domingo, 16 de junio de 2019

Helioterapia o cómo curarte con Pequeñas Dosis de Sol






SIN PROTECCIÓN

El buen tiempo permite disfrutar de baños de sol integrales, una práctica saludable que aumenta las defensas y la vitalidad.

Dr. Pablo Saz

Seguro que alguna vez hemos experimentado la grata sensación de tomar el sol, y lo hemos expresado diciendo que es agradable sentirlo. Siempre que se vaya a tomar un baño de sol mi consejo es que se disfrute con él, y que por supuesto no se esté ni un segundo más si la sensación se vuelve incómoda.




A partir de mayo, la mayor parte del tiempo resulta muy agradable disfrutar del sol estando a la sombra. Esto parece contradictorio, pero en realidad seguimos tomando baños de luz y radiación solar refleja, que también es importante para la salud.

Respetar nuestras sensaciones y disfrutar al hacerlo está por encima de cualquier otro consejo o método de cómo tomarlo. La primera pauta es, pues, que el sol debe resultar agradable; por eso, si el sol directo no se disfruta, lo mejor es permanecer a la sombra.

TENDENCIAS ALIMENTARIAS

Aprende a aprovechar los beneficios de los baños de sol

Notar la placentera sensación de calor que invade el cuerpo nos hace pensar en muchos de los porqués que todavía se plantea la ciencia, sobre la cantidad de energía que el sol puede transmitir a nuestro cuerpo y sobre el hecho de que hoy existan ciertas personas que, según se afirma, son capaces de vivir de esta energía de luz sin apenas tomar alimentos, como recoge P.A. Straubinger en su película Vivir de la luz.

Nuestro cuerpo está diseñado para el contacto a diario con los elementos naturales: el sol, el aire, la tierra y el agua. Pero muchas personas limitan este contacto. Si bien conectamos con el aire y el agua, el contacto con la tierra y con el sol no es tan frecuente.

Para sentir la importancia del sol en nuestra vida basta con contemplar unos días el amanecer. 

Veremos cómo de pronto el azul profundo de la noche abre paso a una gran gama de colores: todo el espectro visible va a ejercer una acción sobre nosotros –se trata de una cromoterapia natural– y lo captamos a través del ojo y de la piel.

Las plantas captan el dióxido de carbono y desprenden oxígeno, y nuestras células cerebrales se dan cuenta de este cambio, produciendo reacciones de liberación de neurotransmisores en cadena. Esta práctica de ver la luz del sol y respirar al amanecer se utiliza para tratar las depresiones.

El sol como terapia

La radiación solar actúa en nuestro organismo de varias maneras:

Forma indirecta (la de mayor influencia). Es la que produce el sol modificando nuestro entorno a través de la ionización atmosférica, los campos eléctricos y magnéticos de la Tierra y el efecto de las ondas electromagnéticas. También las variaciones de actividad solar influyen sobre el organismo induciendo cambios en la coagulación de la sangre y en el colesterol.

Forma directa (inmediata). Es la que produce el sol sobre la retina y la piel.

El sol ejerce numerosos efectos positivos sobre el organismo, como:




Activación de las funciones metabólicas. Incremento del anabolismo celular de la calcemia y de la fosforemia, facilitando la asimilación de calcio a través de la vitamina D.

Estimulación de las glándulas endocrinas. 

En particular, sobre la tiroides y las glándulas sexuales.

Estimulación de la musculatura, aun sin hacer ejercicio.

METEOSENSIBILIDAD


El origen de la helioterapia

La capacidad terapéutica del sol se conoce desde hace siglos y está presente en las culturas médicas que conocemos.

La civilización griega estructuró la helioterapia y la gimnasia (gimnos: "desnudo"), practicando la heliosis en la orilla del mar o la heliasterium en la terraza de las casas, y el movimiento desnudo en los estadios.

Para muchos, el naturópata Arnold Rikli (1823-1906) es el padre de la helioterapia moderna. Autor del libro Medicina natural y baños de sol, fundó en 1855 una clínica en Wolfsberg en la Carintia (Austria) donde se trataban enfermos venidos de todas partes.

El método se fundamentaba en la teoría de que "no hay vida sin aire, ni salud sin sol". Su diferencia con el hecho de tomar solo el sol radica en tres puntos:

Práctica sistemática
Con el cuerpo desnudo
Con fines terapéuticos

Los enfermos en Wolfsberg se levantaban al amanecer y hacían ejercicios al aire libre. Después de este baño de aire tomaban baños de sol boca abajo, entre 20 y 60 minutos.

 Luego se les aplicaban baños de temperatura gradualmente más fría, duchas Kneipp y masaje.

PIEL SANA E HIDRATADA

A comienzos del siglo XX, Auguste Rollier, médico suizo (1874-1954), instaló en Leysin la primera clínica destinada exclusivamente a la cura solar de la tuberculosis quirúrgica.

Cuando llegaba el enfermo, lo primero que se hacía era acostumbrarlo a vivir constantemente al aire libre (de 3 a 10 días).

Una vez logrado este objetivo se le habituaba al baño de sol, hasta que la piel adquiría el color achocolatado. Entonces era cuando empezaba el verdadero tratamiento helioterápico


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