jueves, 27 de septiembre de 2012

En el embarazo, la vitamina D es esencial para el desarrollo del cerebro, afirma un estudio

A los bebés cuyas madres tuvieron niveles adecuados parecía irles mejor en pruebas mentales y motoras

La deficiencia de vitamina D durante el embarazo podría entorpecer el desarrollo cerebral de los bebés, obstaculizando sus habilidades mentales y motoras, sugiere un estudio reciente.
 Investigadores de España midieron el nivel de vitamina D en la sangre de casi 2,000 mujeres que estaban en el primer o segundo trimestre del embarazo, y evaluaron las capacidades mentales y motoras de sus bebés más o menos a los 14 meses de edad. Los investigadores hallaron que los hijos de las madres con deficiencia de vitamina D puntuaron más bajo que aquellos cuyas madres tenían niveles adecuados de la vitamina solar.

"Estas diferencias en las puntuaciones de desarrollo mental y psicomotor no parecen plantear una diferencia a nivel individual, pero podrían tener un impacto importante a nivel poblacional", señaló la autora líder del estudio, la Dra. Eva Morales, epidemióloga médica del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona.

En general, las puntuaciones más bajas en estas pruebas podrían conducir a unos coeficientes intelectuales (CI) más bajos en estos niños, añadió Morales.

El estudio aparece en la edición en línea del 17 de septiembre y se publicará en la edición impresa de octubre de la revista Pediatrics.

Investigaciones anteriores han relacionado unos niveles insuficientes de vitamina D durante el embarazo con impedimentos del lenguaje en los niños a los 5 y 10 años de edad.

A pesar de estas conexiones, los expertos siguen debatiendo qué cantidad de vitamina D deben recibir las mujeres embarazadas.

El Instituto de Medicina, un grupo independiente de EE. UU. que aconseja al público, recomienda que las mujeres embarazadas reciban 600 unidades internacionales (UI) al día de vitamina D, y no más de 4,000 UI al día. Sin embargo, la Sociedad Endocrina (Endocrine Society) afirma que 600 UI no previenen la deficiencia, y que quizás se necesite un mínimo de 1,500 a 2,000 UI al día.

Bruce Hollis, director de ciencias nutricionales pediátricas de la Universidad Médica de Carolina del Sur en Charleston, señaló que las 600 UI recomendadas al día probablemente sean suficiente para fomentar una buena salud esquelética en los fetos, pero que "básicamente no hace nada" por prevenir otras enfermedades.
Otros estudios han reportado que unos niveles prenatales bajos de vitamina D podrían debilitar el sistema inmunitario de un bebé y aumentar el riesgo de asma y otras afecciones respiratorias, así como de enfermedad cardiaca.

Hollis recomienda que las mujeres que están embarazadas, o que deseen quedar embarazadas, consuman 4,000 unidades de vitamina D al día.

Las mujeres deben tomar complementos o pasar de 10 a 15 minutos al sol durante el verano, si tienen la piel clara, para obtener este nivel de vitamina D, añadió Hollis. Obtener tantas UI a partir de alimentos ricos en vitamina D, como los pescados grasos y la leche fortificada, resultaría difícil.

En el estudio actual, Morales y colegas midieron los niveles de vitamina D en 1,820 mujeres embarazadas que vivían en cuatro áreas de España. La mayoría estaba en el segundo trimestre.

Los investigadores hallaron que 20 por ciento de las mujeres tenían deficiencia de vitamina D, y otro 32 por ciento tenían niveles insuficientes de la vitamina.

Morales y cuelgas hallaron que los bebés de las madres cuyos niveles prenatales de vitamina D eran deficientes puntuaron en promedio 2.6 puntos menos en una prueba mental y 2.3 puntos menos en una prueba psicomotora alrededor de los catorce meses de edad que los bebés de las mujeres cuyo nivel prenatal de vitamina D resultaba adecuado.

Las diferencias entre los cuatro y cinco puntos en estas pruebas neuropsicológicas podrían reducir el número de niños con una inteligencia superior a la promedio (unas puntuaciones de CI por encima de los 110 puntos) en más de 50 por ciento, anotó Morales.

Los autores tomaron en cuenta otros factores que podrían influir sobre el desarrollo mental y motor de los bebés, como el peso al nacer, la edad materna, la clase social y el nivel educativo de la madre, y si la madre bebía alcohol o fumaba durante el embarazo.

El estudio halló un vínculo entre la deficiencia de vitamina D durante el embarazo y el desarrollo cerebral de los bebés, pero no probó la existencia de causalidad.

Para obtener una mejor idea de qué significan estas diferencias en las puntuaciones del desarrollo, los autores deben evaluar a los niños cuando tengan 7 u 8 años y hayan comenzado a aprender a leer y escribir, planteó la Dra. Ruth Lawrence, directora médica del Centro de Estudio sobre la Lactancia Materna y la Lactancia Humana del Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Nueva York.

Este estudio tampoco aborda la dieta de los bebés, señaló Lawrence. Aunque la vitamina D se halla tanto en la leche materna como en la fórmula, el colesterol y el aminoácido taurina solo se encuentran en la leche materna, y también afectan el desarrollo del cerebro tras el nacimiento, añadió.

Lawrence aconseja a las mujeres embarazadas que acudan a una consulta dietaria en el primer trimestre, y que consideren la complementación con vitamina D. "Nos hemos dado cuenta de que la vitamina D tiene un impacto mucho más importante que solo prevenir el raquitismo", planteó.

La vitamina D podría tener beneficios adicionales para las futuras madres. Otras investigaciones llevadas a cabo por Hollis y su equipo hallaron que las mujeres embarazadas que toman vitamina D podrían reducir su riesgo de diabetes e hipertensión relacionadas con el embarazo.

Estudios iniciales que sugerían que unos niveles altos de vitamina D podían llevar a defectos congénitos resultaron falsos, comentó Hollis.

Las mujeres pueden recibir hasta 50,000 UI al día antes de preocuparse de consumir demasiada vitamina D, apuntó Hollis. Un exceso de vitamina D puede llevar a aumentos súbitos de los niveles sanguíneos de calcio, lo que a su vez puede llevar a daño renal y nervioso, y a arritmia cardiaca.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Eva Morales, M.D., Ph.D., M.P.H., postdoctoral research fellow, medical epidemiologist, Childhood Research Program, Center for Research in Environmental Epidemiology, Barcelona, Spain; Bruce Hollis, Ph.D., director, pediatric nutritional sciences, and professor, pediatrics, biochemistry and molecular biology, Medical University of South Carolina, Charleston; Ruth Lawrence, M.D., professor, pediatrics, obstetrics and gynecology, medical director, Breastfeeding and Human Lactation Study Center, University of Rochester School of Medicine, Rochester, N.Y.; October 2012 Pediatrics
HealthDay

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