miércoles, 5 de noviembre de 2014

¿Dormir mejora el aprendizaje?

Uno de los trucos que siempre se les da a los jóvenes que necesitan estudiar para un examen, es que duerman después de haberse apropiado de los contenidos. 

De esta forma, en teoría, los conocimientos se consolidan. Sin embargo, ¿cuánto hay de cierto en esta idea? ¿Se trata tan solo de un mito o el sueño puede mejorar realmente el aprendizaje?

Un estudio realizado en la Universidad de Nueva York ha demostrado, por primera vez, que dormir después de una sesión de estudio potencia las conexiones sinápticas (la conexión de una neurona con otras para transmitir la información).

Estos investigadores profundizaron en los mecanismos del sueño y se preguntaron cómo era posible que este facilitara la retención y convirtiera la información en un recuerdo estable y duradero. Así, trabajaron con un grupo de ratones, a los cuales les inyectaron unas proteínas fluorescentes en el cerebro. Al usar un microscopio con escaner láser, estas proteínas les permitieron rastrear la imagen de las dendritas antes y después de que los ratones aprendiesen una nueva habilidad, en este caso, correr sobre una cuerda.

Algunos ratones durmieron después del ejercicio mientras a otros se les mantuvo despiertos. Así se pudo apreciar que después del sueño, habían más conexiones dendríticas. Específicamente, se observó que habían aumentado las espinas dendríticas, una parte minúscula de la dendrita a través de la cual se transmite la información. Esto sucedía durante la fase de sueño no REM.

Los investigadores también notaron que las mismas neuronas que se habían activado durante el aprendizaje, se reactivaban durante el sueño pero que las conexiones variaban dependiendo de si los ratones habían corrido hacia adelante o hacia atrás en la cuerda, lo cual nos demuestra que cada aprendizaje sigue una red neuronal diferente.

Este fenómeno continuó incluso después de que los ratones despertaran, un proceso que se extendió entre 8 y 24 horas. 

¿Cuál es la enseñanza práctica?

Estos resultados demuestran que el sueño, al menos a nivel celular, no es un proceso apacible y de descanso sino todo lo contrario. Nuestras neuronas siguen trabajando y están en continua transformación porque procesan la información que adquirimos mientras estábamos despiertos. De hecho, el sueño es una estrategia muy eficaz para potenciar las conexiones sinápticas y consolidar el aprendizaje.

Por tanto, si tienes que memorizar alguna lección o aprender una nueva habilidad, apenas termines, sería conveniente que duermas un poco. Ni siquiera se necesita un sueño muy profundo, una siesta corta podría bastar.

Otros estudios también sugieren que durante el sueño los acontecimientos del día pierden, al menos en parte, su impacto emocional. Por eso, ahora más que nunca es válido ese antiguo consejo: "si tienes un problema, consúltalo con la almohada".

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