Ya va para 100 años que dura esta guerra entre los defensores de la medicina alopática (convencional/oficial) y aquellos que apoyan la medicina natural o funcional.
La medicina funcional se presenta bajo diferentes formas: medicina herbaria (1,2), ayurvédica y china, que fueron los tratamientos dominantes durante cientos de años (3-5).
Pero a finales del XIX y principios del siglo XX, la teoría de los gérmenes (6,7) sobre la causa de las enfermedades comenzó a tomar el relevo, junto con los avances tecnológicos como los rayos X, el microscopio electrónico (9) y el uso de antibióticos (10, 11).
Surgieron unas nuevas escuelas médicas que enseñaban a los futuros médicos cómo utilizar las nuevas herramientas de diagnóstico, el uso de nuevos medicamentos y procedimientos para derrotar a los invasores externo del cuerpo. Los médicos se convencieron de que la mayoría de las enfermedades estaban causadas por los gérmenes, las bacterias, los virus, o células díscolas que necesitaban ser cortadas, erradicadas o controladas por estos nuevos avances médicos (11).
La medicina natural fue considerada anticuada y no científica. Las escuelas de medicina dejaron de enseñar esta forma de medicina y las licencias médicas empezaron a darse únicamente a los que se graduaban en estas nuevas escuelas de medicina que se habían establecido por todo el país. Los médicos naturópatas empezaron a ser calificados de charlatanes, del mismo modo que los quiroprácticos, los nutricionistas y los acupunturistas, y todo el resto de médicos de las llamadas medicinas naturales.
Pero a finales de los años 40 y principios de los años 50, los defensores de la medicina natural iniciaron un empuje. Bajo el liderazgo no oficial de Linus Pauling, un pequeño grupo de científicos y médicos comenzó a tratar diversas enfermedades cerebrales, tales como la depresión y la esquizofrenia (12) con dietas y suplementos nutricionales. Se mostraron satisfechos con los resultados de este nuevo enfoque y Pauling desarrolló finalmente protocolos para el tratamiento, lo que se denominó la “psiquiatría ortomolecular” (13,15).
Mientras que Pauling y otros pioneros, como Abram Hoffer (16), se mostraron satisfechos de los progresos relacionados con los trastornos del cerebro, el resto de cuerpo también fue objeto de atención. El movimiento contestatario de los años 1960 creó una pequeña corriente de interés hacia los tratamientos no convencionales. La nutrición y remedios herbales se convirtieron en lo más notorio de este tipo de contracultura. Otros pronto siguieron el mismo camino, ya que resultó que la medicina convencional lograba menos éxitos de lo que muchos esperaban. Las visitas a los naturópatas, quiroprácticos y acupunturistas comenzaron a aumentar, mientras que aumentaba la lista de los peligrosos efectos secundarios provocados por los medicamentos que se recetaban.
Los primeros líderes de este movimiento de tratamientos holísticos, tales como Andrew Weil, Bernie Siegel y Dean Ornish, aparecieron en la década de 1980 tras la publicación de libros con un punto de vista innovador. Otro líder fue Joseph Pizzorno, que cofundó la Universidad de Bastyr en 1978 para la formación de los médicos naturópatas. Ahora es reconocida como una de las escuelas de primer nivel en todo el mundo de medicina natural.
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, se produjo un movimiento para demostrar que el cerebro y el cuerpo realmente trabajan juntos para el beneficio del organismo. Esto contradecía lo dicho durante más de 400 años de pensamiento médico tradicional, que comenzó cuando el filósofo francés René Descartes dijo que el cerebro estaba totalmente separado y que no tenía influencia relevante en la salud corporal (17).
Muchos médicos ha refutado esta teoría y han establecido claramente la conexión entre mente y cuerpo (18).
Otro paso adelante
Esta medicina no convencional ha recibido muchas denominaciones en los últimos 50 años: natural, holística, alternativa, complementaria, integrativa o funcional.
Integrativa y funcional se convirtieron en los nombres más comunes en los años 90, cuando empezaron a unirse los dos tipos de medicina para responder mejor a las necesidades de un público confuso y frustrado.
