lunes, 17 de septiembre de 2018

Nuestro Sistema Linfático: imprescindible para activar nuestro sistema inmune.

El sistema linfático es el segundo sistema de circulación más importante de nuestro cuerpo y es imprescindible para activar y formar nuestro sistema inmune.

El sistema linfático, además del aparato circulatorio, es otro tipo de circulación que tenemos en nuestro cuerpo. Al igual que el aparato circulatorio, el sistema linfático transporta sustancias por nuestro organismo, sin embargo, este último no es un sistema cerrado, sino que tiene su inicio en los tejidos corporales.

Por lo tanto el recorrido que realiza empieza en los tejidos, luego se transporta por los vasos linfáticos  finaliza en la sangre, realizando así un recorrido unidireccional.

Como hemos dicho antes, la función principal del sistema linfático es la de transportar un líquido llamado linfa que proviene de la sangre y que tiene un composición muy similar a la misma. 





Este sistema constituye, por lo tanto, la segunda red de transporte de líquidos corporales. 

El sistema linfático cumple cuatro funciones básicas:

Mantiene el equilibrio osmolar.
Contribuye a formar y activar el sistema inmunitario.
Recolecta el quilo (producto que tiene un elevado contenido en grasa) a partir del contenido intestinal.
Controla la concentración de proteínas en el intersticio, el volumen del líquido intersticial y su presión.

El sistema linfático está formado por la linfa, los vasos linfáticos, los ganglios linfáticos y los órganos linfáticos (primarios y secundarios).

La linfa

La linfa es un líquido transparente de color un tanto blanquecino que recorre los vasos linfáticos. Está compuesto por glóbulos blancos, proteínas, grasas y sales. Se transporta desde los tejidos hasta la sangre a través de los vasos linfáticos.

Se produce tras el exceso de líquido que sale de los capilares sanguíneosal espacio intersticial o intercelular. Luego se recoge por los capilares linfáticos que drenan a los vasos linfáticos hasta desembocar en las venas subclavias.

En el sistema linfático no existe una bomba que impulse la linfa, como es en el caso del corazón y el sistema circulatorio. En este caso, al estar situado entre el tejido muscular y al realizar el cuerpo movimientos, se activa la circulación linfática. Debido a ello, esta circulación es mucho más lenta que la sanguínea.

Vasos linfáticos

Los vasos linfáticos son los conductos por los cuales circula la linfa y son muy parecidos a las venas. Al igual que estas últimas, están formados por tejido conjuntivo y válvulas en las paredes que evitan que la linfa retroceda.

Cuando los vasos van penetrando en los tejidos corporales, se van haciendo cada vez más pequeños y más finos hasta convertirse en capilares linfáticos.

Cuando los vasos se han convertido ya en capilares, es el momento en el que las sustancias que no pueden ir por la sangre debido a que su tamaño no les permite atravesar la pared del vaso sanguíneo, pasen al sistema linfático para poder ser transportadas.





Los capilares linfáticos se van haciendo cada vez más grandes hasta convergir en dos troncos principales que son el conducto linfático derecho que recoge la linfa de la parte superior del cuerpo y el conducto linfático torácico que la recoge del lado izquierdo. Finalmente, estos conductos desembocan en la vena cava superior y en la vena subclavia izquierda.

Ganglios linfáticos

Los ganglios linfáticos son unos nódulos pequeños que se encuentran formando racimos en varias zonas del cuerpo como el cuello, la axilas y en las ingles. Las funciones de estos ganglios son:

Filtrar la linfa de sustancias extrañas.
Destruir las sustancias extrañas, que pueden ser bacterias o células cancerosas por ejemplo.

Producir glóbulos blancos como linfocitos, monocitos y células plasmáticas.

Cuando hay una infección en el cuerpo, estos ganglios aumentan de tamaño ya que incrementan mucho la producción de glóbulos blancos para poder hacer frente a la misma. 

Si pasado un tiempo el tamaño del ganglio no vuelve a su normalidad, o incluso aumenta más de tamaño, se debe acudir al médico para descartar un posible linfoma.

Órganos linfoides

Los órganos linfoides son imprescindibles para defendernos de infecciones, ya que son los encargados de sintetizar las células que atacan y nos defiende de las agresiones externas. Hay dos tipos:

Órganos linfoides primarios: son el timo y la médula ósea y es donde los linfocitos maduras. En el timo maduran los linfocitos T y en la médula ósea los B. 

Además, la médula ósea sintetiza las células de la sangre, los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y plaquetas. Se localiza en el interior de los huesos.





Órganos linfoides secundarios: son los ganglios linfáticos, el bazo y el MALT. 

En ellos es donde las sustancias extrañas (antígenos) se presentan y se inicia la respuesta inmune específica. El MALT es el tejido linfoide asociado a mucosas y se localiza en el tracto gastrointestinal, respiratorio y en el genitourinario.

María Vijande 17 septiembre, 2018
https://mejorconsalud.com/sistema-linfatico/

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