La inflamación local en la superficie de las mucosas, caso de las encías, parece ser el desencadenante principal para la autoinmunidad sistémica en la artritis reumatoide
La periodontitis o ‘enfermedad de las encías’, comúnmente conocida como ‘piorrea’, es una patología fundamentalmente caracterizada por una inflamación y sangrado de las encías.
Una periodontitis que, además de causar la destrucción de la masa ósea que sustenta las piezas dentales y, por ende, de provocar la pérdida de los dientes, se asocia a un mayor riesgo de enfermedades muy graves y potencialmente mortales, caso sobre todo de las cardiovasculares y de distintos tipos de cáncer. Y asimismo, de la artritis reumatoide.
De hecho, distintos estudios han sugerido que, en realidad, la periodontitis desencadena la aparición de la artritis reumatoide. Pero, ¿de verdad existe una relación ‘causa y efecto’ entre la enfermedad de las encías y la artritis? Pues según un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Leeds (Reino Unido), parece que sí.
Como explica Kulveer Mankia, director de esta investigación presentada en el marco de la Reunión Anual 2018 de la Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR) celebrada en Ámsterdam (Países Bajos), «se ha demostrado que los anticuerpos asociados a la artritis reumatoide, caso de los anticuerpos frente a las proteínas citrulinadas, se encuentran presentes mucho antes de que haya cualquier evidencia de daño articular. Una realidad que sugiere que el origen de estos anticuerpos procede de un lugar fuera de las articulaciones».
¿Relación causal?
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria que, caracterizada fundamentalmente por el dolor y la degeneración progresiva de las articulaciones, padecen más de 200.000 personas en nuestro país –sobre todo mayores de 40 años y, en tres de cada cuatro casos, mujeres–.
Una patología que, asimismo, se engloba en las denominadas ‘enfermedades autoinmunes’, esto es, en las que el sistema inmunitario ataca al propio organismo –en este caso concreto, a las articulaciones–. Pero aún hay más: los procesos inflamatorios de la artritis reumatoide también afectan a otros órganos del cuerpo, como el corazón o los pulmones. Sin embargo, y como ocurre con la inmensa mayoría, sino todas, de las enfermedades autoinmunes, aún se desconoce la causa que desencadena su aparición.
En este contexto, es bien sabido que los pacientes con artritis reumatoide tienen una mayor prevalencia de periodontitis. La razón se explica porque la autoinmunidad en la artritis reumatoide está caracterizada por la presencia de anticuerpos frente a proteínas citrulinadas. Y por lo que se sabe hasta ahora, el único patógeno humano capaz de expresar una enzima que genere proteínas citrulinadas es ‘Porphyromonas gingivalis’, bacteria que habita la cavidad oral y que es responsable de la aparición de la enfermedad de las encías.
Tal es así que numerosos investigadores han pensado que la propia periodontitis podría encontrarse detrás de la autoinmunidad que da lugar a la artritis reumatoide.El estudio es el primero en describir la abundancia de bacterias periodontales en los individuos en riesgo de artritis reumatoide
Para evaluar esta posibilidad, los autores contaron con la participación de 48 personas en riesgo de padecer artritis reumatoide –esto es, con test positivos de anticuerpos frente a proteínas citrulinadas y síntomas musculoesqueléticos, pero sin inflamación de las membranas que recubren las articulaciones (sinovitis), por lo que aún no han desarrollado la enfermedad– y de 32 individuos ‘sanos’ –el consabido ‘grupo control’–.
Y lo que hicieron es someterlos a un exhaustivo examen bucodental y a una evaluación de tres bacterias presentes en la placa dental –‘P. gingivalis’, ‘Aggregatibacter actinomycetemcomitans’ y ‘Filifactor Alocis’.
Los resultados mostraron que, comparados frente a los incluidos en el grupo control, los participantes en riesgo de desarrollo de artritis reumatoide tuvieron una mayor incidencia de periodontitis –73% frente a 38%–.
Además, la presencia de bolsas o espacios infecciosos ‘profundos’ que aparecen en las encías junto a las piezas dentales, signo comúnmente empleado para el diagnóstico clínico de la periodontitis, fue significativamente superior en las personas en riesgo de artritis. También los episodios de sangrado en las encías.
Es más; la presencia de ‘P. gingivalis’ y de ‘A. actinomycetemcomitans’, pero no de ‘F. Alocis’, fue notablemente superior en los individuos en alto riesgo. Un aspecto muy a tener en cuenta dado que ‘P. gingivalis’ y ‘A. actinomycetemcomitans’ son bacterias bien conocidas por su papel en la aparición de la periodontitis –lo que, sin embargo, también ocurre con ‘F. Alocis’.
Más allá de las encías
La sospecha de la existencia de una posible relación entre la salud de las encías y la artritis reumatoide no es, ni mucho menos, nueva. De hecho, uno de los tratamientos para la artritis reumatoide que se empleaba en las primeras décadas del pasado siglo XX consistía, simple y directamente, en la extracción de todas las piezas dentales. Pero, evidentemente, no funcionaba –o aún existiría la tentación de seguir practicándolo–. Pero a la luz de las nuevas evidencias, parece que tampoco iban tan ‘sumamente desencaminados’.
Como concluye Kulveer Mankia, «nuestro estudio es el primero en describir la periodontitis clínica y la abundancia relativa de bacterias periodontales en los individuos en riesgo de artritis reumatoide. Así, nuestros resultados refuerzan la hipótesis de que la inflamación local en la superficie de las mucosas, como serían las encías en este caso, puede ser el desencadenante principal para la autoinmunidad sistémica observada en la artritis reumatoide».
A. Otero
@abc_saludMADRID
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