leído la santa biblia de Merck y creyeron los mantras del CDC que las vacunas han erradicado la enfermedad de la Tierra. Ellas deben ser un regalo de algún dios ¿verdad? pero ¿Qué más han leído de las vacunas estas personas adoctrinadas vestidas con batas blancas? Con algunas excepciones, preciosa pequeña cantidad. La mayoría de quienes administran estas mezclas de agua y estiércol ni siquiera saben qué ingredientes hay en ellas.

No importa qué tan obvia se vuelva la verdadera causa de tanta miseria humana -que la gente se esté enfermando de hecho y volviéndose inmunosuprimida por vacunas y medicamentos-, los fieles de la farma no pueden ver la causa. He aquí el por qué: Los Doctores son los modernos sacerdotes y sacerdotisas, ungiendo a sus seguidores con recetas. Los sacerdotes están encaprichados con una adicción al poder donado a ellos. Se pavonean por ello, gallos seguros de haber estado en lo correcto de enseñar la una y única verdad en forma de medicina, y se sienten cumpliendo su servicio a la humanidad. Han sido exitosos ordenados dentro de la Hermandad. Ellos no tienen intenciones de dudar o de abandonar su programación, incluso cuando son testigos al ver a alguien sanando sin medicamentos o permaneciendo saludable sin vacunas. ¿Dónde quedarían si se dieran cuenta que la tierra estaría mejor sin sus templos y agua bendita? Ellos son inintencionadamente dependientes de las enfermedades de sus devotos y del sistema que les enseñó a entrenarse con la enfermedad en vez de sanarla. El templo de los espejos está lleno de humo y crea ilusiones que mantendrán al enfermo volviendo por más.

Las reacciones a las vacunas pueden buscarse en aquellos que no consideran una vacuna como una droga potencialmente tóxica, como mala suerte o como un nuevo problema que aleatoriamente se materializa de la nada. No importa qué nuevo síntoma o enfermedad llegue algunas horas, días o semanas después de una vacuna; el nuevo problema es considerado un evento al azar. Gente con ataques cardíacos, derrames, infecciones (a saber, la neumonía), falla de órganos, cáncer, enfermedades autoinmunes, artritis, alergias, desórdenes en la sangre, convulsiones, enfermedades crónicas exacerbando casi siempre una historia pasada de “tratamiento” alopático y vacunaciones que pudieron haber llevado a la condición médica actual, en vez de prevenirla. Estudios científicos de seguridad y estudios de seguimiento a largo plazo demostrando la falta de asociación entre las vacunas y la lista ya mencionada de condiciones, no existen. Quienquiera que dude de esto por favor produzca alguna evidencia contraria, porque la carga de prueba no recae en mí. Soy sólo una doctora, testigo orientada desde el lado de la cama.

Para el practicante promedio, si las reacciones a vacunas no ocurren durante horas después de la inyección y si no están en una lista de reacciones que parezcan de vacunas, entonces las vacunas son removidas de la lista de sospecha por los sacerdotes médicos. Y aquellos que cuestionan o apuntan a las conexiones, son sumariamente despedidos. Los sacerdotes del farma-culto dirán, “Esta correlación no puede ser probada; esto es anecdótico. Pudo haber sido cualquier cosa.” Cualquier cosa… ¿cómo cuál? ¿Una mala hamburguesa, mala suerte, malos genes, aire frío, demasiado colesterol? Cualquier cosa. Cualquier cosa, eso es, exceptuando su más amada poción, la vacuna. No es la solución tradicional. No es el más grandioso descubrimiento de los pasados 200 años. No es el santo grial de la farma. No, no. Simplemente no puede ser la vacuna por la que ellos mantienen demasiada confianza ciega.

En los días y semanas que han pasado desde que empezaron las vacunas este otoño, los enfermos y heridos han tropezado hacia emergencia y clínicas. O han sido llevados en sillas de ruedas, desorientados, con disnea, tosiendo sangre, convulsionando. Lo he visto de primera mano, desde emergencias a cuidados intensivos, y si es que fueron afortunados, hacia las salas. Y si no fueron afortunados, estaban en los obituarios. El hospital estuvo misteriosamente lleno a su capacidad a mediados de octubre. La búsqueda de la causa de tanta enfermedad fue seguida con millones de dólares en pruebas. La causa de esa gran ola de pacientes enfermos podría estar justo debajo de las narices de los sacerdotes, pero aún así continúan buscando algo que les haga sentido dentro de los límites de su programación. Ustedes ya saben lo que “ellos” dicen, “Si deseas esconder algo, pónlo a plena vista”. En el caso de las vacunas, esa táctica ha sido sorpresivamente exitosa.