Este esfuerzo de integración dio un paso adelante durante la campaña presidencial del año 1992. A parecer, Ross Perot, candidato a la Presidencia de los Estados Unidos, solicitó a Hans Nieper, un médico alemán, algunas ideas sobre cómo reformar el sistema de atención sanitaria de los Estados Unidos. El Dr. Nieper había alcanzado una cierta notoriedad por sus tratamientos contra el cáncer y la esclerosis múltiple mediante sustancias totalmente naturales. Su propuesta de reforma cayó finalmente en manos de Bill Clinton, que después de ser elegido solicitó a Bill Richardson que elaborara una legislación que acelerará la investigación y la utilización de los protocolos de la medicina natural.
Con la ayuda del Senador Orrin Hatch de Utah, se aprobó una legislación que llevaba el título de “Ley de Salud y Educación sobre Suplementos Dietéticos” (DSHEA) de 1994 (19). Este proyecto de Ley no sólo protegía el derecho de las personas a usar suplementos dietéticos, sino que también ayudó en la financiación de investigaciones sobre la eficacia de diversos suplementos nutricionales y tratamientos naturales (20).
En los últimos 20 años, desde que se realizaron estos significativos cambios en las políticas a nivel nacional, se han producido otros muchos cambios en el paradigma médico. Las evidencias han ido dejando al descubierto al modelo de medicina convencional, que simplemente no funciona.
Peligrosos signos de fracaso
Mientras que las medicinas natural y holística están recibiendo un gran impulso, acontecimientos nada favorables están dando al traste con la medicina convencional:
– El porcentaje del PIB de los Estados Unidos destinado a gastos sanitarios crece gradualmente: era del 5,2% en 1960 (21) y se estima que llegará al 20% en 2021 (22).
– Estados Unidos gasta casi dos veces más que otros países industrializados en asistencia sanitaria (per cápita) y sin embargo se sitúa en uno de los niveles más bajos en prácticamente todos los registros de salud de la población (24,25).
– Alrededor del 95% de cada dólar que se gasta en atención médica se hace en el tratamiento y menos del 5% en prevención, a pesar de que más del 70% de muchas enfermedades mortales, como la diabetes tipo II, las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer de colon se pueden evitar cambiando el estilo de vida (26,27).
– Un artículo aparecido en la revista New England Journal of Medicine informaba que más de 100 mil millones de dólares se gastaron en angioplastia con balón y revascularización coronaria en el año 2007, sin embargo, sólo el 3% de los pacientes con bypass vieron alargada su vida (28).
– Los medicamentos recetados provocan unas 700.000 visitas a los servicios de urgencia cada año (29) y más de 41.000 muertes (30).
– Los datos más recientes estiman que se producen unas 400.000 muertes hospitalarias cada año que son evitables (31).
– En el libro de Gary Null Muertes por Medicinas, se señala que el número total de muertes evitables por la Medicina convencional se sitúa en torno a las 783.936 personas al año (32).
– El Dr. David Eddy hizo un estudio sobre las evidencias científicas presentes en los tratamientos médicos convencionales. Un artículo publicado en la revista Business Week en el año 2006 citaba el estudio del Dr. Eddy y decía que sólo entre el 20 y el 25% de los tratamientos a los pacientes habían demostrado ser eficaces (33).
– La revista Journal of Clinical Evidence informa que sólo el 11% de los tratamientos médicos convencionales pueden calificarse de beneficiosos mediante ensayos aleatorios controlados (34).
Hay algunas cosas positivas que informar sobre la medicina convencional. En la atención de las afecciones agudas se han dado grandes avances, sobre todo en la tecnología relacionada con la cirugía. La cirugía se ha hecho menos invasiva, con mayores tasas de éxito en muchas operaciones.
Sin embargo, todavía existe un problema relacionado con el número de operaciones innecesarias que se realizan, por ejemplo, cirugías de rodilla, cirugías de la espalda, angioplastias y cirugías del corazón. Si se terminase con estas innecesarias operaciones, la atención de las afecciones agudas podría convertirse en la más destacada rama de la medicina convencional.
Mientras que la medicina convencional está siguiendo una funesta trayectoria en el tratamiento de las enfermedades crónicas, está sucediendo justamente lo contrario en lo que se refiere a la medicina holística/funcional. Mostramos algunos ejemplos:
– Un relevante estudio publicado en la revista médica Lancet Oncology descubriía que una dieta vegetariana, la práctica del yoga, la meditación y cambios en el estilo de vida aumentaba la longitud de los telómeros. Una menor longitud de los telómeros se ha asociado con la hipertensión, obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer de próstata (35).
