Me advirtió de ello Vicente Fisac, una persona que conoce bien a la industria farmacéutica, no obstante ha trabajado durante años llevando la Comunicación del laboratorio AstraZeneca, la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética, lleva tiempo «vendiendo» la excesiva sudoración como si fuese una enfermedad que hay que tratar.
Para ello «nada mejor -explica- que un tratamiento de unos 1.000 euros al año que hay que seguir repitiendo todos los años de nuestra vida». Os cuento.
Hoy las sociedades de profesionales de un campo concreto juegan un papel importante en el ámbito del marketing sanitario. Por eso dicha Sociedad ha emitido una nota de prensa que promociona una enfermedad para vender luego un tratamiento concreto.
Lo llaman hiperhidrosis o lo que es lo mismo, sudoración excesiva, es mal de muchos y consuelo de pocos. Según esos «especialistas» se estima que la padece el 3% de la población, es decir un millón largo de la población en España.
Esos profesionales de la cosmética dicen que más del 50% de los casos son de hiperhidrosis axilar, vamos de personas que sudan mucho por los sobacos. Y al parecer existe una escala de severidad de la hiperhidrosis (Hyperhidrosis Disease Severity Scale).
A muchas personas la sudoración
les resulta difícilmente tolerable o simplemente intolerable y compromete sus actividades habituales», siempre según esos profesionales.
Y también al parecer, existe un índice de calidad de vida dermatológico (Dermatology Life Quality Index), que puntúa de 0 a 30 siendo 30 la peor calidad de vida en relación con enfermedades de la piel.
Bueno, pues resulta que las dos patologías con mayor puntuación son la hiperhidrosis palmar y axilar, con puntuaciones medias de 18 y 17 respectivamente. Esto no parece que nos diga mucho pero le da un aspecto «científico» al asunto.
Y todo ello para que el doctor J. Víctor García, presidente de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética, nos avise de que el 70% de los pacientes con sintomatología no acuden al médico. El galeno claro, apunta la «solución»:
probablemente porque desconocen que se trata de una patología con soluciones muy eficaces y seguras, entre ellas el empleo de la toxina botulínica«.
Y es que, aunque el sudor es una secreción estéril e inodora, no deja de ser agua (90%). Eso sí «que moja, y mucho, al cabello y lo macera, lo riza o lo encrespa y, en definitiva, afecta a la imagen. Muchos de los pacientes confiesan que el problema se resolvería lavando el cabello, secándolo adecuadamente y peinándolo de nuevo, pero eso supondría un tiempo del que no disponen».
Así describen desde la citada (¿y temible?) «enfermedad». Y continúan:
Dicen los pacientes que no la pueden controlar, que desborda las zonas con pelo y se desliza por el cuello, las sienes o la frente, y que resulta muy desagradable y les incomoda sobremanera.
En el caso de las personas que acuden al gimnasio, y particularmente en el caso de las mujeres, afirman que supone un gran problema porque afecta al cabello y, con ello, al peinado resultando un inconveniente para quienes, después de la sesión de ejercicio, deben continuar con sus actividades laborales o sociales».
En el caso de las personas que acuden al gimnasio, y particularmente en el caso de las mujeres, afirman que supone un gran problema porque afecta al cabello y, con ello, al peinado resultando un inconveniente para quienes, después de la sesión de ejercicio, deben continuar con sus actividades laborales o sociales».
Y toda esta charla de vendedores pesudocientíficos para vendernos el tratamiento:
Ello nos ha llevado a considerar la posibilidad del empleo de la toxina botulínica, cuya utilización en la hiperhidrosis axilar ya está consolidada y autorizada».
Ahora viene la cita del experto de turno que de el toque de autoridad al tema. En este caso esta Sociedad ha «seguido para ello los pasos de la Dra. Dendy Engelman«, una dermatóloga neoyorkina de la celebrities con mucho glamour.
Sobre Botox, principal marca comercial de la toxina botulínica sabe mucho, vaya que se pone hasta las cejas pero literalmente. Ella mismo lo cuenta en este entretenido reportaje, puro periodismo de datos:
La doctora usa Botox aproximadamente tres veces al año, que le cuesta entre 300 y 400 dólares por área (entre las cejas, la frente y las patas de gallo). Recibe relleno en la cara media una vez cada doce o 18 meses, lo que generalmente cuesta entre 1.100 y 1.500 dólares por jeringa.
De sudoración excesiva no cuenta nada en ese reportaje pero los de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética nos indican que para tratar la hiperhidrosis:
Se realizan entre 150 y 200 microinyecciones de toxina botulínica diluida en el cuero cabelludo, en una única sesión. El tratamiento resulta prácticamente indoloro porque se puede utilizar anestesia tópica y porque se emplean agujas muy finas con una jeringa automatizada. El resultado se instaura en 2-3 días y dura más de 6 meses; en la mayoría de pacientes la sudoración desaparece por completo».
El precio de la sesión oscila entre 700 y 900 euros, en función de las unidades terapéuticas que se estimen necesarias. Y si alguien está preguntándose por los efectos secundarios, el presi de estos dermatólogos «tranquiliza»:
La calidad y el crecimiento del pelo no se ven afectados. Tampoco se han detectado otros efectos secundarios«.
No dudo que pueda haber personas con una sudoración excesiva pero de ahí a considerarlo una enfermedad, incitar a la visita al médico e intentar extender así las indicaciones de Botox… La nota de prensa que uso para este post es de 2016 pero sólo hay que hacer una simple búsqueda en internet para ver que el negocio de la venta de esta «enfermedad» crece.
Y con respecto a lo de que esos medicamentos con toxina botulínica no tienen efectos secundarios es simplemente MENTIRA. No dejéis de leer el post que escribimos en febrero de este mismo año: Botox, Vistabel, Bocouture, Azzalure: ¿Epidemia de secuelas por inyección de toxina botulínica?
Por Miguel Jara 1 de octubre de 2019