He aquí el plan de los entusiastas de las vacunas: Vacunar a todos. Díles que es necesario para prevenir muerte y enfermedad. Házlo fácil para ellos, y si es necesario, házlo gratis. Díles que es irresponsable rechazar la inyección. Amenázalos e incítalos. Díles que podrían perder su medio de vida si no obedecen. Si demasiados rehúsan, declara estados de emergencia, eleva la producción, haz la vacunación obligatoria. Si suficiente gente es vacunada, pronto llegará a ser imposible discernir entre enfermedad regular de las enfermedades inducidas por vacunas. Todos simplemente parecerán estar enfermos y cada humano llegará a estar lo suficientemente desesperado como para tragar al menos 2 ó 3 adminículos de la farma (píldoras) cada día, de por vida. La enfermedad llegará a ser esperada desde el nacimiento hasta la muerte, y el tiempo se acortará entre ambos.

De vez en cuando, un paciente, doctor o enfermera ve algo de verdad a través de un ojo a medio abrir. Cuando eso ocurre, él/ella obtiene un vistazo de lo increíble, de lo inimaginable. Para todos los demás, la fábula de la teoría del germen sigue viva, mientras los accionistas depositan sus dividendos. Algunos de nosotros nacimos iluminados y despertar es doloroso. La verdad casi siempre se cuela, sin anunciarse. Asusta lo mejor de nosotros, golpea nuestras almas, irrita nuestros egos. Y si la correcta indignación no nos mantiene aprisionados, la verdad liberará y causará que el observador busque un nuevo camino, una verdadera vocación (traducido literalmente como “llamado”). En el mundo de la medicina convencional, aquellos que están cómodos necesitan ser sacudidos, y los pocos que son sacudidos a menudo necesitan consuelo.

Las paredes del engaño -que las vacunas son necesarias, seguras y efectivas- se están quebrando. Cada semana, algunas pocas personas son figurativamente sordas, ciegas y menos son simple-mente ingenuas. Las masas no están formando filas estos días de la forma en que lo hicieron sólo algunos años atrás. La confianza del público está declinando a pesar de la propaganda de la máquina de los medios. La verdad es indestructible y la telaraña de mentiras alrededor del valor de las vacunas se está desenmarañando. Pronto llegará el día cuando el peso de las mentiras colapse sobre las cabezas de los sacerdotes, quienes han sido reclutados para mantener distorsionadas las verdades sobre las vacunas.

Mientras tanto, muchos serán mutilados y muchos morirán. Tristemente esto ocurrirá sin que nadie en el templo haga la asociación entre la vacuna y la muerte. El médico Alemán, Samuel Hahnemann, el fundador de la Homeopatía dijo una vez que si un médico alopático profundizaba una enfermedad con sus drogas supresoras lo suficiente, el paciente podría llegar a ser incurable. Él conocía la verdad: cuando el daño es lo suficientemente profundo, a menos que ocurra un milagro, no hay vuelta a la salud. Las vacunas acortan el tiempo entre enfermedad leve y enfermedad incurable, especialmente cuando son dadas a personas que ya tienen comprometida su salud. Cuando lesiones son apiladas sobre la enfermedad, lo único que queda por hacer es controlar el daño y pedir por un milagro.

Existe información creíble, lista y dispuesta sobre el riesgo de cada vacuna. Existe una montaña de evidencia que dice algo distinto a los mantras dichos por médicos y lo que se ve en televisión. El canto de la necesidad de vacunación y seguridad es disonante de la lógica y la razón…y la ciencia. Tal vez usted no debería confiar en su médico-sacerdote, porque él/ella ha sido engañado/a también. Muchos sacarán ganancias de vuestra salud. Si una vacuna causa daño, no habrá nadie detrás de la cortina que le entregue a usted una nueva vida y nadie que lo ayude a volver a casa. Estará sólo usted, su triste familia y un doctor con un block de recetas. Es hora de despertar, mientras la elección todavía es suya.

Por Dra. Suzanne Humphries, traducido por El Indagador
16 abril 2017
https://detenganlavacuna.wordpress.com/2017/04/16/las-vacunas-acortan-el-tiempo-entre-enfermedad-leve-y-enfermedad-incurable/

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