Una nueva moda entre los adolescentes se está haciendo popular en Europa y Estados Unidos se trata de I-Doser; Una droga que mediante sonidos promete alucinaciones y estados de éxtasis.
Las drogas auditivas son un nuevo concepto que se le da a la combinación de sonidos binaurales que provocan en cierta forma los mismos efectos de las drogas conocidas como cocaína, marihuana, etc., sin consumirlas.
No son drogas, sino sonidos extraños que luego de estar escuchandolos un buen rato sin pensar en otra cosa, tu cabeza queda como acostumbrada a estos sonidos y aturdida y empiezas a sentirte algo raro.
I-Doser o Doser, es un software que permite experimentar las sensaciones que produce tomar todo tipo de drogas, o al menos algo similar, mediante métodos auditivos. I-Doser ofrece una aplicación y una serie de CDs que incluyen una serie de pistas que, dependiendo de su ritmo y duración, simularán los efectos de una droga u otra.
El funcionamiento es muy sencillo: El usuario selecciona una pista, dependiendo de los efectos que desee experimentar y, utilizando unos auriculares (aparentemente el efecto no es el mismo con parlantes), escucha la música. Según el fabricante, la audición logra sincronizar las ondas cerebrales de quien lo escucha, recreando de forma segura para el organismo los efectos de la droga.
La lista de sustancias que emula I-Doser incluye marihuana, peyote, opio y cocaína. La duración de los efectos depende de la persona, pero para maximizarla, se recomienda relajación y, preferentemente, escuchar las pistas con los ojos cerrados.
La Historia del sonido como estimulante cerebral
Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del hombre se ha visto complementada e influida por la música, a la cual se le han atribuido una serie de funciones. Ésta ha sido un medio de expresión y comunicación no verbal y, debido a sus efectos emocionales y motivacionales, se ha utilizado como un instrumento de manipulación y control del comportamiento de grupos e individuos.
Uno de los ejemplos de ésto es el El Infrasonido, que actúa transmitiendo temor a quienes lo escuchan, o los sonidos que contribuyen a la relajación del cuerpo y que son comunmente utilizados en cualquier clase de yoga.
Podemos pensar, por ejemplo, en las marchas de guerra, en la música tocada en los supermercados, oficinas o discotecas, los himnos nacionales, etcétera. También posee una función facilitadora en el establecimiento y la permanencia de las relaciones humanas, así como en la adaptación social del individuo a su medio.
Por otra parte, la música es un estímulo que enriquece los procesos sensoriales, cognitivos (como el pensamiento, el lenguaje, el aprendizaje y la memoria) y motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio.
En los últimos años, ha cobrado gran importancia su función terapéutica (musicoterapia) en una gran diversidad de estados patológicos. Sin embargo, hace falta investigación científica relacionada con la influencia que ejerce en el comportamiento, ya que en su mayor parte las aplicaciones se basan en la experiencia a través de ensayo y error y en el sentido común.
Los sonidos binaurales modifican el estado mental.
Se supone que los sonidos binaurales (u holofónicos) están diseñados para recrear sensaciones de tridimensionalidad en el cerebro, haciéndole creer que está inmerso en determinado ambiente. Por eso, sin importar si estos poseen una base firme e innegable o si sólo sirven como placebo en algunos casos, algunos creen que no pierde nada con intentarlo.
La exactitud del efecto terapéutico de los sonidos binaurales es muy cuestionable, pero lo que no se puede negar es que el sonido en general afecta a los estados de la mente.