A principios del siglo XX René Quinton tuvo un gran éxito sanando todo tipo de enfermedades mediante la utilización de agua de mar, recolectada y almacenada bajo unas condiciones físicas determinadas.
Básicamente, postuló que la vida se originó en el mar, y que cada cuerpo humano es como un pequeño océano en el que flotan las células.
Si este océano interior mantiene sus condiciones físicas (es decir, su ph, salinidad, temperatura, etc…) similares a las primigenias, el conjunto del cuerpo se mantiene en un estado de equilibrio natural, que es lo que llamamos salud.
Y al contrario, si se presenta una carencia o un desequilibrio en estos factores, se dificulta (o llega a impedirse) el funcionamiento normal del conjunto del organismo, que es el estado que llamamos enfermedad.
El método de trabajo de Quinton se basaba en recolectar agua marina a una profundidad determinada, para así garantizar que el plancton y los microorganismos la hubieran pre-digerido y transformado en plasma biológico.
Este agua-plasma se filtra en frío para eliminar posibles impurezas (no se calienta, para que no pierda sus propiedades vitales).
A continuación se le añade agua destilada hasta rebajar su salinidad al nivel de la sangre humana, ya que Quinton pensaba que el mar primigenio donde se originó la Vida tenía menos concentración de sal que el promedio de los océanos actuales.
Finalmente, el plasma isotónico así obtenido se almacena en recipientes de cristal sin partes metálicas y sin ningún tipo de aditivos ni conservantes.
Los primeros experimentos de Quinton con animales demostraron que se puede sustituir toda la sangre del cuerpo por plasma isotónico. El animal no sólo sobrevive a la operación, sino que muestra más vitalidad, salud y vigor que nunca.
El plasma isotónico es la única substancia conocida, aparte de la sangre, en la que pueden vivir los glóbulos blancos. La industria lleva décadas produciendo sueros artificiales, que ni de lejos se han podido aproximar al nivel de eficacia de este plasma natural.
Las teorías de Quinton nos daban una visión del origen humano y de la salud basadas en la Vida y en el equilibrio holístico.
En cambio la Teoría de la Evolución atribuida a Darwin y la Teoría de los Gérmenes de Pasteur (que en aquellos años competían intelectualmente en igualdad con las ideas de Quinton) se centraban en la competividad, en la lucha, el desequilibrio y la Muerte. El plasma de Quinton fortalecía el organismo en su conjunto.
El suero de Pasteur (las vacunas) intentaba aniquilar un tipo de microorganismo concreto declarado enemigo, era específico y por tanto no servía para destruir otro microbio diferente (ni las fantasiosas “mutaciones” derivadas del supuesto enemigo).
Pronto el plasma de Quinton curó un gran número de enfermedades que se habían creído incurables, y que la medicina de su tiempo y las técnicas de Pasteur simplemente no sabían ni podían tratar. Todos los casos se solucionaron con pleno éxito.
A su muerte, Quinton estaba considerado en todo el mundo como un gran benefactor de la Humanidad, y fue homenajeado por un gran número de Jefes de Estado, por militares, médicos, intelectuales, etc…
Pero como siempre, el capital va adonde espera encontrar rendimiento, no al bien común. Los poderes tenían gran interés en mantener a la población débil, enferma, diezmada y bajo control fácil.
El capital por su parte no iba a financiar curas 100% eficaces, teniendo a mano a Darwin y a Pasteur como coartada teórica para producir toda una industria de artificios específicos vendibles (antibióticos, vacunas, etc…).
Pronto el poder advirtió que esa misma industria farmacéutica incipiente podía mantener una cara amable para el público, como si fueran sus benefactores, y a la vez mantener otra cara privada para investigar y producir armamento biológico.
Más y más armamento biológico, según obtenía más y más atenciones por parte del poder y el capital.
Y así el siglo XX se vio azotado con nuevas enfermedades de diseño, completamente desconocidas en la historia previa (como la “gripe” española, el sida, las “gripes” aviar y porcina, etc…).
Tras dos guerras mundiales, mucha propaganda, dar comisiones a los médicos que recetasen antibióticos, y unas cuantas prácticas mafiosas más, hoy día la celebridad que fue Quinton está en un increíble olvido histórico. Los resultados de su método terapéutico siguen siendo tan indiscutibles como siempre, pero éste está declarado ilegal en Europa.
El plasma isotónico se distribuye en círculos minoritarios, aunque camuflado como “complemento nutricional” ya que contiene todos los elementos de la tabla periódica que precisa el organismo, en su proporción exacta. Además el intestino absorbe directamente estas sales, al encontrarse ya pre-digeridas.
Arturo Rafael Seguí López
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