La ingesta energética puede afectar a la respuesta inmunológica y hacer que el organismo se vuelva más vulnerable a las infecciones.
En plena temporada de gripe, alimentos como los pimientos, las frambuesas, el kale o las coles albergan una mayor cantidad de vitamina C que los populares cítricos
16 de enero de 2017. 18:41h
El frío intenso supone un ataque directo a la salud en forma de resfriados y gripes. Cada día, nuestro organismo está expuesto a un gran número de agentes externos como virus, bacterias, hongos y otros patógenos que constituyen el cóctel más dañino para que el cuerpo se resienta y las defensas se encuentren bajo mínimos.
El responsable de hacer frente a estos ataques es el sistema inmunológico que, entre las técnicas de combate que emplea, no sólo es capaz de destruir a los invasores, sino que, además, limita el área afectada y permite su recuperación.
El secreto para mantenerlo activo y en plena forma reside en que esté bien nutrido. El doctor Pedro L. Prieto-Hontoria, director de Postgrados e Investigación de la Universidad SEK-Chile explica que «la alimentación es un factor clave en reforzar el sistema inmune.
Así, estados de sobrepeso y/u obesidad son perjudiciales para nuestro sistema inmunitario por un desequilibrio en la microbiota, o dietas ricas en grasas saturadas reducen la respuesta inmune».
Defecto y exceso
Esta misma opinión la comparte Elena Gascón Villacampa, presidenta del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Navarra y miembro del equipo de desarrollo de la Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra, quien añade que «aparentemente, la ingesta energética tiene una influencia considerable en la actividad inmunológica. Las personas desnutridas presentan un mayor riesgo de contraer infecciones.
Del mismo modo, el aporte excesivo de energía también puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir las infecciones puesto que se ha visto que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas.
Parece que las dietas ricas en grasas reducen la respuesta inmunológica, aumentando así el riesgo de infecciones.
No es sólo una cuestión de cantidad, también es importante la calidad y procedencia de las grasas». Por tanto, la mejor manera de alimentar el sistema inmune reside, según Prieto-Hontoria en consumir «lácteos fermentados como el yogurt y el kefir, vitaminas A, C, E y del grupo B presentes en cereales (pan, arroz, preferencia de pasta integral).
También hay que tomar alimentos ricos en hierro, cobre, selenio, zinc (hígado, pescado, moluscos, carnes, legumbres, frutos secos). Todos estos minerales y vitaminas participan en el funcionamiento del sistema inmune, pero no quiere decir que una dosis extra mejora nuestro sistema inmune, si lo mejora si existe un déficit».
Existen sencillos trucos que, incoroporados durante estos días, también nos pueden ayudar fortalecer las defensas.
En este sentido, Elisa Blázquez, responsable del área de Nutrición de la Clínica Medicina Integrativa, recomienda «preparar todas las mañanas un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón y una cucharada de miel. El propóleo, un antibiótico natural, se puede añadir diluido en el vaso de agua con limón».
El consumo de alimentos ricos en vitamina C como los cítricos siempre se ha asociado como un buen remedio frente a la gripe y los y los resfriados, pero hay otros alimentos que albergan un contenido mucho mayor de dicha vitamina.
Según Prieto-Hontoria, «Los cítricos son los mas conocidos y también es cierto que su ración de ingesta es mayor que otros alimentos que contienen mas vitamina C, es por ello que siempre como fuente de vitamina C
Se recomiendan cítricos porque, en general, se comen crudos lo que afecta a una mayor biodisponibilidad de la vitamina.
Pero otros alimentos como el pimiento rojo-verde, los arandanos, las fresas, el kiwi, la granada o las frutas tropicales tipo guayaba, papaya, Acai o las verduras de hoja verde y los tomates son muy ricos en vitamina C».
Pero otros alimentos como el pimiento rojo-verde, los arandanos, las fresas, el kiwi, la granada o las frutas tropicales tipo guayaba, papaya, Acai o las verduras de hoja verde y los tomates son muy ricos en vitamina C».
Otra opción a tener en cuenta son los denominados «superalimentos» que, según Blázquez, «son interesantes para el sistema inmune por su poder antioxidante».
Algunos ejemplos, concluye, son «el jengibre que es antiinflamatorio, la col kale rica en vitamina C, el acai que es 15 veces más rico en antocianinas que el vino tinto y el camu-camu que alberga más vitamina C que una naranja».
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