– El Instituto de Medicina informaba en el Wall Street Journal que un enfoque holístico en el tratamiento de los problemas de salud, que utiliza lo mejor de la medicina convencional junto con terapias alternativas como la meditación, el yoga, la acupuntura y la medicina herbaria, que se ha demostrado científicamente que resulta eficaz desde el punto de vista médica y en los costes (36).
– El libro Nutritional Medicine tiene más de 15.000 referencias científicas que demuestran que los alimentaos saludables y los complementos alimenticios pueden prevenir, y en ocasiones revertir casi todas las enfermedades crónicas (37).
Estas evidencias relacionadas con los protocolos de la medicina holística/funcional han sido recogidas en cientos de artículos en revistas revisadas por pares. Sin embargo, el establishment médico, a pesar de todo el dinero utilizado, ha sido incapaz de contener esta tendencia, aunque sí que ha realizado algunos giros tácticos muy inteligentes. Siempre ha atacado la medicina natural desde sus asociales médicas ortodoxas, mientras que las grandes Empresas Farmacéuticas han usado su enormes ingresos para controlar los Congresos, grandes sectores académicos y los medios de comunicación. Han logrado que la medicina natural se considerase como no científica.
Estas tácticas se han debilitado en la era de Internet, ya que las personas pueden acceder a información que no está controlada por los principales medios de comunicación y sus grandes anunciantes: las Empresas Farmacéuticas.
El principio del fin
El castillo de naipes de la medicina convencional está a punto de derrumbarse después de que la prestigiosa Clínica de Cleveland anunciase que se iba a reconvertir en funcional. El Presidente y Director General de la Clínica Cleveland, el Dr. Delos Cosgrove, “Toby”, anunció recientemente una serie de cambios significativos, entre los que se encuentran (38):
– El desarrollo de las primeras jornadas de medicina funcional, tituladas “Perspectivas funcionales en la alimentación y la nutrición: un tratamiento médico en ascenso”.
– Pruebas de investigación de modelos de medicina funcional frente a la medicina convencional en el tratamiento de una serie de enfermedades crónicas, como la diabetes, el asma y las enfermedades autoinmunes.
– La creación de un Instituto de Bienestar y el nombramiento del primer Oficial de Salud a nivel nacional.
– La creación de una Clínica de Terapia Herbaria China, una de las primeras en todo el país.
– Una inversión de capitales por valor de 6,2 mil millones de dólares en la creación de hospitales, centros de salud y clínicas ambulatorios en una dirección decididamente holística.
Se trata del mayor impulso en la dirección de la medicina holística en todo los Estados Unidos y gran parte de los logros se deben al Dr. Mark Hyman, quien se reunió con el Dr. Cosgrove varias veces durante los últimos años. El Dr. Hyman es el Presidente del Consejo del Instituto de Medicina Funcional y uno de los verdaderos líderes del movimiento de la medicina funcional.
Durante dos años, el Dr. Cosgrove ha tratado de llevar al Dr. Hymann a Cleveland. El Dr. Hyman no accedió en un principio a las propuestas de Cosgrove, respondiéndole: “No me queréis allí. De ir allí os iba a decir que la mayoría de las cosas las estáis haciendo mal, que estáis perjudicando a la gente, que me gustaría llevar a cabo programas que van a vaciar la mitad de los hospitales y limpiar la mayoría de sus procedimientos, reduciendo la estancia en los mismos y las visitas al médico. ¿Está usted de acuerdo con eso?”. El Dr. Cosgrove no renunció a su compromiso en la nueva dirección y ha continuado en el impulso con la ayuda del Dr. Hyman (38).
Este destacado pronunciamiento sobre la medicina convencional es bastante similar a una declaración que hizo el Dr. Hyman en una audiencia en el Senado de los Estados Unidos sobre la atención de la salud, hace unos años (39):
“No vamos a resolver la actual crisis en la atención sanitaria si no hacemos las cosas incorrectas de mejor manera”.
La suerte está echada, y la medicina convencional no debiera resistirse al cambio y debiera empezar a considerarlo. Esta es una batalla que sólo creen que van a poder ganar los que también creen en la medicina convencional, y cuanto más se resistan al cambio, más credibilidad y respeto perderán. Se trata del comienzo del fin de la guerra en la Medicina.
El Dr. Charles Bens es especialista en nutrición y utiliza la medicina funcional. Utiliza la educación nutricional, junto con herramientas de bienestar natural, para ayudar en los cambios del estilo de vida, la pérdida de peso, el dejar de fumar o la prevención o reversión de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2.
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